03. ALGO LE OCURRE A MI NIÑA (María José Sánchez) (Fuera de concurso)
La noche envuelve cualquier pensamiento en azabache plateado. Selene se refleja en el océano, y este le devuelve una imagen mejorada. La belleza lunar se suma a la de las aguas. El resultado es de ensueño. Los pescadores echan horas interminables a bordo de pequeñas embarcaciones para pesca menor. Son hombres rudos, de piel curtida por el sol, castigada por gélidas madrugadas, pero de gran corazón. Mientras trabajan, recuerdan a tantos compañeros perdidos. Miran al cielo y los ven en cada estrella. Eolo despierta e inspira para soplar bien fuerte, poniendo a prueba la fortaleza del María del Mar, del Rosario y del Carmencita. Todos llevan nombres de personas muy amadas y despedidas en cada partida. Con el tiempo se hacen más largas, harto difíciles, las ausencias. Madres e hijas se encomiendan a la Virgen marinera.
Mar sale de verbena con sus amigas. En pleno mes de agosto, no paran las fiestas. Bebe demasiado. Se pierde, desorientada por los efectos de una primera borrachera, y va a parar al puerto. ¡Dios! ¡Se sienta con tremenda melopea en el borde… ! No sabe nadar. Su cuerpo cede. Cae.
Marino regresa anticipadamente. Justo para salvarla. Es pescador, padre y, ahora también, brujo.
Mi queridísimo marinero Juan. Merece la pena escribir para luego leer tus preciosos comentarios, que se nota te nacen del corazón. Generoso como nadie. Siempre eres fuente de erudición y sabiduría, con lo cual cada referencia que haces me lleva a recordar conceptos, autores, etc. Refrescar conocimientos es algo maravilloso. La biografía de Pereda me resulta apasionante. De novela realista he leído más de su contemporáneo Pérez Galdós. Miau, Fortunata y Jacinta… Respecto a los Episodios Nacionales me ha comentado una amiga que son geniales; lo mismo algún día me animo a leerlos.
El mar, la mar, lo mejor que Dios creó. Admiro a sus gentes; ejemplo de valor y trabajo. Enciclopedias de la vida. Igual que la gente del campo. El contacto con la naturaleza hace que sean seres especiales.
Sí que el padre presiente que la vida de su hija peligra. Quizá porque ella se sumerge en ese medio tan natural a la par que habitual para él. Acude a tiempo.
Juan, admirado Juan. No sé cómo corresponder a tanta bondad.
Toneladas de besitos de yodo y sal para ti.
T u E t e r n a a d m i r a d o r a.
¡Lapsus total, Juan! ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO!
BESITOS HASTA LA SACIEDAD.
Comienzas con una hermosa estampa donde se funden la belleza de la luna y la del mar. En este medio natural faenan las aguas los esforzados y sencillos pescadores, alejados de sus familias, que siempre esperan su regreso con inquitud. La caída de Mar en el puerto y la aparición del padre que llega a socorrerla suponen un giro hacia un mundo mágico, su acertada intuición, el amor paternal y la salvación de la joven adolescente.
Muy bien escrito, querida María José. Suerte y besos.
Muchas gracias, Carmen, bonita. Soy una enamorada del mar. Cuando tengo ocasión de contemplar la luna reflejada en él, con las barcas y barquitos de fondo pescando, esas lucecitas que se pierden en la inmensidad del gran azul… Es lo más bello que existe. Te quedas con una enorme sensación de sosiego. Para mí, no hay nada comparable. Me alegra que te haya agradado leerme.
Gracias de nuevo, querida amiga.
Montones de besitos.
Mucha suerte, Carmen. Se me olvidaba.
María José, es idilico ese primer momento; parece que la jornada es una mas hasta que con habilidad cambias el entramado para llevarlo a ese precioso final. Suerte y saludos
Muchas gracias, querida Calamanda. Si el final te ha gustado, es que he conseguido captar tu atención. Ya me doy por más que satisfecha. Pienso que el mar nos inspira a casi todos, como no sea que te guste más la montaña, el campo. Yo me quedo con la playita.
Gracias otra vez, preciosa. Besitos y mucha suerte para ti.
El mar es fuente de vida, pero también de lo contrario. Un espacio noble al que siempre hay que tenerle respeto, algo que sabe mejor que nadie las gentes que viven unidas a él. Es, a la vez, un lienzo cambiante en el que se dibuja una belleza que parece inmensa. También es una frontera que separa a las personas dividiéndolas en dos mundos distintos, con ausencias obligadas, necesarias, pero también dolorosas. Los nombres de os familiares más queridos en las embarcaciones es un intento, muy humano de tratar de sobrellevar esas situaciones difíciles, marcadas por la distancia. El final de tu relato levanta todas las alarmas, al dar la impresión de que el mundo líquido va a cobrarse una nueva pieza. Por suerte, no siempre los desenlaces son negativos. A veces, ese coloso que llamamos mar, u océano, permite que alguna víctima segura sea indultada. Por otro lado, es lógico que así haya sido, cuando la persona rescatada se llama Mar y su rescatador, Marino.
Un relato en el que, con una redacción que podría calificarse de entusiasta, se percibe el respeto y quizá, hasta el cariño, por un elemento al que tanto debemos y que impone su ley en la mayor parte de este planeta mal llamado Tierra.
Un saludo, María José
Hola, Ángel. Muchas gracias por tu extenso, además de detallado, comentario. Creo que no has dejado nada en el tintero por reseñar del texto. En efecto, el mar es una caricia y, al mismo tiempo, una poderosa garra. Desgraciadamente, raro es el verano que no se tienen noticias de demasiada gente ahogada. El cambio climático también afecta, provocando corrientes en zonas donde antes no había; la confianza conduce a adentrarse en lo más profundo, y esa anómala e inesperada respuesta del medio marino se cobra vidas (bañistas, pescadores, etc.)
Los nombres de los personajes no son aleatorios, claro. Ni los de los barquitos. Todo, acorde.
3/4 del planeta se componen de agua. Llevas razón; la Tierra debería llamarse de un modo que hiciera más justicia a la superior extensión del mar.
Muy agradecida por tus palabras, siempre adecuadas, correctas.
Besitos, Ángel.
Hola, María José. Tu hermosa historia podríamos equiparla a una de esas leyendas marineras clásicas, pero hábilmente pasada por un tamiz moderno y actual, con eso de la melopea y la verbena veraniega. Y, aunque pueda sonar sexista, el que sea una chica la achispada. En otros tiempos seguramente sería un chico el que volvería borracho de la romería. Pues nada, que ne ha gustado. Un beso y suerte.
Muchas gracias por tus siempre bonitos comentarios, querido Jesús. He querido referirme a que Mar, no bebedora habitual, se pasa de rosca con la alegría de la fiesta y tal , y acaba embriagada. No está de más recordar que hay que tener mucho cuidado con el alcohol. Cada vez se empieza antes. Es una verdadera pena que para disfrutar haya que ser beber. En este caso es una chica que, sin siquiera saber nadar, pierde el equilibrio y cae al agua. Igualmente aplicable a un chico que coge un volante…
Gracias, amigo mío. Besitos para ti. Suerte.
Pues en pocas líneas nos has contado no solo una historia sino casi un árbol familiar, con el mar de fondo y de primer plano también. Un texto lleno de colorido y de matices.
Enhorabuena, María José.
Hola, Manoli, Te agradezco de corazón tu tiempo, lectura y reseña. Lo que quería transmitir, entre otras cosas, es precisamente eso: colorido y matices. Que te puedas meter de modo fácil en el paisaje. Hace que se comprenda mejor; al menos esta es mi creencia. Aparte está el tema que le he comentado a Jesús. De todo texto se pueden ir sacando varias conclusiones. Tantas casi como interpretaciones.
Gracias, bonita. Besitos.
Esbozas un cuadro donde la luna es testigo de la quietud y la tempestad, de la belleza y de la muerte. Reflejos de vida donde almas de manos agrietadas luchan por su existencia y la de sus seres queridos. La joven Mar a punto está de fundirse con su nombre, pero el viento, presto, acude a la llamada del amor. Gran relato, María José, enhorabuena. Abrazos y suerte.
Salvador, mi apreciado amigo. Muchas gracias por pasarte por aquí; es siempre para mí un motivo de alegría encontrarte. Tus palabras, amables, cálidas, generosas, me reconfortan y animan cantidad. Intento (a veces lo consigo, otras no tanto) construir historias que toquen un poquito el corazón de quien las lee. En este caso, como tú bien señalas, gente corriente que trata de sobrevivir y mantener a los suyos. El mar, serenidad y furia, todo en uno. Un padre que acude en el instante en que su hija más le necesita…
Miles de gracias. Suerte para ti.
Un abrazote grande.
Qué bien casan poesía, luna, amor y mar. Qué bien ambientada la escena. Qué bien elegidos los nombres de los protagonistas. Y que requetebién rematada la historia con ese giro fantástico, en todos los sentidos.
Muchas gracias, Edita. Me gusta la poesía. Por eso me he aventurado a introducir algo en el texto. Parece que le da un poco de color, como dice Manoli. Es cierto, todo se relaciona en esta historia. Nada es casual. Ocurre así cuando somos nosotros los que creamos. Cada detalle está pensado para producir su efecto.
Muy agradecida por tu lindo comentario.
Besitos, preciosa.
El final me cautivo. Bonito relato. Mucha suerte.
Muchas gracias, María. Me llena de satisfacción que te haya gustado este cuento marinero. La foto, de cara a la temporada que comienza (si lo permiten las tormentas), parece de lo más apropiado. Seguro que entre tod@s le sacaremos todo el partido posible.
Besitos, guapa. Gracias otra vez. Y muchísima suerte.
Hola María José. Habéis salido mis dos «María Josés» (María José Viz y tú) una junto a la otra. Os sigo a las dos porque ambas sois muy buenas, a las pruebas me remito. El relato que presentas para esta convocatoria me gusta mucho, porque es de esos que puedes ir imaginando según lees, por lo bien descrito que está. Siempre se habla del sexto sentido que tienen las madres y me ha encantado que, en esta ocasión, sea el padre el que haga gala de ese sexto sentido para salvar a su hija en apuros. También dicen eso de las «bruxas, que habelas hailas» (creo que es así la expresión en gallego) pues ahora podemos decir de los «bruxos».
Un abrazo y felicidades por este relato tan bonito y bien trabajado. Suerte.
Muchas gracias, Ángel. Creo que tu nombre no es casual, más bien nos indica la clase de ser humano frente al que nos encontramos. A mí, con un poquito de cariño, se me gana del tirón. Es un orgullo que me nombres junto a mi querida tocaya, María José Viz. De ella solo se me pueden pegar cosas buenas. Muchísimas gracias por lo de “muy buena”. No creo merecer tal apelativo, pero viniendo de ti, lo acepto. Sé que, pese a que nos tratamos desde hace relativamente poco tiempo, ya me consideras una amiga. Yo igual a ti.
El sexto sentido puede tenerlo un padre, claro que sí, pues el amor a un hijo lo provoca. Los padres no pasan por un embarazo y parto, lo cual no significa que no den la vida por los seres que son prolongación de ellos. Pueden ser brujillos, por tanto, como Marino.
Besitos virtuales para mi querido amigo.
¡Mucha suerte, Ángel! Siempre se me olvida. Miles de gracias otra vez.
Me encantan las historias marineras. Y la tuya prueba que la intuición paterna- llamada aquí brujería- existe, y si alguien lo pone en duda, que preste atención a Mar, a Marino, y a esa Virgen Marinera que no dejó que ni barcos ni pescadores, ni una muchachita un poco marina y otro poco fiestera, hicieran agua. 😉
Una historia con mucho mar y mucha MARÍA JOSÉ.
Un beso,
Mariángeles
Hola, Mariángeles, bonita. Muchas gracias por comentar.
El mar es tan maravilloso que daría de sí para mil historias que nos inventásemos. Y todas serían cautivadoras, porque él es cautivador. Su embrujo, su misterio atraen a cualquiera. Temperamento y serenidad. Azul, verde, turquesa… Una escala variada de colores enmarca una belleza sin parangón que no cambia. Yo estaría mirándolo eternamente sin cansarme.
Gracias, querida amiga.
Besitos.
María José, nos describes una escena idílica, de noche y luna, de pescadores y mar. Adoro el mar… Luego, de pronto se produce el accidente de Mar. Entonces, aparece la magia del rescate, gracias al que la historia tiene un final feliz.
Muy bonitas las palabras utilizadas y hermosa la historia. Enhorabuena. Te deseo mucha suerte, amiga.
Besos apretados.
Mil gracias por tus siempre cariñosos comentarios, Pilar.
Muchos besos, querida amiga.
Hola, Mª José.
Un texto trabajadísimo y una historia que enamora. Y con final feliz. Has visto cosas que yo no encontré en la fotografía y me alegra tanto leer tu visión optimista. A mí me sugirió, desde el primer instante, negrura.
Un abrazo enorme y suerte.
Hola, Towanda.
Me alegra que te haya gustado. Quise dibujar un cuadro con palabras.
Estoy de acuerdo con Ángel Barceló: aparte de excelente escritora, tienes una humildad que te hace más grande aún.
Muchas gracias, bonita.
Un abrazote y suerte.
Perdona. Quise decir “pintar un cuadro”.