111. ALLENDE EL OCÉANO
El baúl abarrotado. Para padre los puros. Aún lo veía liar con la picadura y no podía menos que sonreír. Disfrutaría con los habanos. Mirar cómo la cara llena de surcos se le alegraba y que, ufano, se regodeara detrás del humo del tabaco, frente a los hombres del bar. A madre, botellas de perfume de litro, con olor a limpio de lavanda. Y los mangos que ya con las semanas de la travesía maduraban más de la cuenta. Se la imaginaba con la fruta en la mano buscándole las vueltas y apartándola, por no saber qué hacer con ella. Pargo y cherna, secados al sol. Café y azúcar de caña. Dinero para arreglar el hórreo. A medida que pasaban los días, el mar se tornaba infinito, la espera insoportable. Tantos años, ninguna carta. Avistó por fin la costa, enredado en elucubraciones. Arribó el barco. Los demás pasajeros fundidos en abrazos con los que iban a recibirlos y él, solo, porque nadie sabía de su vuelta. Más allá de la ría enfiló por el camino de abajo y ganó la aldea, envuelta en la niebla de la mañana. Las casuchas caídas, vacías de gente, llenas de nada.
Me ha emocionado tu relato, Mei. El tema de la emigración ha marcado a generaciones enteras de españoles, sobre todo gallegos y asturianos, a los que pareces referirte aquí. Si terrible tuvo que ser la ida y las vicisitudes del emigrante, más duro es volver a tu tierra y que, como dices, esté «llena de nada». Tristísimo y muy real. Te felicito por tu maestría.
Un abrazo.
Hola Mei.
Relato cargado de recuerdos, de morriña. Me huele a Galicia, a gentes que alcanzaron la madurez lejos de los suyos. Recupera en mí un ciento de imágenes relativas a la emigración; otra diáspora diferente a la que se produce hoy, ahora mismo, la de mi pueblo.
ENHORABUENA. Me encantaría que te llevaras el premio de este mes. SUERTE.
Ton
La emigración contada con detalle y muchas imágenes reconocibles. Me ha gustado el ritmo y la forma que le has dado. Llega a los sentimientos.
Mucha suerte, Mei.
Hola, María. Pues un cuentito muy chulo, como siempre!!!
Aunque me ha sorprendido que precisamente tú, siempre tan atenta a los signos de puntuación, esta vaz hayas dejado al margen los dos puntos y el punto y coma, para escribir un relato de un solo párrafo y hecho a base de frases que, en general, suelen ser muy cortas.
Personalmente me ha despistado un poco al principio, aunque la segunda vez que te he leído, todo encajaba perfectamente.
Es obvio que los regresos siempre resultan cuanto menos extraños: rara vez la imagen que uno se lleva coincide con la realidad que luego se encuentra, y esta realidad es particularmente… gris.
1 besote y mucha suerte 😉
Qué desasosiego tan enorme, Mei… Llegar y ya no encontrar nada ni a nadie. Todos parecen entenderlo y la empatía ayuda, pero el relato sólo llega derechito al corazón de quienes vivimos… y vivimos… donde no hemos nacido. Un abrazo y suerte!
qué triste final, se masca la soledad de lo bien contado que lo has dejado Mei. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Triste vuelta, a mí me ha traído a la mente a tantos emigrantes que cuando vuelven ya no encuentran nada de lo que dejaron y ellos mismos no se sienten ya ni de aquí ni de totalmente de allí a donde partieron.
Muy bien contado.
Felicidades.
Joder, qué relato más bonito. Qué norteño!
Enhorabuena!
Me quedo con el estómago encogido por la desesperanza y la crudeza que nos transmite tu personaje. Es un relato fabuloso. Enhorabuena, Mei.
María José, Ana, Ton, María Jesús, María, Nani, Asunción, Marcos, Belén, gracias por comentar. Suerte para todos vosotros.