09. ALMEZ (Celtis Australis) J.Redondo
La hambruna del Madrid de la postguerra terminó con los frutos otoñales de los almeces del Real Jardín Botánico. Ciertamente, muy poca chicha para tanta hambre.
Llamado también lodón, para bautizar a Torrelodones, lledó, para cobijar a la aparecida Virgen castellonense y posiblemente loto, el goloso placer de aquellos desmemoriados lotófagos anfitriones de Odiseo, crece, prisionero en los alcorques urbanos y salvaje en Mieza, en el almezal de las boscosas laderas de los Arribes del padre Duero.
En sus 600 años de vida, da madera para fabricar, en Jarafuel, aperos labradores, bastones de arrieros y caminantes; con sus raíces pipas de fumador y dulce mermelada con sus pequeños frutos.
A hurtadillas, en un despiste de Palmira, orgullosa guardiana voluntaria de los árboles de este botánico jardín, robé y probé un frutito de este alirón, que también así, con este eufórico nombre, es llamado el almez en otras latitudes.
El granito que quedó, su semilla, la planté en un tiesto de mi casa. Ya no recuerdo en cuál. ¿Será el efecto lotofágico?
Visitaré con Palmira otra vez el “Botánico”, y para recuperar mi memoria mascaré las hojas en abanico del jurásico Ginkgo-Biloba, árbol que devolvió la esperanza a la devastada Hiroshima.
Jesús Alfonso, todo lo que se come yendo a garullas está rico, recuerdo eso membrillos aceos que se te quedaba el paladar como granito y esas sandías en las siestas de agosto de Extremadura, calientes como nuestra juventud. Entripadas de moras e higos chumbos y deposiciones con pepitas y limpieza con hojas o piedras. Ahora si nos ponemos en cuclillas nos tendrían que levantar. ja ja ja
Un abrazo
Tengo, desde hace tiempo, un bote de cristal con anchoas de Santoña para Luz y para tí. Dime cuando me acerco a Majadahonda a tomar una cerveza contigo a la sombra de alguna terraza.
Un abrazo.
Bien traída esta incursión en el reino vegetal, desconocido para el común de los mortales, en otra época en la que se siente cercana la posibilidad de que el personal asalte de nuevo plazas y jardines en busca de frutos que sustituyan a los que no puede adquirir en boyantes y exitosas grandes superficies. Sigue por ahí, Jesús que aún quedan muchas especies comestibles. Sin ir más lejos, la humana. Salud, compañero.
Qué pena no saber más del reino vegetal. Ahora que tengo tiempo, lo voy a intentar. No creo que me de por la antropofagia. Una vez leí que a los antropófogos lo que más les gusta son las manos. Supongo que quitarán las uñas antes. ¡QUÉ ASCO!
Me has dado un repaso arborícola que me encuentras con el diccionario a medio abrir y mi estómago a medio digerir las palabras y palabros que no conocía.
Casi escondido por tanta incultura, me ha llegado el nombre de Ginkgo-Biloba, y ahí me he parado. ¡Lo conozco! ¡es el de las hojas de abanico!. Y he respirado tranquilo.
Pues yo ya sé distinguir las hojas del Ginkgo-Biloba macho de las del árbol hembra. Siempre me ha admirado la gente capaz de distinguir los árboles por muchos libros ilustrados que reviso, luego soy incapaz de identificarlos en tres dimensiones. Vamos al Botánico cuando quieras.
Me gustó mucho tu manera de narrar aunque por ser del otro lado del charco no entienda vuestros modismos.
Igualmente te dejo un abrazo y suerte desde Argentina.
Pues te agradezco el esfuerzo que empleas en tratar de entender nuestros «modismos». Por contra te diré que mi mujer y yo no nos perdemos ninguna película de Ricardo Darín y ya vamos entendiendo casi todo.
Saludos, hermano.
Puede que el almezal de los Arribes del Duero alimentara a su vez a los constructores del gran salto de Aldeadávila y, espero que no a los «inauguradores» de pantanos. En Jarafuel aprovecharon el árbol, aunque tuvieron su Cofrentes.
Que no vuelva otro Hirosima y que el Ginkgo-Biloba nos proteja.
Otra vez, ilustre, nos ilustras.
Te preguntarás, amigo Ricardo, qué tiene que ver un Almez con la isla de las mujeres. Recuerdo un chiste de infancia que preguntaba: ?qué tiene que ver un botijo con San Sebastián?: Había que tener buena memoria para responder: «El botijo rezuma; rezuma se parece a Moctezuma; Moctezuma fue el rey de los Incas; inca se parece a anca; el anca es de rana; el macho de la rana es el rano; y yo tengo un primo que pasa todos los verranos en San Sebastián.
El caso es que este relato lo hice tras una visita al jardín botánico de Madrid, junto con mis vecinas y compañeras semanales de un programa de las Juntas de Distrito para conocer Madrid, al que acudo todos los miércoles. Me contó la referida Palmira que algunos sostienen que el fruto del almez era lo que comían los lotófagos a los que visitó Ulises. De allí por el teorema del botijo, recordé la isla de las sirenas que tanto atraían a Ulises.
Uff! menos mal que aclaras que ha sido efecto de una carambola.Estaba yo esperando si alguien encontraba tu isla por alguna parte. De todos modos, hay islas que están sumergidas y no dejan de serlo, por ello, lo que prueba que una obra de arte siempre es una derivación de una idea primigenia que nada tenia que ver con la primera. La capacidad del artista para remontar ese estado es lo que convierte su obra en un objeto valioso por su naturaleza independiente.Me gustan en especial el tercero y el sexto pàrrafos. Y ahora, me voy a por el dicciogúguel. Ya te vale.Qué ir y venir! Un beso .
Pues para esto están los relatos, para que las palabras no mueran. Desde qué estoy en ENTC cada palabra nueva, para mí, que son muchas, o cada palabra vieja con significado ambiguo las registro en mi blocs electrónico de notas y hago lo que tú: sumergirme en el Google para gozar de su significado y de su historia.
Un beso
Tengo pensado ir a Urueña. ¿vosotros?
El estilo y la sabiduría de este relato a mí me recuerdan a Cortázar.
Pues no hay distancia ni ná.
Gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Vaya disfrutar leyendo y aprender y seguir disfrutando, eso siento con tus relatos. En este caso mucha información, tendré que procesarla.
Un placer.
Gracias. Este escrito lo hice en agradecimiento a Palmira, una guía voluntaria del Jardín Botánico de Madrid que nos mostró con un cariño y entusiasmo sorprendentes el Real Jardín.
Asun, pienso ir a Urueña pero sólo el día 7. Tengo una furgoneta Sharan con 7 plazas puedo hacer de chofer.
Me has abierto un mundo nuevo y me has hecho aprender cosas. Gracias y suerte con el relato. Que la merece. Un saludo 🙂
Yo también he aprendido. Yo creo que los árboles antes de ceder su madera para fabricar las hojas de los libros en los que se reflejan las historias, ya las tienen escrita.
Un abrazo
Perdido un poco entre los nombres de ciudades y árboles que no conozco, he recordado, cuando chico, corría por el monte en busca de los frutos de temporada. Una vez más me ha gustado esta historia, con esa manera tan original que tienes para contarla. ¡Suerte!
Saludos.
Hola Beto. Pues cada árbol tiene su historia y me gusta oírla. Pienso que he perdido mucho tiempo en mi juventud no prestando más atención a saber más de botánica.
Un abrazo.
Jesús, creo que yo moriría de hambre o me intoxicaría con algún fruto engañoso. He disfrutado dejando pasar todos esos nombres de plantas desconocidas, perdiéndome en su sonoridad.
Suerte y saludos
Gracias Anna. Merece la pena que dediquemos tiempo a los árboles. Es un mundo fascinante.
Jesús, con qué bonitas palabras describes las plantas y su relación con el hombre. Cuando quieras te muestro unas descripciones medio científicas, medio anecdóticas que hemos hecho de 70 árboles que vemos por la calle.
Continúa con tu inspiración,que da mucho gusto leerte.
Tu compañera de Conocer Madrid
Alicia
Compañera de conocer Madrid, pues ya estás mandándome esa relación botánica.
Un beso.
Gracias Ana. Los árboles fascinan.Siempre están ahí guardando sus tesoros biológicos. Espero que siempre sigan en su sitio.
Un beso
Hola, Jesús.
Da gusto leerte porque -aún siendo de Madrid- no sabía muchas de las cosas que, a modo de cuento, narras.
¡Artista!
Un abrazo y suerte.
Para ñoño er Madrid, los centros de mayores, siempre que tengas la suerte de contar con un buen monitor, son estupendos. Espera muchos años a ser mayor.
Como he dicho tengo sitio en el coche para ir y venir a la próxima reunión de ENTC en Urueña.
Besos.
Caballero, es un absoluto placer leer sus historias mensuales, trufadas de palabras bellas, arcadas, que te obligan a visitar el diccionario…
Mi sincero agradecimiento.
Nos vemos en Urueña.
Arcadas?
Arcanas, carajo!