64. AMISTADES PELIGROSAS
Tengo nuevos amigos que invaden mi cama y mi espejo, me susurran por las mañanas y se despiden con un mordisco de buenas noches. Parecen divertirse colgándome cadenas, embadurnándome de gris marengo y cubriéndome con capas caídas. Me disfrazan para que me asemeje a ellos, pero yo me hago la despistada y trato de huir del escondite al que me tienen sometida sus juegos.
Busco en mi armario ropa color cielo de media mañana, abro los libros donde dejé escondido el hechizo de la vida, sobre todo de antes de que llegaran estos juguetones seres huérfanos de compasión; pero me pesan los párpados, y las ojeras apenas si soportan ya tanta carga. Necesito dormir en una sola dirección. Sin retorno. Me agotan. ¿Dónde habré puesto los cascabeles? ¿Cómo se llegaba a los jardines poblados de plumas que, ansiosas por ser eternas, escribían sin cesar? Ya ni la melancolía ni los sueños me visitan.
Lo veo todo muy lejano y estoy tan cansada que ni ponerme de puntillas puedo para alcanzar a ver lo que tengo por delante. No quiero sucumbir a sus malditos juegos, pero se me antoja difícil quedarme sola, sin amigos con quien jugar.
Creo que nos hablas de una posesión vampírica. Pero tengo que confesar que me ha costado entender tu, por otro lado, precioso relato. Seguramente culpa mía.
Suerte y saludos,
No Anna, no es culpa del lector, en todo caso es del autor, o sea, mía. Puede resultar confuso, como la propia mente del protagonista, visitada por esos monstruos que le agitan para mal y le agotan la alegría a la que intenta aferrarse. Ante la soledad, a veces, no elegimos bien la (imaginaria) compañía. Seguramente ando algo retorcida en mi intento de buscar metáforas, como esta, sobre la depresión. Gracias por tu comentario, me alegra y me enriquece conocer vuestras opiniones. Todas. Un abrazo, Anna.
Hola, Macarena.
En tu texto, según lo veo yo, el título es indiciario de la peripecia: va en plural y con un adjetivo que nos pone en alerta. Lógicamente la relación de los seres tiene que ser coral y tienen que tener índole maléfica aunque juguetona: vampiros, fantasmas, los denominados «visitantes de alcoba». Tu protagonista trata de oponerse al camino por donde la lleva pero sucumbe a su influencia, en definitiva, a causa de la soledad que la inunda por completo. Hablas de depresión en la respuesta al comentario de Anna, compatible con esas ojeras, ese agotamiento, esa incapacidad para hacer nada, ni siquiera ya oponerse a la actividad de esos seres. Claro que juego con ventaja, puesto que la palabra depresión la has traído tú a colación. En cualquier caso el texto está muy bien escrito y esas metáforas que pones en duda a mí me gustan mucho. Enhorabuena pues. Y un beso.
Gracias por tus palabras, Martín. Gracias a la «pista» del anterior comentario has interpretado correctamente lo que he querido transmitir. Jajaja! Debí callarme y que cada uno saque sus propias conclusiones. Un abrazo!
A mi no me falta meterme en posibles interpretaciones. Se supone que una vez que el autor deja libertad para volar a su texto, es el lector el que le da forma, si es que se puede decir así, aunque pueda dolernos si se aparta de lo que habíamos pensado al pensarlo. Tu relato me resulta muy sugerente y creo que está muy bien escrito. Suerte, Macarena. Un abrazo.
Gracias Jesús. También es verdad que el lector es el que tiene la última lectura… y si quiere ver vampiros, mosquitos o pensamientos oscuros, es libre de hacerlo, al fin y al cabo todos son unos «chupasangres». Libertad absoluta. Me alegro que te haya gustado. Gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
Cascada metafórica chorreando fantasía, preñada de soledad y tristeza.
Gracias, Edita, por tu comentario. Seguiremos pariendo y que lo que nazca sea más alegre… un abrazo!
¡Cómo pesa la soledad! Tanto que a veces, para esquivarla, aceptamos en nuestras vidas amistades no muy recomendables. A tu protagonista le están sorbiendo la vida, la energía, creo que alguna vez, en algún momento puedo recordar amigos parecidos, gracias a dios, lejanos en el tiempo. Ojalá pueda ponerse de puntillas y vislumbrar la vida que hay al otro lado, la de verdad, la que está llena de gente bonita.
Al leerlo la primera vez resulta confuso, pero creo que es fruto de la propia confusión a la que han llevado a la protagonista, cuidado no te atrapen a ti también los perversos.
Me ha gustado mucho Macarena, mucha suerte con él.
Un protagonista que parece que encuentra en la desaparición, en la muerte, su única salida.
Según lo leí pensé que era una enfermedad física, leo en tus comentarios que es por depresión, así que si consigue zafarse de esas cadenas, aún puede escapar.
¡FELIZ AÑO 2018!