41 . AMOR A CACHITOS (M.Carme Marí)
Te bajaba con mi autobús a la capital, después de comer, y volvías también conmigo al acabar las clases en la universidad, o a veces en el último trayecto tras estudiar en la biblioteca. Solíamos charlar un rato, sobre todo si nadie más viajaba hasta tu pueblo que cerraba la línea.
Irradiabas vida y juventud con tu ropa colorida y unos complementos siempre a juego: colgantes, pendientes largos, pulseras en muñeca y tobillo… ¡Ay, esas miradas coquetas! Estaba seguro de lo que querías insinuar sin atreverte a decirme nada. Busqué ponerlo en claro llevándote a mi casa una noche. Pero no funcionó. Me rechazaste. Además noté que me tenías en poca consideración. Yo, en cambio, hacía meses que adoradaba cada parte de tu cuerpo.
Al final encontré la forma de que tus manos me acariciaran. Me serví de mi curso de taxidermia. Ahora, colocadas encima del bufet, siempre contienen azucenas y rosas para que cuando me rocen pueda percibir ese aroma floral que desprendías. Tus expresivos ojos los conservo en formol sobre el piano, desde donde sigo sintiendo tu coquetería. Y tus piernas, que nunca abriste para mí, las lancé al mar para no recordar tu desprecio.
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Hola, Carme.
No imaginaba en ningún momento de la lectura que terminaría como termina la historia. Guau, qué salvajemente sorprendente y arriesgado. Me encanta.
Imagino la escena y me relamo (me encantan las pelis de terror, aviso).
Enhorabuena, jopelines, tengo los pelos como escarpias.
Una brazo, guapa.
Hola Towi.
Me alegra que te haya sorprendido. Justo es el efecto que busco, llegar a un punto donde el lector diga «pero qué dice el tío este!». Supongo que el «click» viene con la palabra taxidermia. Toda una peli de terror si te imaginas lo que cuenta a partir de ahí (y lo que no cuenta).
Muchas gracias por pasar a dejar tu comentario.
Un beso, preciosa.
Carme.
Un relato minuciosamente despedazado.
Abrazos veraniegos.
Un comentario certero! (lamentablemente podríamos añadir 🙂
Por aquí (Bcn) son ya abrazos muy calurosos María.
Carme.