18. AMOR DE VERANO (Paloma Casado)
Estoy mirando la última foto que te tomé. Estabas sentada en el espigón y solo saqué tus pies ¿fetichista? Me preguntaste y te echaste a reír. Esa noche nos habíamos conocido en la fiesta de la playa. Estaba con mis amigos cuando te vi llegar, deslumbrante como una diosa. Me acerqué para invitarte a una copa y después charlamos y bailamos juntos toda la noche. Fue mítico el chapuzón del amanecer. ¿Dónde puedo encontrarte? Y me diste las señas del hotel Royal.
La recepcionista sonrió cuando le pregunté por ti y sin dudarlo, me dirigió hacia el pub. Allí estabas, acariciando con una mano el muslo de un tipo que no te merecía. Entonces comprendí por qué ayer solo aceptaste besarme: era tu día libre. Quizás sea mejor así. Mejor no volver a pensar en dejar a Patricia ni mi trabajo en la empresa de su padre. Mejor darte mi número de habitación en un hotel con dos estrellas menos que éste. Aunque me gaste en una noche el presupuesto de las vacaciones. Mejor borrar estas fotos, no vaya a ser que Patricia las encuentre o yo vuelva a ellas cuando recaiga en tu adicción, compulsivamente, como un yonki
El título ya avanza y dice mucho: una relación efímera, un sueño corto, con fecha de caducidad. Sin embargo, tu protagonista no lo estimó así, él se enamoró de verdad, hasta el punto de pensar en abandonarlo todo: pareja y familia. Al final, en un acceso de sensatez, deja el corazón a un lado y trata de borrar huellas, para que su vida retome al camino de siempre, pero teme, y con razón, volver a recaer. Por otra parte, ese beso, casi casto, de ella, una persona con una profesión en la que un beso apenas es nada, indica que también sintió algo especial.
Un final abierto, una relación a caballo entre la tentación de romper con todo o de tratar de olvidar, con el tambaleo psicológico que debe de suponer muy bien narrado
Un abrazo y suerte, Paloma