69. AMOR SIN BARRERAS (IsidroMoreno)
Ya desde mi infancia tuve desengaños amorosos, quizás fuera mi físico poco agraciado o tal vez mi falta de tacto con ellas, el caso es que mi corazón aún no ha encallecido por los mil desaires. Luego, me hice militar, fui de duro por la vida y así me mostraba ante mi única novia, mi gran amor al que sigo añorando y que me abandonó por la maestra del pueblo.
Algunas noches, abatido por la nostalgia y la prolongada soledad, lloro en silencio, con vergüenza y temor de ser descubierto por mis compañeros de cuartel.
Hoy será mi última noche triste. No estoy dispuesto a perder a mi nuevo amor. Aun en la oscuridad la reconozco; agarro su mano y huimos. Su peso liviano me facilita tirar de ella. Como buen novio y buen legionario, he planificado esta fuga nocturna tratando de evitar tapias y grandes obstáculos, por lo que he dejado la verja entornada. Antes de abandonar el recinto, la abrazo y observo que en la carrera, sorteando cruces y tumbas, ha perdido algunos huesos, sin embargo su otra mano sigue aferrada a la guadaña, y bajo la negra capucha percibo su mirada profunda y su perenne sonrisa.
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Ser novio de la muerte no tiene que ser sencillo, pero hay gustos para todo. Si los legionarios dicen que lo son no se lo vamos a discutir. No es posible congeniar con todo el mundo, cualquiera no sirve para compartir la vida. A tu protagonista le costó, pero al fin logró encontrar el motivo que le faltaba para la plenitud, el fin de su tristeza, aunque cabe la posibilidad de que sea, realmente, el final de todo, al ser su compañera, tan anhelada y temida por otros, una amistad realmente peligrosa.
Un abrazo y suerte, Isidro, artista
Querido amigo, nunca podré pagarte tu generosidad.
Gracias.
Vaya, Isidro, este novio de la muerte sí que está rendido a sus encantos. Tiró la toalla y la vida se le hace cuesta arriba.
Dicen que la felicidad está dentro de uno mismo, pero es obvio que a tu protagonista, esa teoría tan complicada nunca le ha servido para remontar.
Feliz noche, Isidro. Entremos en febrero con buenas vibraciones.
No sabemos si se tomó demasiado a pecho lo del novio de la muerte o fue una vivencia onírica, o una acción bajo los efectos de alguna sustancia, o la metáfora enrevesada del autor, o simplemente se trata de un necrófilo al que ya se le ha ido la pinza. Dejémoslo a gusto del consumidor.
Muchísimas gracias, Mercedes, por tu lectura y comentario.También te deseo un feliz febrero y los consiguientes meses de este siglo.
Abrazo.
Qué historia más dura, Isidro, pero magistralmente escrita. Suerte.
Muchas gracias, querida amiga, por leer y comentar.
Un abrazaco.
Me ha encantado el matiz surrealista, incluso con toques de humor negro, que le has dado al tema propuesto.