21. AMORES QUE MATAN (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
Todos los atardeceres, terminadas sus tareas diarias, el joven Mamboreto se dedicaba a acechar, camuflado entre las hiedras del tapial del convento, a las religiosas de la orden de las Santas Teresas.
A esas horas, en las que parece que despiertan todos los insectos, las religiosas se afanaban, guardando su voto de silencio, en evitar las plagas, cuidar y desinfectar el huerto y los jardines.
Las más viejas con sus tocas negras almidonadas como élitros abiertos a punto de emprender el vuelo limpiaban de pulgones las lechugas y repollos de la huerta. Pero no eran ellas las que le interesaban al joven espía.
Su mirada, más lasciva que amorosa, se dirigía al contoneo de los pliegues del delantal verde de una novicia que escardaba con esmero, en el jardín soleado, fuera de la sombra del muro, el suelo donde crecían los rododendros.
El mozalbete no supo aguantarse y se lanzó sobre la joven rodeándola hasta que logró montar sobre su espalda tratando de alcanzar la boca de la novicia. Esta reaccionó y asestó un tijeretazo en el cuello del atacante.
La superiora, que fue testigo del asalto, al ver el resultado comentó:
─Nuestra joven Mantis ya ha profesado sus votos.
A Mamboreto le está bien empleado por entrar al asalto sin permiso ni respeto. Eso de dejarse llevar por la pasión está bien, pero dependiendo del momento y del lugar, del cuándo y del cómo, tener un nombre raro no otorga derechos especiales. No se puede decir lo mismo de Mantis. Nunca antes una joven fue bautizada de forma más apropiada para capear sus futuras circunstancias. A ella no se le puede achacar nada: actuó por legítima defensa, según su naturaleza y bajo supervisión de la superiora, además de dejar limpio el jardín y el mundo de un elemento indeseable, dañino y nada pensante o inteligente.
Tú sí que has pensado bien este relato, Jesús
Un abrazo y suerte
Pues sí, lo he trabajado usando, con ánimo de camuflar el desenlace, los diferentes nombres que se da al insecto Mantis religiosa: mamboretá (guaraní), santateresa y mantis.
Gracias Ángel, como siempre, por tu comentario.
Me encanta. Mucha suerte, saludos.
Gracias por pararte a leer el relatillo,Ana.
Qué bueno, me ha encantado. Muy,muy bien llevado hasta el final. Estupendamente escrito y divertido. Yo creo que este se cuela en el libro.
Muchas gracias Elisa por tu comentario
Este micro es prueba de que sí, que hay amores que matan, y que las «sores Mantis» no dejan «Mamboretos con cabeza», por llamarlo de alguna manera…
Este micro tuyo, Jesús, me trajo a la memoria unos dibujos animados japoneses que solía ver allá por mi infancia, en los que los personajes eran justamente insectos antropomorfizados; si hasta me las imaginé a todas esas mantis con sus tocas de novicias, pululando diligentemente en el jardín del convento…
Puedo decir que me gustó, y mucho.
Besos desde la Patagonia Argentina😘😘😇😇
Gracias, Mariángeles.
Que no cunda el ejemplo del violento Mamboretá ni de la Mantis justiciera, por muchos votos que necesite para defenderse. Ni como atacante ni como atacada. Y que tampoco salga este escrito al aire porque me da miedo que empiecen a venderse tijeras de novicia. Todo lo demás, olvidando el drama del convento, se puede decir (porque te conocemos) que no es un detalle autobiográfico.
Todo puede pasar Miguel.
Gracias por tu fidelidad hacia mis escritos.
Genial y nada más que decir.
Pues me alegro que te haya gustado y que lo hayas leído.
conventos , novicias, y un mozo con subida de testosterona qye se lleva lo suyo. Es un micro elegante en su forma y me recuerda a las locas aventuras de algunos pícaros. Suerte
Gracias por conentar