99. ANATOMÍA: VUELOS CANCELADOS (Inés Z*)
Viajé con seguridad por unos pies pequeños con cegadoras uñas rojas.
Me desplacé soberbio, mojé sus tobillos con mi lengua y besé sus rodillas.
Nunca entenderé mi temblor en la avenida de sus muslos, rodando enajenado a un pubis malicioso, embriagador.
Sus manos en mi cabeza resultaron ligeras en mi corazón, pero pesadas en mi voluntad de conquista sin escrúpulos.
¿Qué puso en la copa de su ombligo?
¿Qué contenía la gota de sudor que resbaló entre sus pechos?
La voz de esa mujer era tan fina como su piel.
¡Mierda!
No quería que sus susurros abrazaran mis oídos. No podía seguir explorando ese cuerpo. Mi escudo se perdió entre su pelo.
Yo.
Un hombre frío, estaba ahora sin defensas.
No pude evitar pronunciar su nombre sobre sus labios rosas. Perdí la noción del tiempo…
Esta vez, al despertar, era yo el abandonado. Mi lugar de peregrinaje se había esfumado.
Sentí lo que sintieron mil mujeres viajadas por mis manos.
Estaba encabronado y confundido.
Enamorado.
Y vomité todo el recuerdo de mil pares de ojos mojados.
Y la llamé.
Cerraría las maletas. No viajaría más.
Ella manifestó indiferencia, quitándome la venda de la ignorancia: hay invasoras imperceptibles hasta el final.
Aunque no soy mucho de refranes, aquí parece ir bien lo de «donde las dan las toman». Hábilmente, nos guías por el lento y sensual recorrido ascendente que termina con ese encontronazo que parece poner en su sitio al sátiro. Curiosamente, lo visulizo como si de algún insecto o piojo se tratara, por algunas palabras que utilizas (pelo, invasor, vuelo). Ya ves. Suerte y un saludo.
Sí, al final das con tu igual. Es lo que hay.
Muchas gracias, Jesús, por cierto, me ha gustado lo del insecto…
Un abrazo enorme
Atractivo relato inspirado en el eterno mito de Don Juan. Muy acertada la técnica narrativa empleada. Extraordinarias algunas de las imágenes que alberga este singular viaje.
Un abrazo y mucha suerte con tu Don Juan, Inés 😉
Muchísimas gracias, Nuria. El mito de Don Juan tiene cierto encanto y estoy segura de que en sus viajes femeninos se habrá quedado atascado alguna que otra vez.
Es cierto que a mi nombre le va muy bien un Juan, vamos a quitarle el Don jajajaja… pero no tienen billetes disponibles a mi destino ?
Un besazo
Hola, Inés.
Caramba, hasta tu nombre da juego en tu relato. Alberga una prosa poética mutada en poesía pura donde conviene. Un lenguaje que atenaza lleno de embrujo y cadencia. Con aceleraciones y pausas o detenimientos. Pleno de significantes y de imágenes como luz ávida. Una prosa, una poética que invita a la relectura y al deleite. Una especie de castillo, el texto, construido con adoquines mágicos. Nos cuenta, a mi entender, el viaje al amor del seductor seducido que al final comprende que cabe el desamor también para él, y lo sabe por la actitud de su amada que le quita la venda de los ojos. El que a hierro mata… Mi muy enhorabuena por el texto, un beso y eterna felicidad para ti. Ah, y cuidado con los donjuanes.