58. Ángel
Ángel es un amor, es una buena persona. Ayuda a las monjitas del albergue a cuidar de los desamparados y de de vez en cuando cocina un estofado delicioso que lleva al comedor social. Si sus vecinos se van de viaje le dan las llaves de casa para que les cuide el jardín. Remueve la tierra, rastrilla, desbroza y éste cobra nueva vida. Nadie ha conseguido arrancarle el secreto de ese abono que es como un poder especial. Ángel es muy confiado y siempre se ofrece a llevar a los autoestopistas y desamparados que se encuentra. «Ángel es un ángel» dicen todos en el pueblo con una sonrisa utilizando ese obvio y burdo juego de palabras. Además es un manitas y siempre está dispuesto a echarte una mano en cualquier momento. Por eso en el maletero de su coche siempre lleva cuerda, una navaja multiusos y lejía, mucha lejía.
Tu personaje hace honor a su nombre, pero en referencia al ángel caído. A un demonio con cuernos, tridente y toda la parafernalia se le ve venir, a él no. Su apariencia beatífica, pura fachada, aunque bien construida, desde el nombre a sus acciones públicas, le convierten en peligrosísimo y letal bajo su disfraz casi perfecto. Lo que hace fuera de la vista de todos ya es otra cosa, su existencia es una dicotomía propia de Doctor Jeckyll y Mr. Hide.
Un saludo y suerte, Germán
Todo un angelito el Ángel ese, sí. Un lobo con piel de cordero.