29. Ángel de la guarda ( Esther Cuesta )
Era la historia favorita de su madre, y se la contaba todas las noches. Como, justo antes de nacer él, apareció un ángel en aquel hotel de carretera, donde ella estaba alojada mientras huía de la familia y del pueblo, por un embarazo sin marido. Como la ayudó y la protegió hasta que tuvo fuerzas para seguir luchando por ambos.
Al hacerse mayor, Miguel supo que los ángeles no existían, que sí Angelines, mujer que también se escondía de las miradas compasivas ante una muerte prevista.
Frente a la tumba reciente de la madre, Miguel mira al cielo, y llora por las dos.
¿Qué los ángeles no existen?
Me parece ese mirar al cielo un deseo de que sí Sean.
Y ese lloro no me queda claro de sí es por ellas o por sí mismo.
De cualquier manera un relato bello y tierno.
Besos
Bonito relato, Esther, muy tierno. Quizá los ángeles no sean otra cosa que esas personas que están ahí ayudando a superar los momentos difíciles. Un abrazo
Nos dejas pensando en ese final, pero es una historia de coraje y entrega. Me gustó.
Un abrazo y suerte.
Esther, precioso relato, no hay mayor ángel que una madre que lucha por sus hijos. Abrazos y suerte.
En los hoteles de carreteras también ocurren bonitas historias, como la que cuentas en este micro. Suerte.
Saludos.
Os agradezco mucho los comentarios. El final es para que cada uno lo resuelva como mejor le parezca.
Un abrazo
Me gusta mucho el tema que has tratado. La interpretación final abierta permite que cada cual encaje esos ángeles como mejor le resuelvan el ánimo. Mucha suerte 🙂
Como dice Salvador Esteve, no hay nada más bonito que una madre que lucha por sus hijos y, si son dos, más bonito aún.