39. AÑO NUEVO (J. A. Iglesias)
El concierto de año nuevo envuelve la estancia, las notas del «Bello Danubio Azul» flotan por el salón, mientras los últimos rescoldos de ascuas, de la noche anterior, chisporrotean en la chimenea.
A través de la ventana, el paisaje gélido transmuta, las briznas de hierva cambian su verde por el blanco helado, de la ramas del abeto se descuelgan finos hilos de cristal en forma de caireles.
El sol comienza a repartir, generoso, sus rayos de calor y como en una coctelera se agitan, mezclando colores y sensaciones: una buena cantidad de escarcha helada, algo de tristeza, brillo sobre la superficie, alegría contenida, ocres, blancos y amarillos, muchos recuerdos de un pasado año agridulce, quizá se fue la mano con la añoranza y un buen puñado de esperanza.
La «Marcha Radetzky» suena poderosa, dando lugar a un nuevo año y, con él, a nuevos comienzos.
El concierto de Año Nuevo es todo un símbolo, una amalgama en la que contrasta la nostalgia un tanto decadente por lo vivido, con una etapa recién estrenada y por escribir, coincidente con el inicio del año, por lo general frío.
Los adjetivos en boca o pensamiento de tu protagonista: «agridulce», «añoranza» y «esperanza» muestran bien esta mezcla de sensaciones en una fecha que hemos establecido a caballo entre dos realidades, pasado y futuro, mientras suenan las notas clásicas de la familia Strauss, que asimilamos como banda sonora o frontera entre dos etapas.
Un abrazo y suerte, Juan Antonio
(Tienes una pequeña errata después de «briznas»)
Gracias Angel, también por la corrección, la después de de editarla.
Un abrazo.