72. Apego (Yashira)
Las tardes de invierno me gusta salir a pasear sin importar las inclemencias del tiempo, y tras regresar a casa, disfrutar, junto a mi mujer, de un chocolate bien caliente mientras planificamos nuestro próximo viaje, que nunca es tan próximo, no antes del verano.
¿Te ha sucedido alguna vez, al callejear, que por el rabillo del ojo entrevés algo o alguien que corre? Vuelves sobre tus pasos, pero claro, la situación es irrepetible. Mentalmente la proyectas una y otra vez hasta que empieza a tomar forma: «Tenía pies, sí, y cabeza; por su tamaño sería un niño de no más de 10 años, pero no, lo que revoloteaba alrededor era una falda, era niña ¿Una niña que se esconde? O ¿Qué?»
No conocíamos Asturias y un folleto turístico que, por azar, cayó en mis manos, nos sedujo:
«Adentrándonos en la famosa ruta del Beyu Pen encontraremos un puñado de aldeas con duende».
El pasado agosto viajamos a Amieva.
Lo que no ponía el folleto, ni podíamos sospechar, es que el duende existía y me seguiría por siempre. Según he escuchado, España está llena de pueblos con duende, aconsejo precaución.
Muy bueno, me ha encantado tu historia. Chulísima. Y además, es que mimas no solo lo que escribes, sino cómo lo escribes.
Genial!!!
Gracias J.Ignacio, intento esforzarme por mimar lo que escribo pero sé que no lo consigo del todo. Ya, ya lo conseguiré.
Saludos y gracias por los ánimos.
Maribel, tu historia está bien, aunque quizás el segundo párrafo debería ser el primero. Por lo demás es cierto eso de “mirar por el rabillo del ojo”. No conocí lo de la ruta del Beau Pen, es una opción que estudiaré.
Claro Javier, no la pierdas de vista, esa ruta parece muy prometedora.
Por lo que me dices del párrafo, he de confesarte que le di muchas vueltas, y no sabes lo literal que estoy siendo, jaja. Lo puse antes, después, al final ahí quedó, intentando que sea el lector el que siga las elucubraciones del protagonista, que también van pasando del presente al pasado. No sé, quizás no conseguí del todo lo pretendido. Pero mira, participo, que es lo importante.
Saludos apreciado Ximens.
Mu bonito, Yashira, bien traido ese duende de muchísimos pueblos, que aguarda ahí,expectante, para seguirte fielmente y con apego. Enhorabuena
Bueno Alberto, no sé si el duende será el mismo o habrá muchos repartidos por la geografía española, pero este si que siente apego por mi protagonista. Eso es indudable.
Gracias y saludos.
Me uno a los parabienes precedentes, Maribel. Aunque no soy mucho de «tradiciones populares», la lectura tu texto me ha animado a buscar información sobre los duendes en la wikipedia. Resulta curioso ese mundo. Ahora me toca mirar lo del Beyu Pen… Saludos y suerte.
Gracias Jesús, los duendes existen, te lo digo yo, no sé bien cuándo ni cómo se manifiestan, son caprichosos, pero no hay que perderlos de vista.
Respecto al Beyu Pen, ese también existe y es una hermosa ruta de senderismo que si eres amante de la naturaleza, alguna vez deberás probar.
Saludos y, de nuevo, gracias.
Será que tengo mi departamento lleno de hadas, que me encantó tu aldea con duende, YASHIRA… 😉
Muy bueno, un placer leerte.
Cariños,
Mariángeles
Me encanta saber que tienes tu departamento lleno de hadas, no hay mejor compañía.
Gracias por pasar y comentar Mariángeles. El placer es mío.
Besos.
Con tu ayuda y la de D. Google, hoy me acuesto sabiendo más. Y con ganas de ir en busca de mi duende. 🙂
Ja, ja, Edita, me alegra haber contribuido al refrán. No hay que acostarse ningún día sin haber aprendido una cosa más, si son más de una mejor que mejor. Y ten por seguro que si deseas conocer a tu duende, éste no anda muy lejos.
Saludos.
Los folletos turísticos hablan de las excelencias del lugar que desean que visitemos para hacerlo atractivo. La expresión «tener duende» denota un componente especial, algo impreciso, único, cercano a la magia. Hay que ir para verlo y cada cual percibirá algo distinto. La imaginación humana ha creado todo tipo de seres en los bosques, ya de por sí algo misteriosos, nacidos a partir del miedo a lo impreciso: parece que si definimos aquello que nos atemoriza, le damos una forma y un nombre, podremos superarlo. Sin embargo, tu protagonista parece condenado a vivir con una sombra, algo que debe de producirle escalofríos constantes. Hay que tener cuidado con lo que se dice alegremente en los eslóganes publicitarios, a veces se cumple de una forma indeseada.
Un relato inquietante e interesante.
Un abrazo, Maribel
Tienes mucha razón con lo que dices de los folletos publicitarios, porque en mi caso, he intentado jugar con esa doble definición de la palabra «duende». Por un lado, incita a visitar el lugar al indicar su especial característica, por otro, más literal, puede estar escondiendo algo diferente e inquietante.
Abrazos, Ángel, y gracias por pasar y comentar.
Maribel, nos has dejado un relato inquietante, envuelto en un halo de misterio. Desde luego la publicidad no engañaba, esos pueblo con duende a veces puedes acabar siendo una maldición.
Muy buen relato, acorde a la imagen. Enhorabuena y mucha suerte.
Besos apretados.
Gracias Pilar, en este caso no se le puede reprochar al folleto publicidad engañosa, no.
Espero que cada vez que visitemos un pueblo con duende, no se vayan sumando a nuestro paso.
Besos.
Ahora sólo queda saber si el duende es de lo que terminan el trabajo del zapatero por la noche, o si es de los que guarda un caldero de oro bajo el arcoiris, o si es de los que…
Gracias por compartirlo, ¡y suerte!
Gracias Alicia. A qué se dedica este amigo es tema de otro relato, jaja, veremos si este duende hace las delicias de su acompañante o, por el contrario, como han dicho en algún comentario, es más una maldición.
Saludos.
Me alegra Juan haberte transportado a una panorámica paralela de las que te gustan, es que es así, esa visión periférica de la que hablas a veces encierra hermosas sorpresas.
No te pongas a mis pies que no quiero pisarte, jajaja. Muchas gracias por pasar y comentar.
Un relato delicado, cuidado, que atrapa. Muy bonito. Sin duda un relato con duende… Un saludo y mucha suerte.
Gracias Cecilia por pasar y comentar. Me alegra que te haya gustado.
Saludos.
Precioso el texto, Yashira, contiene magia de la buena. Desprende una frescura que impregna desde la primera palabra. Dan ganas de ir preparando las maletas para ponerse en camino y vivir ese ”encantamiento” que te espera tras cada rincón de nuestro país. No hace falta salir al extranjero para disfrutar maravillas, aquí las tenemos de sobra. Muchas, incluso, por descubrir.
Muy lindo. Me ha gustado mucho.
Besitos, bonita.
Ya lo creo María José, en España tenemos la suerte de tener prácticamente de todo, desde grandes montañas copadas de nieve hasta desiertos, pasando por una preciosa costa. Pero a veces lo olvidamos y buscamos eso fuera. Ojalá tomemos conciencia de la belleza que nos rodea.
Gracias por tus bonitas palabras hacia mi relato. Besos.
A veces percibimos cosas que no podemos explicar, por el rabillo del ojo, como tú dices. Buen relato.
Suerte y abrazos
Sí, Anna ¿A quién no le ha pasado? Aunque, quizás, en lugar de ahondar en ello, pasamos a otra cosa. Mi protagonista le ha seguido hasta que le ha cazado. Gracias por pasar y comentar.
Un abrazo.
Hay que andarse con cuidado y mirar bien. La magia acecha en cualquier punto y a ti te ha inspirado un hermoso relato con duende.
Enhorabuena, Maribel. Suerte y un beso.
Claro Carmen, si es que vivimos en un mundo mágico, quizás no siempre nos toque vivir el lado bonito, pero no por ello deja de ser pura magia. Hay que estar atentos a cada señal. Muchas gracias.
Besos.
¡¡Qué sorpresa Yashira!! El territorio en el que sitúas tu relato es parte de mi bosque de hadas y duendes. Amieva!! Yo todavía estoy un poquito más arriba. ¡¡Que gracia!! Mucha suerte.
Un abrazo,
Jaja me encanta Esperanza que así sea. Entonces tú, seguro, has visto a mi duende o a alguno de sus familiares o amigos ¡Qué suerte tienes de estar tan cerquita del bosque!
Abrazos y muchas gracias.
Maribel, nos implicas en tu historia con ese -si nos ha ocurrido alguna vez una situacion de este tipo-, y con esa idea paseamos por tu historia minuciosamente contada. Suerte y saludos
Esa es la idea, que el lector vaya un poco de la mano viviendo la historia que podría estar pasándole a él, o haberle pasado en alguna ocasión. Porque ¿Quién sabe cuándo nos cruzamos con un duende?
Muchas gracias por tus palabras, Calamanda, saludos.
Pues sí Maribel, nuestros pueblos están llenos de encanto y de misterios, duendes y hasta fantasmas que en las noches claras salen a contemplar la luna. Suerte.
Besicos muchos.
Ya lo creo Nani, y ahí estamos nosotros para informar sobre ellos, jaja, que hay que ver esta foto lo que ha inspirado. Un abrazo y muchas gracias.
Después de leer este relato, lo de pueblos con duende adquiere otra dimensión. Es cierto lo de esas sombras huidizas de las que hablas, creo que todos las hemos percibido alguna vez.
Besos y suerte, Yashira.
Sí, hay pueblos con duende, y ese duende puede ser, hasta real. Lo cierto es que solo pretendí jugar con la palabra y eso es lo que salió.
Gracias Ana, besos.
Misterio, belleza, una sombra que te sobresalta en una callejuela, espíritus de la historia que te acechan en cada rincón. Todo se engloba en el encanto de nuestras ciudades y pueblos, impregnados en el devenir del tiempo. Me ha gustado mucho, Maribel. Abrazos y suerte.
Gracias Salvador, por tu paso y tu comentario. Me alegra que te haya gustado.
Abrazos.
Estos duendes son muy pillos, aprovechan el descuido para dejarse ver solo por el rabillo del ojo o hablarte cuando no los ves y, por mucho que nos giremos, no hay manera, son más astutos y rápidos que nosotros. Eso sí, les encanta seguirnos, como sombras.
Muy tierno tu relato. Me ha gustado disfrutar de tu viaje encantado.
Besos,
Isabel