57. Aprendiendo los colores
Buscaba objetos, en el parque, para reconocer los colores que aprendí ese día. Vi un contenedor de basura, azul, montado en un balancín. Me acerqué con la intención de mecerme; pero un bicho aterrizó en mi zapato. Abrió sus alas,se enredó en la agujeta y cayó al piso patas arriba. Corrí para decirle a mi mamá lo sucedido; pero escuché que decía a sus amigas: “hice que la despidieran de inmediato. Es una cucaracha insignificante; pero hay que aplastar a esos bichos porque hacen mucho daño con el tiempo”. Sus palabras me hicieron recordar el nombre del insecto. La cucaracha me agradó; sin embargo tenía que aplastarla. Levanté mi pie para matarla, ella seguía luchando para incorporarse, algo pegajoso le dificultaba la acción. La luna llena iluminó su cuerpito… Me detuve. No pude hacerlo. Recogí la cucaracha. Me acerqué a las mujeres, continuaban hablando de la cucaracha más ignorante, vulgar y mal vestida que despidieron del trabajo; interrumpí, le dije a mi madre: “no hace daño, no muerde”, abrí mi mano y la cucaracha voló hasta el pecho de mi madre quien se desplomó. La cucaracha reposó encima de ella por unos segundos e inició el vuelo.
Es lo primero que leo tuyo, y me ha parecido muy conseguido, y lleno de contenido.
Sigue así. Suerte
La inocencia infantil es impagable. Muy bonito, Elizabeth.
Elizabeth, sus diversas lecturas le dan apertura. Bien contada la trama. Suerte y saludos
Relato con un fondo social oculto en la visión inocente de un niño.
Me ha gustado mucho la manera de enfocarlo y el final, con tinte irónico, te deja con una sonrisa en los labios-
Un beso Elizabeth.
Has conseguido que mire con cierta «empatía» (bueno, no es eso exactamente) al animal que más me repugna, y creo que eso quiere decir que el relato está conseguido. Saludos y suerte.
Muchas gracias, Ana U, María Jesús, Patricia, Calamanda, María Belén y Ana Fúster. Un placer leer sus comentarios. Me animan a seguir participando.
Un abrazo muy fuerte.
Elizabeth
Por lo menos otra cucaracha pudo asustar y vengar a la despedida de la que hablan con tanta prepotencia. La visión del niño es perfecta en tu relato.
Un relato con denuncia que adopta múltiples posibles sobre los que recaer. No recuerdo haber leído nada tuyo (creo) y te animo a que sigas participando. Gracias por compartir y mucha suerte 🙂
Me gusta, toda una lección.
Felicidades.