88. Aprensiones poéticas
Siempre está temiendo que le suceda alguna desgracia. Teme que el coche le deje tirado en la carretera o que haya una fuga de agua en el cuarto de baño. Teme que le avisen que su padre está en el hospital o que han entrado ladrones en su piso. Teme que el jefe le anuncie que le va a bajar el sueldo o que le va a despedir. No puede evitar sentir estas aprensiones. De hecho, piensa que los temores le sirven para obstruir las amenazas, para impedirlas. Necesita estas aprensiones. También las siente cuando escribe. Teme que no logrará terminar a tiempo el poema que está escribiendo, que a nadie le gustará, que no ganará el premio al que lo ha presentado. Curiosamente, sus temores literarios no se disuelven sino que se acaban cumpliendo. Siempre.
Un perdedor nato que acrecienta su mala suerte casi deseándola.
muy bien contado.
Un abrazo y suerte.
Dicen que no hay «siempre» que mil años dure, o algo así.
Saludos, Plácido.
Si quieres algo tienes que desearlo, eso dicen algunas leyes del karma. Una historia que creo encierra la premisa de que el primer valedor de nuestra persona, hemos de ser nosotros mismos. Mucha suerte 🙂
Plácido, reafirmas que el que la sigue la consigue, con buen estilo. Suerte, saludos y feliz año.