67. Aquellos maravillosos radios
“Para siempre” nos dijimos sellando el beso a navaja. Clavándole nuestras iniciales al manzano que sujetaba las bicis.
Aprendí a volar en su GAC, como ET con Elliot, sin necesidad de alas, sin preocuparnos de si había red bajo nuestros pies. Emprendimos el más arriesgado de los viajes, a ciegas, como sólo puede hacerse la primera vez, sin valorar el impacto de la caída. La bici sin frenos nos llevó hasta la luna, le acariciamos el corazón a Plutón.
“Para siempre” nos dijimos, y volví cada verano a los pies del árbol para comprobar que los calendarios, así como las promesas, también son de hoja caduca.
Precioso. Con su carga poética que tú sabes darle y con la triste realidad que después se comprueba.
Un beso.
El desamor es un terrorista que lleva en su mochila él solito la carga poética, lista para inmolarse. Vamos, entre tú y yo, un desalmado capullo.
Besotes.
Alguien dijo que el amor es como los yogures, que tienen fecha de caducidad. Pero tu relato no lo tiene. Felicidades.
Un saludo.
El amor, como los yogures, y siguiendo instrucciones del Gobierno, ha pasado de tener fecha de caducidad, a tener «fecha de consumo preferente», que no sé muy bien cómo interpretarlo…
Gracias, Miguel.
Con lo bonito que es un amor eterno… Precioso Raquel. Un abrazo.
El amor siempre es eterno, Mar. Ese es precisamente el problema.
Abrazos de vuelta
Me ha gustado esta historia de amor. La nostalgia que me ha producido el árbol me ha atrapado. Mucha suerte, Raquel.
Gracias Lorenzo. A tí no te deseo suerte que estás que te sales últimamente. No la necesitas.
Besos.
Me encanta tu relato Raquel. Lo pones en estrofas y podría ser un poema perfectamente. En este caso te ha salido (te has salido) una prosa poética preciosa.
Me gusta mucho lo de ET, tan tierno… los que tenemos taitantos nos sentimos muy indentificados con los 80 y ET me parece una referencia preciosa de ese algo nostálgico que siempre permanece en nuestros corazones.
Que sea precisamente un manzano el árbol también me gusta mucho por dos cosas: una, porque me recuerda a mi tierra (Asturias) y dos, porque me trae a la mente esas manzanas prohibidas que habrán hecho las delicias de esta pareja de enamorados.
El Amor es energía y por lo tanto no se destruye ni caduca, se transforma: a veces en amistad, otras veces sólo cambia de cuerpo.
Mucha suerte!!
Besos!
Sandra 🙂
Los que tenemos taitantos somos especialmente nostálgicos. Es un mal que se acrecienta con la edad, máxime cuando rememoramos el primer beso o el primer amor. Malditas hormonas…
Que a tí te suene a poesía es todo un halago. Muchas gracias.
Besos de vuelta.
Raquel, bonita historia y fenomenal moraleja, suerte y saludos
Gracias Calamanda.
Saludos.
Bonita la visión restrosprectiva de un amor que se sella en un árbol.
y la poesía que se respira en todo el relato.
Suerte, y saludos
Yo traté de que se respirara amor, pero por vuestros comentarios, aceptaré poesía como símil.
Gracias. Saludos.
Aceptamos amor, como… compañía.
Gracias por aclararlo, Esperanza.
Qué bonito relato. Nostalgia egebera (por lo de ET) que se recuerda de manera especial.
Pero como decía aquella serie ‘Nada es para siempre’.
Mucha suerte.
Nada, absolutamente nada. Snif.
Gracias, Esperanza.
Precioso relato-poema. Sí, el árbol de las promesas es caducifolio y no suele esperar al otoño para perder las hojas.
Gracias Edita. Es un árbol ácrata, libre, quizá ahí radique su belleza.
Que manera tan bella de describir la magia del primer amor y la nostalgia de su final.
Precioso.
En ocasiones el desamor resulta necesario para obligarnos a abrir los ojos.
Me gusta cómo le vas dando «la vuelta a la tortilla», durante el desarrollo del texto.
Muy bien. Suerte.
Ton.
Una historia que destila amor, el primer amor…Ese que saltas sin pértiga, sin frenos, a lo loco, con besos y corazones eternos en el tronco de un árbol.
lo has contado con una prosa preciosa. Un relato que no tiene fecha de caducidad.
Un beso, suerte Raquel.
Ya sabemos que todo se termina, que la hoja, por verde y vigorosa que haya sido, termina por volverse caduca, pero estamos muy entretenidos y lo pasamos muy bien cuando simplemente actuamos y sentimos, sin pensar que algún día todo puede terminar, hasta los intentos de algunos locos de perdurar a través de las letras. Pues que nos quiten lo bailado y aquí queda tu relato, grabado a navaja en la corteza de ENTC y de los entecianos y demás admiradores que te leemos.
Un abrazo, Raquel. Suerte y feliz verano
Pues ahí tiene un hermoso recuerdo «para siempre». Tuvo su historia de amor y tal vez luego….
Me encantó el «beso a navaja»
Feliciddes y abrazos
Demoledora por lo real la última frase, y un precioso hallazgo lo de «sellar el beso a navaja». Yo creo que la vida es riesgo y si nos pusiéramos a valorar el impacto de cada posible caída no viviríamos, así que les deseo a tus protas larga vida y que sigan arriesgando. Besos y suerte.
¡¡¡¡Pero que poético!!!!
Vale que todos con el tiempo llegamos a la conclusión de tu prota, pero no con tan hermosas palabras ni con esa sensación de dulce rendición que no hiere, solo escuece.
Precioso.
Me encanta desde el principio y hasta el final. Sobre todo el final: «los calendarios, así como las promesas, también son de hoja caduca».
Magistral. Precioso.
Mucha suerte.