96. Área de Broca ( Nieves M.M.)
Aquella mañana, Fabién se encontraba inquieto. Le había parecido que por encima de la superficie de la leche, unos peces de sonrisa forzada giraban sin cesar en torno al remolino que formaba la cuchara. Asustado, quiso gritar pero no pudo. Y derramó la leche. Un eco de silencio le trajo a la memoria ese mundo sencillo de contornos precisos en el que, como un fondo de mar profundo y silencioso, no había niños, ni dibujos, ni cuentos. Al igual que otras veces, el rostro de la madre era el único paraje conocido y trató de conducir su mirada hasta ella con el fin de salvar del naufragio ese barco varado que habitaba en su mente. Ella sabía que era en sus pupilas donde se producían las tormentas y , con la esperanza de ser ese rayo de sol que se filtra en las nubes, le acarició la mano y le besó en la frente. Pareció que en su rostro se había abierto un claro, pero aún así, Fabién gritó a su madre: “ ¡ Yo no quiero delfines! ¿ Alguien puede oírme?” De espaldas , ella lloraba al tiempo que recogía los destrozos. ( Silencio) » Dicen que soy autista”
Desgarrador y precioso Nieves. Nos introduces en ese mundo único de la mente del autista, nos haces sentir la impotencia de su madre. Muy buen relato. Enhorabuena. Un abrazo
Gracias,Concha por reflejar con tanta exactitud las impresiones que te ha suscitado. Un abrazo
Tremendo relato que ilustra de forma genial las imágenes que pasan por la mente de un niño autista. No hacía falta ese reconocimiento final de la enfermedad, el cuento habla por si solo.
Gracias Paloma por pasarte por aquí. Todo un honor contar con las impresiones que dejan en un lector como vosotros, y ahora tú en este caso, tan veteranos y consagrados
Nieves, describes bien ese mundo silencioso; y quiza asustadizo. Bellas metaforas en tu historia. Suerte y saludos
Gracias ,Calamanda fiel. Pocas y precisas palabras que agradezco de tí , una vez más. Un beso
Debe ser muy difícil entrar en esa mente para poder explicar qué lleva dentro. Sin duda habrás tenido que conocer más de un caso. Siempre me he preguntado cual es el modo de encarar el problema. Pobres padres y pobres educadores.
Impactante relato, duro y tierno, como el problema
Un besito.
Ay Ricardo Ricardo, lo que tengo que aprender de vosotros, de tí… Es una suerte teneros como maestros y amigos.Un abrazo
Taladrador, inteligente y precioso relato, Nieves. Me ha encantado.
Has escogido , Marcos, tres palabras de la RAE que me gustan .Cómo lo has adivinado? un abrazo
( … y esta no es mi Olivetti, que me he pasado a casa de un vecino , que si no…..)
Nieves,me gusta mucho tu relato porque reflejas muy bien la calma, el cariño y la forma de comunicarse de la madre con el hijo,que son factores importantísimos a la hora de tratar a un autista.
Un saludo
Tu sensibilidad adorna lo que le falte a mi relato. Muchas gracias,MAría Elena. un abrazo
Nieves, precioso y tierno relato. El rostro y mirada de su madres es lo único a lo que se aferra el niño. Me ha encantado. Abrazos.
Gracias, Salvador , por tus amables palabras Un abrazo
Meterse en la menta de un autista y explicarlo así de bien… creo que puedes estar muy orgullosa de tu relato. Es muy bueno. Mucha suerte.
Eres muy amable por tus palabras. Lo de estar orgullosa de mi relato… es ya otro cantar. Pero se agradece . gracias!
Área de Broca, pues cuando yo estudiaba falté a esa clase. Gracias ya se algo más. Y la historia es contundente y posible por los casos de los que tengo conocimiento.
Un beso Nieves.
Gracias Jesús,. Debimos de faltar el mismo día.Yo tampoco conocía hasta hace poco esa palabra Su hallazgo forma parte de esa historia rocambolesca a la que aludo más abajo. UN abrazo
Un relato que toca el corazón, amiga. El penetrar en el hermetismo del autismo es un riesgo que tu salvas.
Suerte
Un abrazo
Muchas gracia, Montse, por tus palabras y el enfoque de tu planteamiento
!Jo! Que duro, pero a la vez que bello.
Abrazos.
Gracias María, un honor verte por aquí Un abrazo
Valiente al enfrentarte a un tema tan inquietante. Sensible al tratarlo con una imaginación suave delicada y próxima. Escrita de forma precisa y didáctica. Cómplice de transmitirnos esa falsa conciencia de olvidarnos de lo que no nos implica. Y humana hasta en esa frase final con la que nos descubres todo. Gracias por esa última frase; no puedo darme por no enterado porque llega y se queda.
Miguel , comentario que casi es una dedicatoria, Gracias gracias
Precioso y lleno de ternura. No tiene que ser nada fácil.
Besos.
Muchas gracias, Juancho, por tus palabras Un abrazo
En primer lugar, agradeceros a todos el haberme dejado vuestras impresiones tras leer el escrito.
Es curioso saber cómo surge la idea de escribir un relato y no otro . Algunos de ellos esconden verdaderas historias rocambolescas. Y este la tiene. Fue parido como un niño deseado que no acababa de prender en el vientre materno; desde ese estado infértil que tanto teme un autor ; desde ese bloqueo descarado que a veces nos arrasa como una sequía obstinada y tenaz.. Cuando comencé a abordar, a intentar atrapar algún resquicio, alguna idea que hiciese referencia al tema del mes, el de la tormenta, lo que sí tenía claro era que deseaba tratarlo como algo tangencial, algo que no ocupase el protagonismo de un fenómeno exclusivamente meteorológico. Estaba convencida de no dar con una trama, con un hilo conductor.No había forma de encontrar algo mínimamente sugerente o aprovechable.Semanas y semanas, cuando de pronto, una frase se me apareció completa, como quien la deja en el felpudo de tu casa y luego desaparece: » Era en sus pupilas donde se producían las tormentas» . Y me gustó. Fue así como fui tejiendo alrededor de esa frase inicial que me sedujo. No estoy contando nada nuevo: ésto nos pasa a todos,pero la historia de este relato es atípica y aún más larga y comprendo que no es el momento. Pero es curiosa, porque no tiene nada que ver ni con mi entorno ni con mi profesión. Si me sorprende es por cómo llegó cuando me encontraba a punto de subirme a la balaustrada del puente para perpetrar una de mis eutanasias literarias.
Y ahora el final ; ese » Dicen que soy autista» . En un «doscientos», en un microrrelato tan ceñido al espacio,cada palabra cuenta; cada palabra tiene una función. Cualquiera que se haya acercado a mis anteriores escritos sabe que son ( o pueden ser) una maleta de doble fondo. Es solo un juego, que a veces me funciona y a veces no. El considerar esa frase un intento de explicación al desenlace de la historia vendría a ser como un intento inùtil de explicar lo obvio. Demasiado básico, si no de mal gusto.Esa frase es precisamente la que abre la puerta a una propuesta mucho más inquietante : Dicen ( e-l-l-o-s), que soy autista . ELLos lo dicen . «los otros. «. Qué clase de autista no respondería de buen grado al trato acùstico.- táctil de esos maravillosos animales que de todos es sabido que funcionan con autistas? por qué rechaza, le es insuficiente esa terapia? ël tiene un daño en el cerebro en un punto del que no puede regresar para contarlo ( nunca sabremos qué ocurre en un cerebro dañado). Privado de expresión, de la comunicación y del lenguaje, concluye tajante: . «Dicen que soy autista» , como reivindicando otro diagnóstico. A modo de propuesta.
Relato imaginativo en el que expones con imágenes inquietantes y delicadamente contadas, un mundo para nosotros desconocido. Tras leer tu comentario a la ejecución de este relato, está claro que cada palabra que has buscado tiene un objetivo evidente. Y lo has conseguido a través de esa sensibilidad que te caracteriza.
Muchas gracias J.P.G. Hablas de lo que precisamente más desearía conseguir: que cada palabra alcanzase el objetivo para el que ha sido escrita. Y en esa búsqueda , los dos estamos juntos, disfrutando, mientras tanto :)))
Mentes maravillosas, que viven la vida de manera distinta, que alcanzan una sensibilidad inalcanzable para muchos. Palabras muy bien hilvanadas. Me ha encantado Nieves, felicidades.
Un abrazo.
Marta-Claudia, muchas gracias por bucear hasta aquí, «a pesar de los delfines». Un abrazo: Nieves