116. Argumentación (Elysa Brioa)
Esta es la historia de un atleta que nunca compitió. Enric, mi protagonista llevaba toda su vida dedicado al cuidado de su cuerpo con el fin de disputar unas futuras olimpiadas. Una férrea dieta y mucho ejercicio habían conseguido esculpir cada músculo hasta dar con la complexión casi perfecta. Pasaba tantas horas trabajando su musculatura y dedicaba tanto tiempo a contemplarse en el espejo de la entrada de casa, que nada más tenía cabida en su existencia. Murió su madre mientras estaba en esta permanente contemplación, su hijo, al cual miraba con extrañeza, se hizo adulto. Las pocas conversaciones que el niño pudo mantener con su padre ocurrieron mientras se reflejaban en el azogue. Fue su última novia, una pubescente obsesionada con el peso y que se pasaba el día ensalzando los bíceps, tríceps y demás “iceps”, la que dio la voz de alarma. Enric había desaparecido y lo más increíble, ni siquiera se había llevado los aparatos de musculación ni sus compuestos vitamínicos. Hubo una pesquisa policial, pero la falta de pistas condujo a un punto muerto. Espero que me comprendan, estaba harto del desgaste al que me sometía semejante imbécil. Qué descanso, ahora solo reflejo las paredes.
Creo que podemos entender perfectamente el hartazgo por lo que el pobre espejo ha tenido que soportar durante toda su vida. Saludos y suerte.
¡Cuánto me alegra que te reflejes por aquí, Elysa!
Iba echando en falta tus historias de muertos, asesinos simpáticos y justicieros. Tu sentido del humor y tu fuerza. Suerte.
que ilusión me hace leerte por aquí. Y te lo digo junto a una piedra verde que tengo en mi mesa y que me dice nombre bajito a menudo… 🙂