35. Artículo extraido de la Revista Espacial de Ciencias del Universo (traducción de Juan Manuel Pérez Torres)
Después de varios meses de arduos análisis y poliédricos ensayos efectuados por un equipo de científicos formados en el Centro Superior de Estudios Arqueológicos y Antropológicos del Planeta Tierra, se ha podido desvelar la naturaleza de un misterioso y extraño objeto fósil encontrado recientemente bajo la almohada de una cama petrificada hallada entre las ruinas de Madrid, la mítica ciudad desaparecida hacia el año 3033. Los eruditos investigadores han explicado que se trata de un espécimen de los primeros robots, muy arcaicos y básicos (aunque los había de muchas clases). Con ellos la especie andromorfa o humanoide que poblaba el globo por entonces, lograba evadirse a ratos del proceso esquilmador que llevaron a cabo durante los siglos XXV al XXVIII. Con dicho robot, mediante un fácil proceso de asimilación de pensamientos transferidos en láminas de origen eucariótico (lo que ellos llamaban leer y pasar páginas), lograban desdoblarse en materia y eteria, y, con ello, trasladarse a cualquier otro lugar del tiempo o del espacio y adquirir sapiencias ajenas. Se siguen realizando pruebas de Inteligencia artificial para determinar el funcionamiento del artefacto, llamado libro, que ha sido considerado un verdadero protogenerador de endorfinas, serotoninas y todas las felicitinas.
El libro, amplificado con la imprenta, ha sido dado por muerto muchas veces, pero ahí sigue, incluso en este mundo digital que parece amenazarlo a cada minuto. Como se suele decir de otras cosas, si no existiera habría que inventarlo. Algo tan importante como natural para nosotros, se convierte en todo un descubrimiento para los pobladores del futuro, quizá mitad humanos y mitad mecánicos, que no pueden por menos que reconocer sus virtudes. En un mundo destruido no es extraño que hasta el último momento alguien se aferrase a uno de estos objetos. Has descrito muy bien, con un lenguaje científico y neutro, las reacciones que provoca una buena lectura, un homenaje a esos objetos fundamentales, a los que no pensamos renunciar mientras nos ayuden a sobrellevar el presente, pase lo que pase en el futuro.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
José Manuel, me encanta tu relato. Esa historia de ciencia ficción bien futurista en la que se rescata de nuevo a nuestro más viejo y fiel aliado, el libro. Siempre se dice que va a desaparecer pero ahí está, aguantando. Mucha suerte, un abrazo fuerte.