55. ATARAXIA (Mødes)
El frío es una bestia con colmillos afilados.
Y les muerde. Les muerde. Les muerde.
Y aunque tienen las extremidades congeladas, y la hipotermia ha enraizado entre sus huesos, siguen ascendiendo.
Pero el Everest duerme con un ojo abierto, y despierta con un rugido atronador, augurando que mañana habrá madres de luto.
Y vomita un descomunal alud de nieve que cabalga desbocado a la caza de los alpinistas, los engulle, y acaba con sus vidas y sus sueños de grandeza.
Y a pesar del trágico suceso, los viandantes miran de reojo y siguen su camino.
Entonces, asumiendo con resignación la indiferencia de la gente, toma la montaña entre sus dedos, la dobla con cuidado, y la guarda en su maleta.
«Mañana traeré una puesta de sol caribeña, a ver si tengo más suerte», piensa, mientras se aleja, el frustrado vendedor de paisajes.
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Gran artista éste, capaz de hacer obras de gran realismo, auténticos micromundos con microclimas interiores fieles a lo que representan, además de ser portátiles y manejables. Sin embargo, no todo el mundo sabe apreciar el arte, menos aún los viandantes de una ciudad, que siempre tienen prisa.
Muy original, Modes.
Un abrazo y suerte
Qué maravilla de relato. Imágenes potentes que se dibujan entre frases perfectamente hilvanadas, con un cierre redondo y delicioso. Me ha encantado.
Modes, qué precioso relato, tan visual y lleno de frases estupendas.
Me ha encantado.
Un abrazo
Con palabras lanzadas a bocajarro pintas imágenes impactantes.
Nada afecta a los transeúntes, que como conjunto parecen estar con los sentimientos aletargados.
Seguramente si el vendedor de paisajes muestra un chiringuito de playa con «música» reggaeton, alguno se para y le compra la postal…
¡Genial!
Un beso,
Carme.