117. Nosotros, los insignificantes
Acabó el turno y los obreros hicieron una fila semiordenada. Deseaban volver antes de las doce campanadas y gozar de la calidez de casa. Albergar... Read More
118. Guerra y pan
Jeremy había dejado de llorar. No eran lágrimas ya. Sólo unos brotes de humedad en las mejillas. Llorar a los 45 es un gesto noble,... Read More