17. Ayer (Manoli Vicente Fernández)
Comenzó a dar vueltas por el desolador lugar, extrañada de encontrarse allí tan tarde, tan sola. Se sorprendió de no sentir miedo. La luna llena y la luz proveniente de las farolas situadas a la entrada de la cancela le permitían ir leyendo las inscripciones de los distintos «apartamentos» : «Juan Luis Gutiérrez Pérez 80 años (1930-2010) – Tu adorada esposa e hijos no te olvidan» Le vino a la mente un antiguo cuaderno escolar de ciencias naturales en el que archivaba diversas muestras de plantas en sendos recuadros con su nombre científico bajo cada una de las especies, y sonrió despectivamente. En ese momento sus ojos vacíos advirtieron una inscripción que la hizo despertar:
«Ana María Gónzalez Prieto. (1985-Ayer)»
Manoli, qué extrañas sensaciones tras un sueño así. Suerte y saludos
Juego un poco con la analogía muerte-sueño ¿Estaba dormida realmente o en ese despertar la vida era como un ayer que se fue…? Gracias por tu lectura e interpretación, Calamanda. Saludos.
A mi me hubiera gustado mucho más si hubiera acabado con el ayer. Si le quitases la última frase sería mucho más sugerente e inquietante….
Puede que sí, Arantza. Quizá haga algo con ese final… Muchísimas gracias por hacerme saber tu opinión. Un saludo.
He decidido cambiar ese último párrafo, modificando la frase anterior…
Para mi gusto ha ganado mucho, pero está claro que tú qué eres la autora eres la que tiene que decidir…Lo cierto es que ahora se queda uno con un mal rollito…Me encanta!!!!
Relato muy fuerte, ¿será así el paso a la muerte? poder ver que hay al otro lado sin perder lo que dejamos atrás? Da para reflexionar.
Un abrazo y suerte.
Fíjate que en el último párrafo digo:» …una inscripción que la hizo despertar»
hay muchas muertes, Moli, y distintos despertares…Lo dejo a la interpretación del lector. Muchas gracias por pasarte por mis letras y darme tu opinión, compañero. Un abrazo de vuelta.
Ese ayer tan atípico abre la imaginación a un final diferente al esperado. Suerte, Manoli.
Muchas gracias, Eva, por tu lectura y palabras. En efecto,ese ayer
abre una puerta a la imaginación del lector, que es el que completa el relato. Me alegra que lo hayas visto así. Un saludo.
Un despertar de un sueño o de una realidad… Inquietante relato en el que juegas con la imaginación del lector.
Un final que te invita a una nueva lectura.
Suerte Manoli.
Muchas gracias, Mª Belén. Tal es la bifurcación que planteo: ¿realidad o sueño? En todo caso, un despertar. Me agrada que lo hayas visto así. Un abrazo.
Un relato que nos propone esa incertidumbre de dejar atrás, puede que sin saber siquiera qué estás abandonando. Un misterio ese tránsito con el que tu juegas muy bien literariamente para dejarnos esa sensación de inquietud. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Juan Antonio. Sí, es un dejar atrás una forma de entender el mundo, un despertar a través de esa mirada retrospectiva que se reencuentra consigo misma, recordándole la brevedad del tiempo…Un saludo.
Uy me ha dado un escalofrío. Este microrrelato es para contarlo en una noche Halloween.
Muchas gracias, Lorenzo. Un poco inquietante quizá, mi intención es que el lector complete el relato con lo que le transmita. Un saludo.
Sueño, muerte, ese transito hacia una nueva realidad, y esa última frase que hace al relato eterno e inquietante, pues cada día tiene un ayer. Muy bueno, Manoli. Abrazos.
Muchas gracias, Salvador. Se dice que el tiempo es «un ayer que pasó» y he querido reflejar algo de esta reflexión. Algo así como un «deja vú» que abre un portal dentro del sueño… Me alegra que así lo hayas entendido. Un abrazo.
La comparación del cementerio con un herbario escolar me parece de una extraordinaria potencia. El final también es estupendo. ¡Me gusta mucho este relato!
Muchas gracias, Luz. Las asociaciones a veces nos juegan esas pasadas… Me alegro de que te gustase. Un saludo.
No me queda muy claro si estaba viva o dormida. Creo que jugabas con esa idea ¿verdad? Me ha gustado mucho cómo retratas a la protagonista, su desprecio inicial y su sorpresa final. Muy bueno.
Besotes
En efecto, Izaskun, juego con la analogía sueño-muerte, en referencia a una vida «dormida» que despierta al darse cuenta del paso del tiempo. Gracias por tu atenta lectura. Un abrazo.
Quizá sea así, uno muere y no es consciente de ello hasta ver su propia tumba. Relato para pensar también en que esa señora (la muerte) nos puede visitar en cualquier momento y no somos conscientes de ello.
Un abrazo
Muchas veces no nos paramos a pensar que hay muchas clases de muerte, y
Un despertar angustioso. Si está viva y ha tenido un mal sueño… ¡Uf, qué alivio!
Si está muerta y acaba de descubrirlo…¡Horror!
Sea como fuere, un relato muy inquietante.
Abrazos muy vivos.
Traté de contarlo desde el punto de vista del que lo da todo por sentado, agregando además, cierto cinismo al personaje, hasta que tiene lugar un «despertar» es como una visión de la vida desde alguna parte de su yo, que le avisa de que es mortal. En realidad es como una llamada a tomar el tren de la vida, pero, en este caso, es el lector el que configura el texto, por eso he jugado un poco con las palabras (o eso he intentado) Abrazos de vuelta, Virtudes, y gracias por pararte en mis letras. 🙂
que hay que vivir verdaderamente, porque el tiempo es un ayer enseguida. Gracias, Asunción. Se me cortó el comentario antes. Te agradezco la reflexión. Un abrazo.
Vaya sueño más escalofriante. Lo peor es que haora me voy a dormir y… espero no soñar nada raro.
Buen trabajo. Suerte
Gracias, Ana. Puede verse como un mal sueño…o como un despertar, una toma de conciencia, mucho más positivo en este caso. Espero no haberte desvelado, jaja. Muchas gracias por tu lectura. Un saludo.
Asomarse a la muerte siempre da vértigo. Aunque parece un sueño, Tu relato juega muy bien con la incertidumbre del ser o no ser. Aparece tan repentinamente en un extraño lugar como rápidamente parece despertarse al contemplarse como nunca imaginó.
Inquietante historia con una densa atmósfera muy conseguida.
Enhorabuena, Manoli.
Un abrazo.