121. Ayuda
Repito, por si alguien me escucha, soy Miguelón, de Requena, un pueblo de Valencia y no tengo tiempo.
Ella llegará en cualquier momento y lo hará, como siempre hace, volando bajo, cortando el aire con acrobáticos zigzags para llamar la atención. Luego revoloteará con aspaviento hasta posarse sobre mi cabeza, para acabar salpicándome de mierda las orejas, los ojos y el hocico.
Sí, han oído bien: hocico ¿Quién lo diría? ¡Yo, con hocico!
En fin, que solo cuando ella crea que me ha humillado ya lo suficiente, se marchará conforme vino, dejándome en el aire su habitual “¡te lo advertí!”
Y tanto que lo hizo…
Fue la tarde que mencioné lo del divorcio. ¡Ni muerta!, gritó. Estaba frenética y conducía como una loca. No vio que el semáforo cambió. Yo tampoco. Solo vimos el camión. Luego fue el túnel hacia la luz, realmente un tobogán angosto y resbaladizo que conduce directamente al Karma, esa especie de Juez etéreo que, dicho sea de paso, no es imparcial. Para nada. De serlo, ella no volaría libre en el cuerpo de una paloma y yo no estaría aquí, atrapado en la estatua del gato que hay en el parque de Requena.
¡Ya viene!
Cecilia, tu relato me encanta. Me gusta todo: la historia que cuentas, la fluidez con la que la cuentas y el tono de humor que le pones. Chapó.
Un saludo.
Y a mi que a ti te encate Barceló!
Muchísimas gracias por dejarme tu comentario!
Fresco, ágil, simpático, original… Se agradece.
Agradecida me quedo yo con tu comentario Edita!
Un saludo!
Hola, Cecilia.
Coincido con el comentario de mis predecesores. Es un texto muy bueno en cualquiera de los sentidos en que se considere. Besos.
Muchísimas gracias Martín. Ha sido un placer pasar por aqui!
Un saludo!
Tu relato me resulta muy original y simpático. Además, nos muestras como la venganza parece perseguir a los atrapados en ella aún despues de la muerte. Suerte, Cecilia. Un saludo.
Muchísimas gracias Juan por tus palabras.
Y sí, tienes toda la razón, ha sido un pretexto para hacerle un guiño a Requena.
Hola Jesús, pues sí, perseguidos hasta la etenidad.
Icomprensibles cosas del karma! 🙂
Muchísimas gracias por dejarme tu comentario.
Un saludo!
Hola, Cecilia
Ayyyy, pobrecito, condenado para la eternidad. Una historia curiosa y con un final sorprendente. Mucha suerte.
Muchas gracias Concha por pasar por aquí y dejarme tu comentario.
Un saludo
Enhorabuena, Cecilia. Un relato divertido, con ritmo y que atrapa desde el principio.
Mucha suerte.
Saludos.
Muchisimas gracias Rafa, más si cabe, después de leer tu I can.
Un saludo
¡Genial, Cecilia! Consigues en un solo párrafo desvelar toda la trama sin que resulte atropellado, para que el encanto (y la risa), se desencadene después en la mente del lector, tras el último «ya viene».
¡Enhorabuena!
Muchísimas gracias Alberto.
Celebro muchísimo que te haya gustado. Y si, la idea del «ya viene» deja a la imaginación lo que se avecina.
Un saludo
Cecilia, nos pones en situacion de que algo gordo va a pasar… y pasa. Bien. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda!
Efectivamente el pobre gato estaba realmente en apuros!
Celebro que te gustase.
Un saludo