Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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07. B u s t r ó f e d o n .

El dédalo de callejuelas se precipitaba por la colina hasta ser ocultado por los barrancos. Huttong era La Ciudad Podrida hechizada gracias a la vegetación antediluviana y la tela de araña. Por encomienda de Ze Rycai Ziang , El Sogún, tres peregrinos anhelaban desentrañar su acceso: Lucas El Artesano de Celestas, Kongre El Hosco y Mateo El Ebrio en Primavera. Y para lograrlo, leían reverentes el volumen milenario depositado en el facistol del Cenador del Conciliábulo, en el pórtico. Según la diferente exégesis que cada uno componía, se abismaban hacia los monumentos abandonados. Los dos primeros sesudos no superaron Los Pensiles de Cancamusa y no se les volvió a ver.

Mateo, el armenio, alias El Ebrio En Primavera, un sansirolé despreocupado de las disposiciones de La Pagoda de Laca, triunfó. En las hermosísimas hojas del pergamino del kakemono, existía después de todo, la descripción privilegiada del tránsito seguro por Huttong. Entre sus renglones, aparecía inapreciable un segundo cifrado que debía leerse aplicando una curiosa disciplina. Consiguió incluso El Libro de Providencias para Rycai. Y es que dio la casualidad, que Mateo leía como andaba.

18 Responses

  1. Amigo Juan, amigo Juan… Cada vez lo pones más difícil. No sé si andando en zig zag, de atrás hacia delante, o como demonios lo hagas, llegas a la plaza de Tiananmen, a los jardines colgantes de Babilonia o sencillamente te paseas en «Rickshaw» hasta llegar al Templo del Cielo. Giraré las plegarias rodantes de YongheGong (al menos, evocaré los momentos en que lo hice…) para augurarte la mejor de las suertes… Y que otro consiga descifrar tu enigma mensual.
    Un abrazo.

  2. vitolosa@gmail.com

    Bueno, Juan, acabo de leer, releer, y buscar algunas palabras en el drae, y es que contigo hay que acompañarse de un diccionario, si no te quedas a medias.
    Tu bobalicón, tenía un puntito de ¿suerte? aunque andase renqueando.
    Y si sabía apreciar lo subliminal, o descubrir anagramas, o cualquier criptograma que le pusieran delante, pues ¡¡¡Hurra!!! por el.
    Toda mi energía para desear suerte a mi Vidente favorito.

  3. Salvador Esteve

    Juan, en las manifestaciones artísticas hay algo muy importante, la voz personal, y tú sin duda la tienes, entre mil relatos reconoceríamos tus textos. Provisto, por si acaso, de un sumario de enfermedades infecciosas, un manual de encriptaciones egipcias, una réplica de la máquina Enigma, y, por supuesto, un buen diccionario, leo y releo tu relato, y llego a una conclusión seguramente desacertada, pero voy a arriesgarme. Si fuera primavera, Mateo estaría ebrio, dando por sentado que no lo es, estará borracho como una cuba y andará en zigzag, del mismo modo que leyó el pergamino, encontrando así la inscripción del acceso seguro para Huttong. ¡Lo que nos haces trabajar!, jajaja. Encantado de leer tus originales historias. Abrazos.

  4. Salvador Esteve

    Juan, mil perdones, mis ojos leían «ebrio» pero mi mente entendía «sobrio». Evidentemente era primavera y Mateo hacía honor a su alias. Abrazos otra vez.

  5. Ya no se si Dios escribe derecho con renglones torcidos o Mateo lee torcido con los renglones derechos, ja ja ja.
    La cancamusa, no será la carcamusa plato toledano, de moda con el aniversario del Greco?.
    Un abrazo Juan.

    1. calamanda

      Juan, el bustrofedon le decian a Ordoñez, el politico, cuando trabajó sobre el divorcio y otros temas «vangu8ardistas» para un gobierno de derechas.

  6. Ángel Saiz Mora

    Juan, tus textos siempre me parecen un diamante en bruto del que se bifurcan innumerables caminos, que podrían dar lugar a otras tantas historias. Esto sí que es un texto trabajado que, no me cabe duda, puede tener diferentes interpretaciones, según el prisma del lector.
    Igual digo una tontería, pero mi apreciación personal pone tus letras en un nivel no muy lejano al estilo y expresividad de James Joyce, Juan Benet o William Faulkner.
    Suerte y un saludo

  7. No va desencaminado el amigo Ángel Sáiz, a pesar de los discretos intentos del amigo Juan de ocultar con modestia su sabiduría. Yo añadiría influencias de Ezra Pound y Li Bai en este texto.
    Aunque espero que nuestro admirado Juan no se ahogue intentando abrazar la luna reflejada sobre el agua…

  8. Un relato diferente, desde luego. Intrincado recorrido de lugares y personajes de otro tiempo, o de otro mundo. En alguna expresión me recordaste a mi madre, que dice alguna de esas cosas.
    Saludos

  9. Buenas, Juan Pérez, qué ilusión cuando vi que ya habías publicado tu perla de abril. He querido darte el honor merecido de escoger tu relato como el primero que leo de este mes porque sé que nunca decepcionas, sino más bien aleccionas. Como dicen mis compañeros, y sabes de sobra que hago, he usado para enriquecerme el DRAE y en esta ocasión me quedo con la palabra sansirolé, de entre todas las que me ha gustado. Por cierto, muy bueno el comentario de Salvador Esteve que me ha hecho reír. Y, centrándonos, en lo imortante que es otro de tus diamantes, esta vez creo que no me he perdido mucho por el camino hacia esa ciudad hechizada, que en primavera nos ha dado una alegría pues ha resuelto el enigma del acceso. Si es que ese bobalicón borracho lee haciendo eses jeje. Ah comparto lo que dice Ángel. Un gran saludo Juan Haijin el cobertizo de la judería Hecatónquiro.

  10. Relato que he necesitado dos lecturas. En la primera la nomenclatura, los nombres, el escenario y todo me resultaba tan extraño como difícil de fijar en la memoria. Pero una vez asentado el final, sustituir nombres orientales por Juan, Pedro, Colmenar y Rey Juan Carlos, todo fluye. Simpático relato que me lleva a «Dios escribe derecho con renglones torcidos» y claro, quien se tambalea al ritmo adecuado descifra el mensaje. Suerte a fin de mes.

  11. María Rojas

    Estimado Juan, buen relato en el que aprendo palabras y dichos.
    Me gusta la referencia que haces a esos precioso libros de pergamino iluminado que se apoyan en los facistoles.
    Desde tierras americanas un fuerte abrazo.

  12. aurora royo

    Estimado Maese Juan. Estaba yo preocupada porque no veía por ningún lado tu relato. Mira por dónde, nada más y nada menos que con el número 7. ¡Toma ya!.

    Me gusta mucho esta versión de escribir derecho en renglones torcidos. Y me guardo, con tu permiso, para mi uso personal, esos pensiles de cancamusas y esa traducción al culto de sinsorgo, «sansiloré».

    Fuente inagotable de sapiencia, Maese.

    Abrazo.

  13. Desde luego lo que ya tengo claro es que para leer tu relato debo estar bien acompañada del diccionario. Es que si no me pierno una buena historia. Lo que si te puedo decir es que tienes una forma de escribir muy personal y en mi caso agradezco que me regalen unas cuantas palabras reveladors.

    Suerte

    Besitos

  14. Diccionario en mano he tardado un buen rato en desentrañar tu relato, pero el esfuerzo ha tenido recompensa. Buena historia y un estilo muy personal.
    Suerte y saludos

  15. Isabel

    Qué bueno tu relato! No es por ser aduladora y corresponder a tus elogios. En verdad es que tienes un estilo especial.
    Qué bonita esa sansirolé.
    Me he imaginado una época al estilo «El nombre de la Rosa». Y he caminado un poco más torpe que Mateo para llegar hasta aquí. Espero no perder nunca este camino.

    Un abrazo,
    Isabel

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