99 . Bajo el amparo de unas manos invisibles (Juana Mª Igarreta)
Cuando Alaia no puede dormir, abre la puerta de su casa con mucho sigilo y sale al jardín. Allí sabe que le esperan sus amigos de la noche. Como ellos pertenecen al mundo de los sueños, durante el día tienen que hacerse las estatuas. Pero una vez que el sol lanza su último bostezo y la luz se desvanece, ellos se desperezan moviéndose alegremente bajo el influjo mágico de las estrellas. La ninfa de la fuente salta de su pedestal y va al encuentro del joven arquero que mora a los pies del sauce. La niña se les une y compiten entre ellos disparando flechas de humo a los agitados búhos que flanquean la puerta de entrada.
Hay momentos en que Alaia deja a sus compañeros de juegos boquiabiertos. La ven caminar con los brazos extendidos y un pie tras otro, cual avezada funambulista, sobre la estrecha e interminable barandilla de la terraza, suspendida a varios metros del suelo. Aunque su pequeño cuerpo oscile continuamente asomándose al vacío, nunca se cae.
Bajo la hiedra, una tinaja de barro guarda las cenizas de su abuela Andrea a la que no llegó a conocer.
Es fantástico, y me encanta el último párrafo por esa extraña dualidad que adquiere, pues por una parte te puede llenar de incertidumbre al ser tan diferente del resto, pero por otra es como si le diera sentido a todo, a la par que en cierto modo lo dejas a la imaginación del lector. Es lo que se dice pero también lo que no se dice, al menos de forma explícita. Y nos llevas al huerto totalmente.
Me gusta mucho también cuando, además de una buena historia, hay descripciones, rápidas y precisas en este caso porque no puede ser de otra manera.
Demonios, chica, lo has bordado!!! Enhorabuena!!!
Hola, Juana.
Un texto macizo, narrativamente hablando. El título apunta al cierre, a la abuela de Alaia (suena a alas, alada, qué nombre tan bonito, tan pertinente) y nos hace volver sobre los renglones. El cuerpo fluye sin chirrido alguno con expresiones muy conseguidas. Y el final: yo lo interpreto, en alianza con el título, así: la abuela era tan funambulista como la niña, ella sí cayó y su espíritu vela por la niña, la ampara para que no vaya a caerse nuca del filo de la terraza.
Mi enhorabuena y un beso portador de los mejores deseos para estas Fiestas y para siempre.
Hola, Martín.
Agradezco mucho tu lectura y amable comentario. Alaia significa alegría en euskera. Lo elegí por su sonoridad y significado.
Otro beso y lo mismo te deseo para estos días festivos y el año 2018.
Juana Mª Igarreta, bella y fluida historia con final muy abierto. Suerte y feliz navidad¡¡¡
Mil gracias, Calamanda, por leer y comentar. Suerte también para ti y mis mejores deseos para estas fiestas y el año que entra. Un beso.
Todos hemos oído eso de que los niños tienen un ángel que les guía, de otra manera no se entendería que sobrevivan a los peligros a los que les conduce su inocencia, que no sabe ver las amenazas. En la imaginación de esa pequeña los seres de piedra cobran vida para vivir aventuras. A alguien que cree y disfruta con la magia deben protegerla otras manos igual de mágicas.
Un relato lleno de fantasía y hermosa evasión. Dan ganas de visitar ese jardín por la noche.
Un abrazo, Juana, suerte y felices fiestas
Hola, Ángel.
Muchísimas gracias por tu, como siempre, generoso comentario. Me alegra que te haya gustado. Felices días festivos y lo mejor para el 2018. Otro abrazo de vuelta.
Imaginación, fantasía y magia bajo la tutela de la abuela Andrea, un ángel custodio para la protagonista. Precioso y mágico relato, Juana. Abrazos y felices fiestas.
Agradezco mucho tus amables y generosas palabras, Salvador. Abrazos de vuelta junto a mis deseos de felicidad para estos días festivos y el nuevo año 2018.
Me parece muy sugerente el relato que nos presentas, independientemente de su posible interpretación (si hiciese falta), ya que al estar teñido de magia y fantasía creo que permite una cierta libertad para recrearlo en nuestra mente. Me gusta lo que nos muestras y también la forma en que lo haces. Aunque los que comentamos habitualmente -en este y otros foros-, lo hacemos casi siempre de forma positiva, de un tiempo a esta parte, me arriesgo a que alguien se «enemiste» conmigo y, en algunas ocasiones, con afán constructivo resalto algunas cosas que yo creo (puedo estar equivocado, claro) que se podrían corregir.
Pienso que es «sabe que la esperan». No sé el porqué, pero el segundo «ellos» creo que podria quitarse, al estar cerca del primero y ya se presuponerse, además, sino lo ponemos, concuerda también con estatuas, que está más cerca. Yo escribiría «con un pie tras otro». Creo que antes de «a la que no llegó a conocer» iría una coma. Espero que no te hayan parecido mal mis comentarios, Juana. Me ha gustado tu relato. Un abrazo y suerte.
Hola, Jesús.
Decirte que tu comentario lo agradezco especialmente. A los que escribimos por pura afición nos viene muy bien saber en qué podemos mejorar. Yo le suelo comentar a mi marido que a veces veo mucha mermelada en los comentarios, cuando en algunos casos habría que ser un poco más críticos. En general, veo muy claras tus rectificaciones, salvo en alguna que tengo dudas. Gracias de nuevo y te deseo lo mejor para estos días festivos y el 2018. Un abrazo y suerte también para ti.
Muchísimas gracias por tu generoso comentario, J. Ignacio. Me alegra que te haya gustado. Saludos y mis mejores deseos para el 2018.
¡Ay, qué tendrán los abuelos! A mí también me ha dado por ahí. 😉
Pues me paso a leerlo, Edita. Muchas gracias por tu lectura y comentario. Un beso y Feliz Año Nuevo.
Unas amorosas manos invisibles que desde el más allá (que más parece el «más acá») cuidan a la nieta funambulista y a su mundo.
Por su atmósfera de entresueño, y su magia, y la amistad y el amor que rezuma, me encantó tu micro, JUANA.
Cariños,
Mariángeles
Me alegra mucho lo que me dices, Mariángeles. Mil gracias y te deseo un estupendo 2018. Besos.