24. Batido de fresa
—Luis, hijo, siento despertarte.
—Mamá, en Vancouver son las tres de la madrugada y el congreso comienza muy temprano.
—Ya… pero se trata de los abuelos. La abuela entró en el sótano y…
—¡Como! ¿Que entró en mi laboratorio?
—Si…si, ha sido un descuido. Ella y el abuelo se han bebido varias dosis del preparado color rosa que guardas en el refrigerador. Están encerrados en su habitación como dos tortolitos. Nos han pedido que les dejemos en paz y que les hagamos llegar otro batido de esos tan ricos que preparas con sabor a fresa.
—Es angelato de picachocho con clitoferina psicosa, que precisamente voy a presentar aquí.
—Llamé al 061 y vino un enfermero, pero no quisieron hablar con él. Decían que estaban estupendamente, que les lleváramos otro batido. El abuelo le decía a la abuela: «pajarito vuelve a la cama, no hables con extraños».
—No te preocupes, mamá, vamos a dejarles tranquilos. El efecto del rospitilino, que así lo voy a llamar, no dura más de doce horas.
¡Y felicítame! parece que mi descubrimiento ha sido un éxito. Lo que nunca imaginé es que los abuelos fuesen a ser los cobayas.
Los nuevos medicamentos, en fase experimental y tras pasar por muchas pruebas, incluso con seres vivos, llegan a lo que podríamos denominar hora de la verdad, su aplicación en humanos. Pese a todos los estudios previos es de imaginar el temor de sus promotores acerca de la efectividad en ese momento crítico y decisivo. En este caso, casi por accidente, parece que esa última etapa se ha probado de forma inesperada y con éxito con esta pareja madura que, sin saberlo, han contribuido al avance de la ciencia, al tiempo que han disfrutado. Solo hay que desear que no tenga efectos secundarios ni les cree demasiada adicción.
Un saludo y suerte con este divertido relato, Pilar
Gracias Ángel por pasarte por aquí y comentar.He intentado hacer algo ligero porque la mayoría de lo que se me ocurre son «tremendas tragedias». Creo que es mucho más difícil hacer reír que llorar.
Si te ha parecido divertido o robado una sonrisa me doy por satisfecha.
Saludos
Pilar, sí,tiene razón Ángel los abuelos cobayas han descubierto que el ensayo de su nieto ha sido un éxito y gracias a ello están disfrutando de su nueva juventud. Una historia muy divertida. Un abrazo
Un relato divertido que pone el acento en la sexualidad en edades avanzadas. El éxito del «experimento» hace felices a los ancianos y desconcierta a todos los demás, menos al nieto que también está satisfecho con el resultado. Los términos científicos inventados y la escena de los abuelos encerrados y negándose a hablar con el 061, son dos aciertos más del relato, en mi opinión.
Mucha suerte y un abrazo, Pilar.