52. BERTA (PURIFICACIÓN RODRÍGUEZ)
A Berta le encantaba el pan. Desde muy pequeña reclamaba ese humilde alimento al sentarse a la mesa. Le gustaba todo, pero siempre con pan, y con el que le sobraba modelaba hábilmente pequeños animalillos, autos, cañones y cuantos objetos se le ocurrían.
Pero, un día, algo debió de cambiar porque, sin motivo aparente, empezó a perder peso y a ganar tristeza. Dejó de vestirse de colores y hasta de reír. Finalmente, dejó de mirarse al espejo.
Cuando se desmayó una mañana, sus padres la ingresaron, alarmados por su extrema delgadez bajo las holgadas ropas. Al volver a casa, tras un mes de hospital, con una estricta disciplina alimentaria y varios frascos de píldoras, la familia respiró aliviada. Sólo habían sido trastornos de la edad y Bertita ya estaba curada.
Pero cuando, a las dos semanas, la encontraron muerta sobre su cama, con todos aquellos tarros de pastillas vacíos, supieron que se habían equivocado. Su hija se había marchado y ya no volvería.
Sobre su almohada había una pequeña figura, hecha con delgadísimos cilindros de miga de pan cuidadosamente ensamblados. Se quedaron horrorizados al acercarse y comprobar lo que aquella escultura representaba.
Era un esqueleto perfecto.
Me ha impresionado mucho el tremendo problema que planteas.
Cuando parece un final previsible, nos sorprendes con una macabra imagen acertadísima, para condensar una trágica realidad.
Suerte.
Ayyy el mal de muchas jóvenes o no tan jóvenes.
Tu lo has llevado al extremo y se encoge el alma solo de pensarlo.
Abrazos
Un relato que nos deja cosas para pensar y que creo que transciende en muchas otras dejándonos a nosotros decidir quién es el culpable. Me ha gustado ese detalle central de esculpir en migajas de pan. Mucha suerte 🙂
La imagen final da escalofríos.
Gracias de nuevo, a todos, por vuestros cariñosos comentarios. Un abrazo, amigos.
Purificación, esta crónica de una muerte anunciada es triste y cuidada en su estructura. Suerte y saludos