Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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54. Bianca Délano

Pedro murió el viernes al amanecer. Lo encontraron en un banco del parque de la Magdalena. Se quedó dormido– le dijeron–. Una ola de frio polar, inesperadamente, había invadido la templada ciudad.

A Martín, castellano de Tierra de Campos, Santander le tan resultaba lejana, como su hermano. Lo llevaron al pueblo a enterrar. Martín pensó que, aunque probablemente Pedro no hubiera estado de acuerdo, era lo más sencillo.

Después, tan inesperadamente como el frio polar que se llevó a Pedro, apareció un abogado para detallarle la extraordinaria herencia que le dejaba su hermano.

La luz de la bahía atravesaba espesa el gran ventanal ovalado del ático. Martín permanecía sentado en el lujoso dormitorio de Pedro, absorto en la contemplación de las motas de polvo en suspensión y el exótico contenido del vestidor.

El abogado le explicó que la fortuna no procedía de su sueldo de catedrático, sino de su “otra carrera”.  Pedro resultó ser “Bianca Délano”, la escandalosa “Queen” que revolucionaba las tertulias televisivas más tórridas.

Su adorado hermano: ingenioso, cariñoso y bromista. No el desconocido pedante estirado que raramente lo visitaba siempre con prisas. Por fin lo recuperaba, aunque demasiado tarde. Sonrió y una lágrima recorrió su mejilla.

 

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    A las personas que llevan una doble vida les gustaría compaginar con normalidad todas sus facetas, no tener que ocultar una parte integrante de su naturaleza por temor a no ser comprendidos o peor, vilipendiados.
    Estos hermanos, algo distanciados, estaban más cerca de lo que parecía. Tal vez Martín hubiese aceptado y respetado las peculiaridades de Pedro; el hecho de que le dejase su herencia revela un cariño no siempre manifestado, pero no menos presente. A menudo la vida termina por encajar las piezas dispersas, pero a veces también sucede cuando ya resulta demasiado tarde.
    Un relato sobre el respeto y la aceptación. Suerte con él, Mila. Un saludo

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