53. Smooth criminal (Jesús Garabato)
Siguiéndola, una noche más, vuelvo a mi antiguo barrio. Dando la vuelta a la esquina se encuentra el ajado rótulo del Black or White, el club en el que tras la barra pasé la mitad de mi vida.
Aquella madrugada, después de marcharse el último de los clientes, unos golpes en la puerta llamaron mi atención. Tras ella se encontraba la que me pareció la más hermosa de las mujeres. Con una sonrisa le indiqué que pasara.
Acariciando el bourbon que le serví, comenzó a relatarme sus cuitas: por qué había decidido abandonar su pueblo, cómo nada más llegar a la ciudad conoció a quien le propuso hacerla la más feliz de las mujeres y cómo decidió abandonarlo tras su última paliza. Se estremeció.
Consolándola, la invité a acompañarme a mi hotel: «Puede que tengan alguna habitación libre», le dije. Sonrió.
Ya fuera del local, echó a correr hacia la esquina, mientras una mano y una navaja, alentadas por su voz, se hundieron en mi bolsillo y en mi vientre. Amanecía.
Amanece. Tirada en la calle, ahora parece la más infeliz de las mujeres; una vieja atormentada por unas pisadas que nadie puede oír. Y además, sola, negra y sin blanca.
Me has hecho trabajar, relato muy musical y el final creo que es la realidad. Muy bueno. Un bico.
Muchas gracias, Maite, por tu lectura y amable comentario. Bicos.
Hola Jesús.
Me gusta tu relato tan descriptivo. Veo a la chica, veo el club, veo al personaje protagonista…y veo una triste realidad reflejada en ellos.
Un abrazo.
Hola, Pilar. Agradezco mucho tu lectura y palabras amables. Un abrazo.
Una actuación con contenido humano, capaz de conmover; una sonrisa, como promesa de entrega sincera, puede no ser más que un puro engaño, el gancho para conducir a una víctima a una agresión y a un robo. La mujer que se presta a ello no puede terminar bien, ni por la vida que ha llevado, ni por las compañías, ni, sobre todo, por los remordimientos. Quizá no termine en una celda, pero ya tiene suficiente castigo.
Un relato con los bajos fondos como escenario, en el que la inocencia, por un lado, y la falta de escrúpulos, por otro, vienen a ser casi dos personajes más.
Aprovecho también para decirte que hay dos «como» en la misma línea que creo que necesitarían una tilde en la primera «o».
Un abrazo y suerte, Jesús
Muchas gracia, Ángel, por tu visita y por abrirme los ojos con tu lectura atenta y más que generosas palabras. Un abrazo.
Tu relato genera expectativas desde el principio, sugiriendo una relación entre el protagonista y la mujer a la que sigue (una vez más) hasta su antiguo barrio. Luego una retrospección en la que dosificas la información hasta desvelar el apuñalamiento del protagonista al amanecer (engañado por la mujer). Y el final que enlazas con el amanecer en el presente: la venganza (refinada) del protagonista que vuelve del otro mundo para atormentar a la cómplice de su asesinato. Una estructura muy trabajada que funciona a la perfección y trasmite al lector la atmósfera de misterio, engaño, muerte y venganza. No sé si mi interpretación está cerca o lejos de tu objetivo.
Enhorabuena y suerte, Jesús.
Un abrazo.
Muchísimas gracias por pasarte y regalarme tu comentario, Josep Maria. Mi idea es la un criminal «sigiloso» que intenta arruinar la vida de aquellos que, cruelmente, le arrebataron la suya; e inspirado en el título de una maravillosa canción de un gran artista, aparentemente no demasiado contento con el ¿principal? rasgo de lo que le deparó su naturaleza. UN abrazo.