77. BORDERLINE
Diez, pensarás, y mientras flotan en tu mente las cuatro letras morosas, me pedirás que me quede con Rufus, que tampoco tiene sitio en tu nueva vida.
—No, llévatelo —, argumentaré con esa poquita seguridad que tengo desde que sé que ha empezado nuestra cuenta atrás, el niño va a pasar más tiempo contigo.
—Voy a comprar un gato —, dirás olvidando que fue nuestro hijo quien se enamoró de aquel cachorro desgarbado, con el nueve acechando. O el ocho, si no te ha gustado que siga intentando bucear en tus ojos cuando repartamos las fotos y otros recuerdos, en un intento nulo de reflotar alguno de los pecios hundidos. Y sin darte cuenta, que el tiempo guillotina los minutos sin piedad, habrás llegado al seis, maldito número del diablo. Cinco, cuatro, y Rufus ladrará porque llegue el vecino. Tres, cuando encargues en la tienda de mascotas ese gato siamés o persa o bengalí; dos al recogerlo. En el preciso instante en que me pidas mi copia de las llaves de casa, por si acaso, acariciarás el uno, a la vez que yo me estrello contra el cero, y Rufus empieza a lamerme la mano.
Hola, Paloma, emperatriz de las cúspides.
Quizá tu nuevo relato signifique que las cosas mejoran, ojalá. Originalísima manera de contar esa cuenta atrás de los combates de boxeo, invertida. O de los despegues, vuelos espaciales (lo pretendido por el coprotagonista de la historia) Los animales, el que ya está, el perro, y el por venir, el gato, sirven de clave de bóveda a la peripecia cargada de problemática y hasta de un intento por reflotar la situación, por la vía de sublimar el pasado vía fotos, la penosa, triste realidad de esta pareja. Todo ello con frases de alta complicación relojero-literaria. A él, ansioso por su independencia, y por ello comprará un gato, nadie sabe cómo le va a ir. Ella, cuando menos, cuenta con la fidelidad de Rufus, el can, que enseguida le lame la mano en su insobornable, inquebrantable fidelidad. Un texto que provoca mi entusiasmo y los más clamorosos vítores merecidos. Guau, qué texto, miau, qué relato. Y el título: para comérselo. Mi muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy enhorabuena. Y un beso.
Esta vez, querido piropeador, no puedo darte la razón…Ella es la que se queda con el niño, la que compra el gato, la que realiza la cuenta atrás para empezar esa nueva vida sin él, que es el que se queda con Rufus y con la soledad.
Perros, gatos…que a veces, no siempre, consiguen llevarse bien. De maravilla.
Otro beso.
En cualquier caso, Eduardo, muchas muchas gracias por comentar.
La cuenta atrás ha comenzado y ya nadie podrá detenerla. La última línea en la frontera que les resta para consumar el fracaso de lo que intentaron crear está a punto de quebrarse. La determinación de una de las partes para que ello suceda es imparable. En las rupturas siempre hay alguien que pierde más, que trata de evitar el naufragio in extremis, pero no hay nada que hacer. Está escrito que van a terminar como el perro y el gato, uno con un can y ella con un felino, separados, diferentes, incompatibles. A él sólo le queda, al final, el cero, la nada, el vacío; al menos, eso sí, acompañado del mejor amigo del hombre, alguien que siempre le será fiel.
Muy imaginativo, sorprendente incluso, además de bien narrado.
Un abrazo, Paloma. Suerte
Has hecho, como siempre, un análisis estupendo del texto. Me alegro de que te resulte imaginativo, y de que llegue a sorprenderte…me siento orgullosa!!
Muchas gracias Ángel.
Un abrazo.
Genial la manera numerada de meter los animales en el relato.
Felicidades, amiga visible, la suerte ya la tienes.
Tu pulsera sigue despertando interés allí dónde quiera que la use…Muchas gracias por comentar María, amiga visible, y sí, la suerte la tengo por tener amigos invisibles como tú.
Un abrazo.
Sí, Paloma, he patinado de lo lindo. O tomado el rábano por las hojas. O debe ser que se impuso mi tendencia a ver, en estos casos de separaciones, al hombre como el malo de la película, el que quiere vivir una vida nueva, etc… En una relectura más reposada veo las cosas como las dices y están escritas. La próxima vez iré con más cuidado.
Un beso.
Gracias de nuevo Eduardo, esta vez, no es el hombre «el malo» como tú dices, en realidad no hay ni malos ni buenos en esta historia….aunque ahora que lo pienso sí que hay un bueno, Rufus.
Un beso
PALOMA, bien contada esa cuenta atrás tan difícil y real. Las imágenes de esas sensaciones, las oportunidades perdidas, están muy bien desmenuzadas. Suerte y saludos
Calamanda,gracias por comentar, como siempre, con tu ojo clínico bien abierto.
Saludos.
Me ha gustado tu texto, aun con ese desánimo que se acentúa al ir desgranándose la cuenta atrás. ¿Y el siete? ¿Será la rasgadura que aflora en tu corazón? Menos mal que por ahí anda Rufus, a pesar de ser, en cierto modo -por lo que representa-, apartado. También. Suerte, Paloma. Saludos.
Viendo los comentarios parece que me he equivocado en la interpretación de lo que nos cuentas en tu relato. No sería la primera ni la decimonovena vez que me pasa. Pero en lo de que me ha gustado tu texto, no hay equivocación posible. Más suerte y saludos, Paloma.
Jesús, no hay equivocaciones en la interpretación de un texto, es la magia de las palabras, que a cada uno le llevan a una situación , a un paisaje, a un relato.
El siete está asociado a la buena suerte, por eso me he permitido omitirlo, estos dos no es que hayan tenido mucha suerte en eso del amor.
Gracias por tus comentarios.
Saludos.
Me quedo con esa inseguridad que exhala el prota, con los pecios hundidos, etc., pero, sobre todo, con esas cuatro letras «morosas» ¡me ha encantado! ¡Enhorabuena Paloma!
Gracias Alberto, me alegra saberlo.
Saludos.
No es un texto fácil para quienes como yo la materia gris ya no es lo que debiera ser, pero tras varias lecturas se aprecia de verdad. Excelente Paloma!
Un abrazo y suerte.
A mí me pasa a menudo: releer para llegar al fondo, así que compañero, estamos en el mismo barco.
Gracias por esas relecturas.
Un abrazo.
Me ha encantado tu propuesta, es un planteamiento muy original. El ritmo que se acelera mientras se agota el tiempo, me hace llegar al cero conteniendo la respiración y sintiendo la angustia del protagonista. Si yo fuera un perro, en ese momento también le lamería la mano. ¡Suerte!
Un abrazo
Qué bonito te ha quedado el comentario Nieves, y qué completo tu análisis. Muchas gracias por descubrir esas pequeñas argucias, y por compartirlo conmigo.
Un abrazo.
Me gusta mucho tu historia con cuenta atrás. Alguien ha dicho ya que hay cuenta atrás en los combates, pero también en los despegues de cohetes, por lo cuál me pareció muy sugerente tu propuesta, porque de algún modo esa cuenta atrás engloba las dos perspectivas: la del que se siente derrotado y la del que emprende una nueva vida. Me costó entender que a eso precisamente podías estar refiriéndote cuando le pusiste título, y sí, lo confieso, tuve que buscar cual era el significado exacto de la palabreja (que yo conocía en otra acepción más relacionada con el coeficiente intelectual). No es que tus protagonistas sufran un trastorno límite de la personalidad, no, pero están en el límite entre dos realidades, intentando decidir por cuál de las dos se decantan. Y parece que los dos lo tienen claro.
Muy buena propuesta, repito.
Suerte y abrazos,
Paloma: No tengo palabras para comentarte tu extraordinario relato.
Suerte y abrazo grande.
María Jesús, ya se sabe, lo bueno si breve…así que gracias por tu comentario.
Abrazo de vuelta grande para ti también.
No es un relato fácil, pero sí impresionante, reconozco que esa cuenta atrás al principio me despistó y tuve que releer, tras la segunda lectura me fue generando ansiedad al ver consumirse ese tiempo en común de forma tan inexorable. El lametón de Rufus al final, me ha dado la tranquilidad que, seguramente, intentaba transmitir a su dueño.
Me ha encantado, un abrazo.
Una cuenta atrás que es inevitable, se ahogan los números en un mar de palabras y recuerdos irreconciliables.
Siempre hay quien gana más después de una ruptura y quien se queda con la soledad y un lametón de fidelidad.
Magnífico relato nos regalas. Perros y gatos, dos seres que nunca terminan de llevarse bien, que tienen sus diferencias tan marcadas como las de tus protagonistas.
Muy buena lectura como siempre.
Un beso grande preciosa.
Lo siento, Paloma, pero no acabo de captar todo el relato. Sí, hay una separación y uno se marcha el otro narra una secuencia, un contar hasta diez, pero me quedo fuera.
Después de leer los comentarios y aclaraciones cuadra algo, pero sigo sin ver la focalización. Por eso me gusta ENTC, por la posibilidad de ver a través de otros lo que no llego. En fin, suerte.