BOY10. CAPERUCITA RELOADED, de Cándido Macarro
Érase una vez una tierna niña… (En realidad había transcurrido algún tiempo desde lo del cuento y, bien mirado, la niña ya no era tan niña).
Empiezo de nuevo.
Érase una vez una mozuela, apretada y un poquito ligera de cascos.
Érase una vez un lobo venido a menos porque padecía ciertas frustrantes disfunciones sexuales.
Érase también una vez una abuela que regentaba un club de carretera de renombre.
Y érase otra vez unos cazadores bastante gañanes y salidos, clientes habituales del mentado club.
Érase una vez un bosque atravesado por dos caminos… dos carreteras: la autopista de peaje y la carretera comarcal llena de baches, curvas y camioneros exhibicionistas.
La niña mozuela se llamaba Segismunda Belausteguigoitia Ncono, y era oriunda de Membrilla, provincia de Ciudad Real, aunque de padre vasco y madre angoleña, que habían acabado recalando en la Mancha para trabajar en una fábrica de quesos. Era conocida como Caperucita roja porque solía tocarse con una gorrito blanco y siempre dejaba asomar por encima de su pantalón, de cintura baja, un tanga de color rojo.
¡Mierda! Se me acabaron las doscientas palabras y no voy a poder acabar de contaros el cuento. Bueno, ¡Le echáis imaginación!
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¡Tú si que tienes imaginación! Vaya maxmix, se nota que te has divertido escribiéndolo.
Un abrazo.
Esta historia promete, quizás la puedas continuar el mes que viene: Qué le pasa a la princesa… Es una idea.
Belaustegigoitia es un fresca de tomo y lomo!!!! Y el autor/a ¡se ve que conoce bien el club!! ES MUY BUENO. EMPIEZA BIEN Y ACABA MEJOR. Yo tambien voto porque nos sigas contando la historia en la próxima entrega. Juaaaaaaaaaaaaaa, juaaaaaaaaaaa, juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Es que no puedo parar de reirme. Y encima, nos dejas con la miel en los labios!! Maldad, es lo que abunda por estos lares, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa….
Cuentos infantiles, perdices y hadas. Qué bien, y luego casi todos nos hemos retratado con las secuencias más siniestras y pervertidas.
Este blog está lleno de malvados. Me encanta que sea así.
Susana, es que en el fondo todos tenemos un poquito de malillos. Incluso yo, que soy guena, guena, requeteguena. Pero sobre todo, es que nos hace falta mucho humor, que bastante chunga está la cosa. Ya ves, ahora os tengo que dejar, para seguir con mi curso on-line, ¡no me digas que no es triste!!.
Aurora, dos cosas.
La maldad a nivel escritura es una vía de escape, para mí perfecta. Yo cuando empiezo a armar una línea, o una idea, solo se me ocurren putadas, después corrijo y tal, pero esa es la esencia. Y me divierte.
Y eso que yo también soy buena, es más, soy incauta e inocentona. Pero es lo que me sale.
Y yo empiezo un curso online el miércoles. De triste nada, guapa. Voluntario. Eso sí, como bien dices, va a ser triste no poder estar a todo.
Un abrazo.
Caperucita Belausteguigoitia Ncono? Tocada con un gorrito blanco y tanga rojo? Jajajajajajaja. Muchas gracias por las risas, autor/a.
Muy bien escrito. Divertido.
Y el voto que me quedaba, fue para el tuyo, Cándido, se me hacía de Susana, no sé por qué. A disfrutar esa mermelada y felicidades.
Cagüen Eva, creo que no me toca mermelada. Intentaré afinar más la próxima ocasión. Sólo sea por probarla
Acerca de las mermeladas, que os veo con curiosidad:
Pa mi la mejor la de naranja amarga y luego la de manzana sidra. En paladares sobre todo no hay nada definitivo, de hecho yo siempre tengo a mano el tarro de mostaza maille, la de los granitos, unto ahí hasta los pepinillos, en fin… Al menos no hago ningún mal a nadie.
Ahh Cándido, es que me perdí en los trueques con Mel y no sé como quedasteis…;o)
Susana, yo la hago/hacía de tomate, de cebolla, de boletos, de cantharellus…pero mi favorita, sin duda, la de mora, no puedo pasarme sin hacer algún tarrito todos los años…
Abrazos
¿Seréis bichos?
Callaos por favor, que me está dando los dientes en el suelo…
Cándido