41. «Buscando La Paz»
Agarro mis barrotes fuertemente en la fría mazmorra que es mi encierro.
Cansado de destruir fortalezas, tomar castillos, asaltar atalayas, matar dragones, invadir territorios, pelear contra el enemigo, someter al pueblo, demoler puentes, abordar navíos, conquistar continentes, disputar ofensas, ajusticiar reos…
¡Cansado de guerras!
Una armadura demasiado pesada.
Nunca he sabido de donde procedía este dolor, esta pena, esta rabia, esta ira, esta desesperación…
Ahora comprendo, al final de mis días, que tanta lucha ha sido en vano y que mis heridas están más abiertas que antes.
Ahora comprendo, tras la batalla, que el enemigo no está en ti sino en mi.
¿Puedo encontrar la paz sabiendo que lucho contra mi mismo?
¿Dónde está el arma certera que sea capaz de conquistarme?
¿Dónde clavar la bandera que ondee, al fin, Victoria?
¿Conozco al enemigo?
¿Y ahora?
Agarro mis barrotes fuertemente en la fría mazmorra que es mi encierro.
Y sigo luchando.
El enemigo está aquí, conmigo, en mi.
Impresionante, Isabel, la forma y el contenido.
Enhorabuena.
Bueno, muchas gracias Patricia. Eres muy generosa.
Certera reflexión, pero el enemigo tiene el mismo problema. ¿Estará el también aferrado a los barrites?
En cuanto a ti, querida Isabel, ya te habrás dado cuenta que te he encontrado. No me extraña la dificultad, estabas en la mazmorra.
Un beso.
Pues, según lo veo yo, Jesús Alfonso, todos tenemos el mismo problema. Todas las peleas que trasladamos fuera tienen su origen en heridas internas.
¿A qué no tenía que darte pistas? El caminito para encontrar, este mes, mi prisión, está muy bien iluminado.
Muchas gracias por todo.
El infierno es el otro…, ni hablar: es uno mismo. Muy bueno.
Un saludo
JM
Muchas gracias, Juan M. Otro saludo para ti.
Pobre, incluso es digno de lástima… Está condenado a seguir luchando en busca de la paz, su paz.
Bueno, Edita, yo soy ese reo prisionero de sus heridas, y esa búsqueda de la Paz es mi búsqueda. La única manera de alcanzarla es mirar hacia dentro.
Muy difícil empeño, si señor!,
Y sigo luchando…
Muchas gracias.
Isabel, precioso. Tienes toda la razón, nosotros somos nuestros peores enemigos, a causa de nuestro orgullo, ambición, a veces desmedida, y nuestra ceguera, que no nos deja diferenciar lo verdaderamente importante de la vida. Abrazos.
Salvador, tu comentario es muy certero, el origen de todas estas guerras que estamos relatando, y de todas las que existen, sólo parten del miedo y demás inseguridades que habitan en nuestro interior.
Lo que está fuera está dentro. Si logramos la Paz dentro…..no tendremos que pelearla fuera!
Muchas gracias por tus comentarios. Siempre son muy amables.
Genial, de veras.
Jo, muchas gracias por verlo así.
En cada uno está todo. Todo vive dentro de nosotros…, siempre que le dejemos, claro.
Me ha gustado.
Abrazos, Isabel.
Inés, tu tienes el secreto, «siempre que le dejemos». Eso es lo que tenemos que hacer: no dejarle.
Muchas gracias.
Besos
¡Juan! ¿preocupado?
Creo que esa búsqueda consciente de la Paz y de la felicidad provoca esa inquietud permanente. Somos capaces de experimentar la alegría más absoluta y de caer en picado cuando nos sentimos perdidos. Creo que no tenemos que preocuparnos (no te preocupes, por favor). Somos un planeta de agua, de emociones y ¿para que nacer hombre o mujer si no vamos a Sentir?
Gracias por seguir mis relatos y por tratarlos tan bien, me estás malcriando.
Y, ¿sabes qué sentí al leer tu omega? (Un guiño de afinidad)
Un Honor Nunca Un Vencido.
Isabel, complicada batalla interior la que libra tu protagonista, parece tocada por la reflexion, espero que esperanzada, de conocerse. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda, creo que si el protagonista es capaz de llegar a esa reflexión la esperanza está con él.
Hay que sentirse bien consigo mismo, conformarse con lo que se tiene, no envidiar ni querer ser envidiado, alégrate por los triunfos ajenos, consolar cuando no los han conseguido.
Es más sencillo de lo que parece y la recompensa es ser feliz, romper los barrotes y salir del calabozo.
Un relato lleno de fuerza y que como ves te hace reflexionar.
un beso Isabel.
Lo has entendido a la perfección, se trata de vivir la vida, no de darse cabezazos contra ella. Lo primero ese sentirse bien con uno mismo que tu dices. Lo demás viene rodado.
Besos María Belén.
Las peores batallas son las que luchamos dentro, no hacen sangre, pero desangran.
Muy buen texto.
A mi me dejan exhausta. Muchas gracias Reve.
Isabel, este encierro interior me ha recordado a la alegoría de Carcel de amor. Suerte con tu texto.
Hola Lorenzo, no conozco la alegoría de la que me hablas. La buscaré.
Muchas gracias.
Me gusta Isabel, es trepidante, activo, casi de desfiladero y al final es uno mismo sin saber cómo ganarse en la batalla.
Suerte y abrazos
Me gusta tu comentario Manuel. El ritmo pasando de una guerra a otra le lleva hasta el desfiladero y, desde allí, surge ese grito en forma de preguntas sin respuesta. Lo que le lleva a percatarse de que sigue en su prisión.
Muchas gracias.
Dura batalla si se lucha contra sí mismo.
Una sucesión de preguntas sin respuesta.
Me ha gustado mucho. Mucha suerte.
Y la vida se trata de resolver todas esas preguntas que son piezas del puzzle que construyen y dan sentido a la vida, a la de cada uno.
Muchas gracias Virtudes.
Efectivamente Isabel, no hay nada que cause tanto miedo como el de enfrentarse ante la mente desamparada. Me gusta el relato.
Felicidades.
Y a ratos, María, a veces demasiados ratos, todos pasamos por esos momentos de desamparo en el que la búsqueda de un sentido vital es fundamental, más que el respirar.
Muchas gracias.
Profunda reflexión a la que le has imprimido un ritmo trepidante. Me ha gustado esa batería de preguntas sin respuesta. A veces da más vértigo mirar hacia dentro que hacia abajo. Mucha suerte 🙂
Tienes mucha razón Juan Antonio. Y es por ese no querer mirar hacia dentro que las guerras las hacemos fuera.
Muchas gracias por tu comentario.
Relato duro que nos trae la lucha interior de una persona que nunca se ha mirado hacia dentro. Hay muchas personas así (en la primera etapa) si no, no se explica cómo actúan en la sociedad. Buen relato reflexivo.
Hola Javier.
Creo que es más fácil echar balones fuera que asumir nuestra responsabilidad.
Nuestro protagonista ha peleado la paja en ojo ajeno hasta que un rayo de luz le ha permitido ver la viga en el suyo.
En cuanto consiga sacarse ese hierro, encontrará la forma de salir de su mazmorra.
Muchas gracias por tu comentario.
Si. Llega. Adentro. Para reflexionar sobre nosotros mismos y en que podemos llegar a ser nuestros propios enemigos. Si, es difícil y complicado. Pero en eso está la virtud y a la vez el castigo (alguien me ha recomendado que me lea el cuento de Jorge Bucay, El elefante encadenado. ¿Lo conoces?). Saludos y abrazos. Ciao.
Hola José Ignacio: Ahora sí conozco el Elefante Encadenado (Gracias).
Puede ser que tengamos estas cadenas que nos mantienen reos en esa fría mazmorra porque nadie nos ha enseñado que no tenemos límites, que podemos ganar todas esas batallas internas transformando el error en su virtud.
Creo que el fin humano es alcanzar esa Libertad.
Fíjate que mi protagonista no es el elefante encadenado, él sigue luchando y reconoce que su enemigo está en él. Ya lo ha localizado. Sólo le queda levantar la pata con fuerza.
Muchas gracias por tu comentario
Es un placer.