104. Cadenas perpetuas (La Marca Amarilla)
Desde que nací, vivo con un lobo dentro de mí, un depredador que no soy yo.
O quizás no sea un lobo, quizás sea algo peor, porque a un lobo se le conoce y lo que me está matando es desconocido. O eso dicen los facultativos.
Y uno se acaba cansando de esta condena que padecemos una persona de cada millón de habitantes. Esa una soy yo, y ese millón, vosotros.
¿Acaso no es injusto?
Pero no, no busco justicia. No quiero encontrar culpables.
Busco la libertad. Odio vivir en esta cárcel, estos hierros me oprimen en exceso y necesito respirar.
Y si uno no respira, acaba muriendo.
Miguel Ángel, me encanta esta frase: «Esa una soy yo, y ese millón, vosotros». Me gusta la idea que narras, aunque, soy muy torpe, y no identifico la enfermedad, si es que quieres transmitirla o dejarla a la imaginación del lector. Que tengas mucha suerte, señor Marca Amarilla.
o quizás se refiera al encierro que supone una cadena perpetua.
Gracias, Lorenzo!! Campeón!! 😉
No se refiere a ninguna enfermedad en concreto! Como bien dice Ángel, se trata de las enfermedades raras, las que no tienen tratamiento o cura conocida, desgraciadamente!!!
Un saludo!!
Últimamente me lanzo a la piscina con los comentarios y me mojo entero, aun a riesgo de resfriarme peligrosamente si no acierto. En esta línea me atrevo a ver en la historia de tu protagonista a una persona que padece una de esas enfermedades que denominan raras, con toda la problemática que conllevan, en tanto las empresas de medicamentos no estiman que deben invertir en investigación, al no prever grandes ventas y ganancias. Debe ser muy dura esa sensación de ser diferente sin haberlo buscado, ese distingo negativo que acompaña como una condena, esa cárcel no buscada.
Un abrazo, campeón. Suerte
Gracias, Ángel!! Has dado en el clavo!!! jejejeje
Tranquilo, que no te resfrías!!!
Un saludo! 😉
Estoy con Ángel, buen trabajo, compadre.
Abracísimos.
Gracias, Barlon!!!
Un abrazo para ti también!! 😉
Miguel Ángel, coincido con Angel en el comentario. Triste situacion bien contada. Suerte y saludos
Gracias por tu comentario, Calamanda!!
Un saludo! 😉
Gracias por tus palabras, Ana!!! 😉
Un saludo!
😉
Pues ya lo ha dicho alguien, pero lo repito: «Esa una soy yo, y ese millón, vosotros». Es como una bofetada esa frase.
Me gusta también mucho la frase final, que no deja claro (a mí, al menos) si la tipa quiere morirse o vivir. Ahí está la gracia.
Muy bueno, Marca. Suerte y abrazos microlunáticos. :-*
Abrazos y achuchones para ti, Lola!!! 🙂
Gracias por el comentario … Sí, el final es abierto, pues mientras se respira aún caminas por un camino de doble sentido…
Un saludo!
Qué bien que pones centras al lector con esa frase: «esa una soy yo, y ese millón vosotros» para seguir después creciendo con la voz del protagonista que sigue abriéndose y mostrando sentimientos. Mucha suerte MA. 🙂
Gracias por tu comentario, Juan Antonio!!! 🙂
Pues sí, aparte de la nombrada frase y del final abierto… Me quedo con la de «no busco justicia. No quiero encontrar culpables.» pues siempre que nos ocurre una desgracia buscamos algún culpable, como si eso nos hiciera menos desgraciados. Y siempre las mismas preguntas: ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo?
Si nos tocara el Euromillón no nos las formularíamos, quizás … jejejej
Un saludo!