22. CÁLCULO
Aquella velada para festejar mi cátedra de aritmética prometía ser perfecta: buenos amigos, los justos, cuatro, ni más ni menos; restaurante de campanillas, con tres estrellas de cinco puntas; temperatura suave, veintitrés grados Celsius. Además mi chica estaba de diez, aunque le habría dado un once. Nuestra conversación no admitía derivadas y avanzaba sin límites hasta que trajeron los entrantes: bandejitas de tres carabineros, cinco vieiras o siete ostras, y toda aquella armonía describió una curva descendente. Los números primos no son para la hostelería. ¿Qué más le daba al cocinero poner múltiplos o divisibles?
—No se puede trinchar una vieira en cuatro pedazos. ¡Ni que fuéramos simples geómetras!, exclamé y me mandaron bajar el volumen.
Como no quería que me tildaran de desmedido, antes de quejarme por aquello, conté veintinueve coquinas y novecientos diecinueve granos de arroz, uno a uno. El chef se tomó a broma mi protesta y entonces, para sorpresa de mis hoy ya examigos y exnovia, le reproché su ignorancia del mínimo común múltiplo y del máximo…
Es lo último que recuerdo de aquella cena.
Luego supe que el restaurante ardió.
Tanta exactitud y tanta medida, sinónimo de contención, tenía que romperse en forma de ira tarde o temprano, con estruendo ardoroso, además.
Un relato bien calculado, sobre un sujeto en cuya cabeza no cabía el más mínimo atisbo de caos.
Un abrazo y suerte, JM
Salvo el desenlace, se trata de una experiencia cercana y real.
Un saludo, amigo.
JM
Pesado y reticente cálculo durante la velada hasta el desenlace final de fuego en el más sentido real y simbólico.
Saludos virtuales.
Las obsesiones conducen al desastre.
Un saludo
JM
Qué bien contado JM…
Enhorabuena y suerte.
(38 carácteres sin espacios, 43 con ellos. De nada… 😉
Ahí, con precisión.
Gracias por leer.
Un saludo
JM
!Vaya, vaya! Yo no quemo locales pero te aseguro que me alucina que un restaurante me sirvan raciones con números primos por defecto. Prefiero que pongan un precio unitario y yo elijo cuantas quiero: seis croquetas de marisco o dos de pollo o ciento una empanadillas. Me ha encantado el texto y la elipsis en la que vemos la ira y los hechos. Muy bien trabajado e introducidos todos los números, términos y conceptos sin estridencias. Lo he disfrutado. Suerte y abrazos, JM.
He trasladado a este personaje toda la ira de los que eliminaríamos los números primos de la hostelería.
Gracias por leer
Un saludo
JM
Esa obsesión por la exactitud en la medida hacía presagiar el desastre. Lo que me inquieta es lo del nº de granos de arroz, ¿has calculado si es suficiente para llenar un plato generoso?
Una propuesta divertida y original.
Suerte y abrazos.
Sería un cubilete de guarnición 😂
Gracias por leer
Un saludo
JM