08. CAMBIA EL TIEMPO
Uno de los juegos preferidos de mi amigo Pablo era adivinar el tiempo que haría. Se le daba tan bien que hasta don José, el párroco, le consultaba antes de sacar en procesión a la Virgen de los Dolores el día de la patrona. Pero con lo que más disfrutaba era cuando toda la pandilla jugábamos al escondite en el tendedero de su casa y él aprovechaba para disfrazarse con la ropa recién seca de su hermana. Escondidos entre las sábanas que se clareaban al sol a todos nos sorprendía lo bien que le sentaba, sobre todo la minifalda roja.
En vacaciones íbamos casi todos los días, y nos divertíamos hasta que nos pillaba su madre, que, cara a cara, le suplicaba que dejase de hacer aquello, porque no le gustaba a su padre, ni a ella tampoco.
Un día, siendo adolescentes, abandonó el pueblo, y no volvimos a saber nada de él hasta hoy, cuando uno pronunció su nombre en la taberna mientras señalaba la televisión. Boquiabiertos pudimos comprobar que era cierto, que allí estaba, completamente vestida de rojo, pronosticando que hoy, en su tierra, la borrasca del atlántico descargará rayos y centellas.
Los tiempos cambian. Lo que antes era algo que debía ocultarse por vergüenza, al ir en contra de las convenciones establecidas, porque los dedos acusadores eran realmente crueles, puede convertirse, con el tiempo, en lo que siempre fue, una tendencia respetable y natural. La prueba es esta meteoróloga de vocación, que en otro tiempo, más retrógrado que en el que le ha sido reconocida su verdadera naturaleza, se llamaba Pablo.
Un relato interesante y actual.
Un abrazo, Ton. Suerte
Ton, desde el título hasta la última frase tu relato es de los que envuelve al lector, dejando pistas entre líneas y tejiendo la historia con ese don meteorológico de tu protagonista, hasta ese final en el que vuelve a aparecer Pablo como realmente se siente, y con la misma naturalidad de siempre, pronosticando un nuevo temporal.
Me ha gustado mucho, Ton.
Un abrazo y suerte con él.
Pablo
Hola, Ton. Tu relato me ha hecho recordar una canción titulada EL hombre del tiempo, creo que de Los Mismos, aunque yo la conocía en la versión de Pucho Boedo con Los Tamara. También aquellos, por suerte, lejanos tiempos en los que no cabría nadie más que un hombre para dar esas informaciones tan serias. Yo, de mi niñez, recuerdo vagamente a los hermanos Medina. Tu protagonista parece haber tenido suerte: a pesar de vivir en un pueblo y de recibir algunas críticas y «consejos» sobre su forma de actuar, da la impresión de que era «respetadas» esas actitudes; otros, en su lugar y en su tiempo, seguramente recibirían algo más que palabras de los que lo rodearan. Buena historia. Y menos mal que, para muchas cosas (aunque, por desgracia, no para todas) cambian los tiempos. Suerte y un abrazo.
Excelente relato con un final brillante rebosante de humor del bueno.
Mucha suerte, Tom.
Abrazos.
Ángel, Pablo, Jesús, Rafa, muchas gracias a los cuatro por pasaros a leer y por vuestros siempre amables comentarios.
Un abrazo.
Vaya si cambian los tiempo, y gracias a Dios. Muy buen giro final. Suerte.
Besicos muchos.