3. CAMBIO DE PERCEPCIÓN
El día de mi funeral, la ciudad se engalanó para despedirme, los soldados me escoltaron por sus calles y la nobleza me acompañó en mi último paseo. Mi familia me veló en palacio, en cuyo jardín se dispusieron 28 cañones, uno por cada año de mi vida, desde los cuales se lanzaron siete salvas, una por cada estado que incorporé al Imperio que heredé de mi padre, el Gran Emperador.
Pero tuve que morir para darme cuenta, que lo importante en la vida, no son los homenajes, no son los palacios, no son las salvas lanzadas por los cañones y tampoco lo son los imperios. Tuve que verme en ese ataúd de fino roble, rodeado de mis hijos y mi amada esposa, para darme cuenta que lo realmente importante en esta vida son las cosas más insignificantes, unos buenos días de tu mujer amada, la sonrisa de tus hijos o el te quiero de tu madre.
Lo que te hace feliz no es conquistar reinos, no es tener el mejor ejército, no es ser el más poderoso del mundo, sino los pequeños detalles, esos detalles que me perdí por intentar ser mejor emperador que mi propio padre.
Tiene mucho mensaje tu relato. Todo es diferente, cuando ya ha pasado nuestro momento. Nada importa. Lo has narrado con mucha fluidez. Enganchas al lector.
Felicidades, Nicolás.
Muchas gracias María Jesús por pasarte a leer y dejar tu comentarios, he querido hacer un relato diferente al estilo que estoy acostumbrado, al final me ha gustado el resultado final…
Un abrazo.
Nico, el relato es precioso… y me encanta de lo que habla, eso de que lo realmente importante son las cosas insignificantes, eres un genio sigue así…
Muchas gracias Gema por pasarte a leer y comentar el relato… gracias por los ánimos… 😛
Un beso
Hola, Nicolás.
Me pasa lo mismo que a tu protagonista (en su reflexión del último párrafo). Hay cosas muy importantes que no sabemos valorar hasta que las perdemos.
Un abrazo.
Muchas gracias por pasar a leer y comentar el relato, por tus palabras deduzco has sufrido alguna perdida recientemente,lo siento mucho, y si no es así perdóname por esta conclusión…
Un beso fuerte.
Así es, Nicolás, y hace muy poquito. Tan reciente está que aún sangra.
Un beso muy grande y te deseo muchísima suerte.
Bonita reflexión, muchas veces ocurre que nos esforzamos tanto en otros éxitos que nos olvidamos que lo mejor de la vida lo tenemos en lo sencillo de nuestro alrededor.
Bonito. Un abrazo
Muchas gracias Blanca por pasar a leer y comentar el relato Blanca…
Un fuerte abrazo.
Un relato muy bonito, con un mensaje, a mi parecer, aplicable a todos. El ritmo frenético de la vida y nuestros propios pensamientos nos privan de disfrutar de las pequeñas cosas.
Abrazos.
Muchas gracias Inés por pasar a leerlo y dejar tu comentario, en esta ocasión he querido hacer algo distinto y que haga pensar…
Un saludo.
Muchas gracias Ana por pasarte a leerlo y comentarlo… Mucha suerte para ti también…
Un beso
Nicolás, con la vida que llevamos la mayoría, es difícil darnos cuenta de las pequeñas cosas, de esos detalles que se pierden en el ajetreo y gracias a tu relato nos lo has recordado. Después de leerte y antes de contestarte, he meditado un rato. Tienes razón.
Un abrazo
Muchas gracias por pasarte a leer y comentar mi relato, como he puesto más abajo, uno de los objetivos de este pequeño relato,
Perdón, se ha publicado antes de acabar el relato, jejeje… como decía, uno de los pequeños relatos, es el que meditemos al menos unos minutos…
Muchas gracias de nuevo…
Un fuerte abrazo….
Nicolás, aunque todos sabemos que las cosas importantes de la vida no son materiales, siempre necesitamos que alguien nos lo recuerde porque solemos olvidarlo. Y si además es mediante un bonito relato con el tuyo, mejor que mejor. Besos y mucha suerte.
Muchas gracias Belén por pasarte a leer y comentar el relato… Hasta yo mismo suelo olvidar que las cosas importantes es lo que menos valor le damos, por eso esta vez quería hacer un relato para ponernos a pensar, yo el primero… 😛
Besos…
Vivimos sin darnos cuenta de dos cosas: El tiempo es algo limitado y siempre queremos abarcar más de lo que podemos, por lo que no queda más remedio que distribuirlo en parcelas, el problema es saber establecer las prioridades, darse cuenta de lo que es realmente importante y no desgastarse en empeños vanos y detalles nimios que, a la postre, no dejan sino el vacío de no haber hecho lo que se debía.
Un abrazo, Nicolas. Suerte
(Disculpa la ausencia de tilde en tu nombre, dichosas prisas que vuelven a dar sentido a tu relato. Reitero ese abrazo, ahora sí: Nicolás)
No te preocupes Ángel, a mí también se me suele pasar las tildes, y realmente lo importante no es mi nombre, si no tus palabras, me ha encantado la reflexión que haces en tu comentario… Un fuerte abrazo…
Buen relato que pone en evidencia las prioridades, la importancia de las cosas y el saber disfrutarlas en su debido momento. Dejarlo para después quizás sea tarde.
Me ha gustado mucho Nico.
Felicidades
Muchas gracias Sabina por pasarte a leer y dejar tu opinión… Perdón por tardar en contestar, pero ahora con el curro no tengo mucho tiempo…
Un beso
Nicolás, si, la moraleja de tu cuento tiene toda la razon, y apreciamos lo importante cuando lo perdemos. Bonita y bien llevada tu historia. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda por tus palabras… Disculpas por la tardanza en responder… Como bien dices, siempre es demasiado tarde cuando nos damos cuenta de lo que realmente es importante…
Un abrazo.
Buen relato que te deja en plena reflexión. vivimos tan deprisa y de manera tan interesada a veces, que los pequeños detalles, que son los que dan luz a la vida, los eclipsamos con grandezas vanas y terrenales.
un abrazo Nicolás.
Antes de nada, disculpas por tardar en contestar, muchas gracias por tus palabras que me han encantado… Un abrazo…
Pues lástima que haya tenido que morirse para saber eso.
Buena reflexíon la que nos deja tu texto, lo voy a volver a leer, despacio, para tenerlo presente antes de salir corriendo a buscar éxitos que igual no quiero.
Suerte.
Ahora tendrá toda la eternidad para lamentarse de lo que ha perdido… Muchas gracias por pasar a leer y comentar el relato…
Un abrazo.
Nicolás, preciosa historia, a veces no hace falta una gran trama argumental para tocar la fibra sensible. Olé.
Muchas gracias por dedicar unos minutos de tu tiempo a pasar a leer el relato dejar tu opinión, Lorenzo…. Disculpas por la tardanza en contestar…
Un abrazo…
Nicolás, la búsqueda de la grandeza nos hace perder lo que verdaderamente importa. Lo has reflejado de forma exquisita. Abrazos y mucha suerte.
Muchas gracias Salvador por tus palabras, quería hacer distinto en este relato a lo que estoy acostumbrado a escribir…
Un abrazo…
Hola Nico, el relato es una maravilla, y dice toda la verdad, lo verdaderamente importante son las cosas insignifantes de la vida. Sigue así eres un fenómeno.
Cuánta verdad en tu relato. Curiosamente es un punto de vista que tarde o temprano asoma por nuestras cabezas pero que tal como viene, se va. Tan real como perecedero. Me ha gustado mucho la contextualización del funeral. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias Juan Antonio, como siempre agradecerte que entres a leer los relatos y dejar tus comentarios… Un fuerte abrazo…
Qué difícil se nos hace pararnos a disfrutar de las pequeñas cosas; todo el día corriendo, corriendo… Qué razón tienes, Nicolás!!
Mejoraría el relato corrigiendo un fallito, si me lo permites: darse cuenta DE que…
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=0WI0lLaCjD655ud6n5
Beso.
Muchas gracias por entrar a leer y dejar tu comentario… Como bien dices con las prisas no me di cuenta de ese pequeño fallo… Muchas gracias por la corrección…
Un beso.
Buen relato. Son placenteros tanto los sentimientos cotidianos como las grandes cosas que nos suceden algunas veces.