52. CAMPEÓN
El fuerte viento barría la desvencijada pista de atletismo.
Asió la jabalina con la mano izquierda. Con 12 años, era su pasión.
La silla de ruedas de madera crujió con el esfuerzo de colocarse en posición. Había sido construida y arreglada, una y mil veces, por muchas manos diferentes, intentando que fuera un instrumento medianamente útil.
Cerró los ojos: las inexistentes gradas se llenaron de miles de personas que lo miraban con expectación. Por un momento le invadió la sensación de ser un atleta griego a punto de pasar a la historia.
Todos le observaban: la reventada pista de tartán, donde nadie había corrido desde hacía muchos años, el inexistente césped central en el que afloraban cactus y hierbas puntiagudas, el infinito horizonte, la nada … y su madre. Erguida, emocionada como siempre, plena de infinito amor.
Nació sin piernas y sin brazo derecho. Dijeron que por culpa de los fertilizantes.
Lanzó la jabalina con toda su fuerza.
Se clavó en la tierra.
Su madre, rápidamente, midió la distancia: 1,57mts.
– Hijo, eres maravilloso. Has batido tu récord.
– Mamá, ¿participaré en las Olimpiadas algún día?
– Sí, hijo, contestó, mientras una diminuta lágrima de orgullo resbalaba por su mejilla.
¡Caray, Pablo! Nos muestras, de forma clara, una escena desgarradora sin dejarte llevar por la sensiblería. Aún truncada por las circunstancias, la ilusión del niño, viva y siempre alentada por su madre. Enhorabuena. Saludos y suerte.
Todo un ejemplo de superación. La potente imaginación de tu protagonista le hace sentirse una estrella deportiva y provoca que su madre se emocione. Me ha gustado mucho, Pablo. Te felicito.
Un fuerte abrazo.
María José
Pablo, bien contada esta historia llena de la crudeza y esperanza que vive un dependiente. suerte y saludos
¡Qué dura vida les toca a algunos!
Y ahí está su madre, para alentarle y no dejar que se rinda, que siga intentando superarse. (Y quizá si sigue entrenando, los Paralímpicos son una posibilidad!)
Tierna historia.
Un saludo.
Carme.