83. Canción infantil
Ya solo espero el olvido que trae la muerte.
“Caracol, col, col, saca los cuernos al sol”, cantábamos las niñas del pueblo aquella tarde del veintiséis de Abril de 1937, mientras la comba silbaba arriba y abajo, abajo y arriba. En un instante, el sonido de la cuerda se vio apagado por el zumbido del cielo. El estruendo de la tierra en cada explosión y los gritos de la gente, pararon el tiempo. Sangre y polvo en los cuerpos, horror y miedo en las almas. El caracol, con los cuernos destrozados, se ocultó en su caparazón. ¡Maldito estribillo! Aún martillea en mi cabeza. Lo único que me quedó, lo último que oí.
Debe haber sido terrible Esther. Un laberinto sin ninguna salida para muchos. Qué tristeza. Un abrazo!
Triste historia la de la guerra. Muy bonita como la narras y la forma de contarlo.
Un abrazo
Esther, CON FORMATO DE CUENTECITO NOS CUENTAS EL PRINCIPIO DE UNA GUERRA CON SUTILEZA Y CLARAS IMAGENES. SUERTE Y SALUDOS
Que casualidad que mi madre nació ese mismo día. Afortunadamente seis años más tarde.
En un cuentito bien pequeño has conseguido contar mucho.
Besos
Qué impactante, Esther. Cómo nos demuestras no sé si la resignación o el rencor, o una mezcla de ambas cosas, por una sordera que no merecía.
Sobrecogedor, pero precioso.
Un abrazo.
Bonito y sentido homenaje al bombardeo de Gerni, Esther. Más de uno/a lo tomará como referencia para el próximo aniversario, que por desgracia, seguirá siendo todos los años. Ojala no hubiese más aniversarios de este estilo, pero me temo que es un deseo imposible.
Abrazo.
El relato es muy duro. Es breve pero tiene de todo. No dejas dudas ni rincones en los que se pueda mal interpretar algo. A pesar de la crudeza está explicado con soberbia belleza. Contundente y bien tirado. Mucha suerte 🙂
Caracol, col, col…
Luna, lunera, cascabelera, debajo de la cama…
Al corro de la patata, comeremos ensalada, la que comen…
Dónde están las llaves, matarile, rile…
El patio de mi casa, es particular, que llueve y no se moja…
Me ha gustado la mezcla de la inocencia de las niñas, con sus juegos, sus cantos y la crudeza del estallido de la guerra, que arrasa y no perdona.
Suerte, un beso
Duro relato y contraste, la canción infantil interrumpida por las bombas.
Ninguna guerra es buena.
Abrazos.
Este tipo de contrastes; la dureza de la escena frente a la inocencia de la canción infantil, son el tipo de cosas que me gusta encontrar en un relato como este. Además veo un cierto simbolismo en ese caracol; que para mí representa un laberinto elíptico, formado de sucesivos aniversarios, sin fin; como esas imágenes animadas que giran sin cesar de un modo hipnótico.
Suerte y saludos
Entre tu relato y el comentario de Anna López ya estoy aún alucinado. Qué categoría.
A mi, si que me tenéis alucinada. Con personas como vosotras, da gusto escribir. Habéis captado todos los matices que yo quería resaltar. Sois magníficos!
Un gran abrazo.
Qué duro tu relato. Me ha recordado a pequeños episodios infantiles similares a este que mi madre aún recuerda de la guerra civil, y que a veces nos cuenta con una naturalidad que sobrecoge. Afortunadamente a ella no le quedaron secuelas físicas. Un beso, Esther, y mucha suerte.
Desgarradora forma de contar el bombardeo de Guernica. Me has dejado patidifuso. Merece premio.