98. Canto de sirenas (E. Cuesta)
Despertó sobresaltado por el tañer arrebato del bronce. Mientras sus piernas volaban colina abajo hacia el puerto, los chapoteos desesperados y el grito atroz de las gargantas clamando ayuda lo golpearon con la misma fuerza que el viento de poniente. Y su pensamiento huyó, sin saber porqué, hasta la primera vez que sintió el impacto de una mano en su cara: «sirena», había respondido al maestro cuando le preguntó qué quería ser de mayor. Después llegaron las burlas del pueblo y los bastonazos del padre cada vez que abandonaba las tareas por contemplar ensimismado el mar. Y el anhelo creció y creció como las olas en un tsunami, pero íntimo y secreto. «Sirena», se imaginaba, para arrastrarlos a todos al fondo del océano.
El alba lo encontró exhausto en la playa. Junto a él, pocos cuerpos pudieron levantarse. La mayoría, casi un centenar, yacía sin vida; seducidos por la melodía y escupidos de nuevo a tierra. Entonces, vomitó sus sueños mezclados con el agua salada.
Esther, muy buen relato. Me hace pensar en lo que soñamos y lo que la realidad es. Desde pequeños se nos hizo creer en sirenas con mitad del cuerpo de una hermosa mujer y la otra, con una gran cola de pez. Pero eso era en los cuentos… y, como tú dices, con esa frase final: «vomitó sus sueños mezclados con el agua salada».
¡Enhorabuena».
Un abrazo.
Gracias por el comentario. Es verdad que el paso de niño a adulto rompe muchos sueños, a igual que los de los que huyen de su realidad por otra soñada, que acaba en la muerte o en otra vida peor.
Abrazos,
Las realidades se imponen y con dureza. Suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani por leer y comentar. La realidad es muy dura y para los refugiados, mucho más. Un abrazo,
Una pena la bofetada del maestro y los palos del padre, no se debe castigar por soñar…
Buenísima la última frase.
Un beso Esther.
Carme.
Es verdad, M. Carmen, no se debe castigar por un sueño. Me imagino a los que se meten en una barcaza porque sueñan un mundo mejor…Gracias.
Esther, ese final tan bien logrado nos dirige hacia su -salvación-.Suerte y saludos
Sí Calamanda, él se salva, pero no los que el canto de las sirenas ha llevado hasta allí. Gracias por comentar.