87. Capturas (Juana Mª Igarreta)
Apenas cumplidos los dieciocho, y como impulsada por la fuerza de un potente resorte, Araceli cruza las puertas de la estación y elige el tren que promete alejarla más de su lugar de procedencia.
Al llegar a su destino, una ciudad gris aparece ante sus ojos, pero a ella se le antoja particularmente luminosa. Sus zapatos, ensanchados y rebosantes de pasos inciertos, bailan en sus pies hundiéndose en la hojarasca como los dedos inquietos de un niño en un pastel de hojaldre.
Deambulando ensimismada por paseos y calles, recuerda con memoria fotográfica cada rincón del orfanato que la ha visto crecer. Antes de abandonarlo no ha dudado en pulsar el disparador de su cámara Canon ante el retrato del director que preside la recepción del edificio. El ostentoso marco dorado que lo circunda chirría sobre el desconchado de la pared, pero no tanto como contrasta el brillo de la mirada capturada en esa fotografía con la densa sombra que se agazapa tras ella. Araceli sabe que, esta vez, su testimonio cuenta con algo más que palabras.
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Palabras e imagen unidas, el testimonio de esta joven y la imagen de un indeseable pueden componer el germen de una denuncia. En ningún momento se nos dice (de ahí el buen uso de la elipsis), pero sabemos a ciencia cierta que esa salida del orfanato es una liberación, como también que la imagen que ha tomado del director no es para tenerla como recuerdo de un hombre a quien podría tener agradecimiento, sino todo lo contrario. Ella y su inocencia han estado capturadas durante largos, decisivos y dolorosos años, ahora será él a quien puede que capturen, como ella ha atrapado su imagen.
Un abrazo, Juana.
Suerte
Hola, Ángel, como siempre has desmenuzado el micro con mucho acierto. Tu visita es una alegría y por eso solo puedo decirte que mil gracias por tu tiempo y generosidad. Como ya te comenté, «Angelizas» los relatos. Otro abrazo para ti.
Relato lleno de sugestivas imágenes para enmarcar la huida de un territorio hostil, pero con una energía vital intacta. Fuerza suficiente para esas capturas fotográficas de denuncia que se sugieren al final y en el título. Vital, con momentos poéticos y reivindicativo. Enhorabuena, Juana Maria.
Un abrazo y mucha suerte.
Hola Josep María, me encanta tu comentario por lo bien que resume la esencia del micro. Me ha gustado mucho que hayas visto en la protagonista fuerza, energía vital. Para ella seguir adelante está unido a denunciar lo injusto, para así cambiar las cosas. Mil gracias por pasarte y comentar. Otro abrazo de vuelta.
El relato está lleno de imágenes evocadoras y dulces, llenas de esperanza. Pero esa frase final, sugerencia de los desmanes que están por ser desvelados da un contrapunto doloroso y lo cambia todo.
Fantástico.
Suerte y abrazo, Juana,
Hola, Anna, pues sí, me alegra lo que me dices del contrapunto con la frase final. Araceli, ya lejos del orfanato, está saboreando su libertad, pero dispuesta a no olvidar y esperanzada de que la verdad se sepa. Mil gracias por pasarte y comentar. Otro abrazo y me paso por tu micro, desde el que te desearé suerte también.