27. CARACORTADA (towanda)
En un deslucido arcón, Mariola rebusca el lienzo blanco donde entregó su niñez al amo. Amarillea de llantos. Lo baldea en el río, restregándolo con limón. Luego, dejará que se oree al sol sobre la hierba mientras enjuga sus ojos y escapa del espejo del agua.
Revive las dilatadas horas del parto: sangre contra sangre. A madre, sorbiéndole los gritos y maldiciendo a aquellos que arrancaban al infante de su vientre, para acomodarlo en el seno de la señora. Después, aquellas fiebres y el enfermar de madre y el dejarse morir y las puertas mudas cuando imploró auxilio…
Recuerda al muchacho creciendo caprichoso y pendenciero al cobijo del ama. Los desplantes, sus desaires, sus ultrajes. El orgullo ebrio de su rostro bajo el estandarte de nuevas honras mancilladas. Aún le escuece ese primer latigazo que le cortó la cara cuando le afeó su conducta. Y sus burlas.
Tocan a muerto. Una faca le rebanó el pescuezo.
Mañana enterrarán al único hijo de los amos, amortajado con el sudario de la niña madre. Quizá entonces pueda besarlo y pedirle perdón a su dios. Después, con el mismo cuchillo caliente que esconde en su faltriquera, se quitará la vida. Sangre contra sangre.
Causa asombro que un texto tan hermosamente poético y con el que dices tanto sea, a ñla vez, tan asequible en su lectura. Considero que es una clara evidencia de que eres un maestra en estos menesteres. Una maravilla. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Hola, Jesús.
Más que darte las gracias por tu generoso comentario, creo que te tendría que invitar a comer.
Maestra no soy de nada, pero intento día a día aprender a contar historias.
Me alegra mucho entender que te ha gustado.
Un besabrazo grandísimo.
La condición humilde de una mujer es aprovechada por alguien cuyo apelativo implica una relación de vasallaje canallesca: «amo», capaz de sustraer una criatura a su madre, pues piensa que todo le pertenece, de dejar que una anciana muera sin recibir auxilio. Ese hijo criado a capricho por alguien ajeno termina de forma trágica. Ella siente entonces que debe reunirse con esa sangre que comparte, pues su vida ha perdido el único y débil hilo que la mantenía.
Vaya manera de contar, un derroche de intensidad y fuerza, un estilo nunca encasillado, que mejora si cabe tras cada relato. Sólo se me ocurre terminar diciendo que me quito el sombrero.
Un abrazo muy grande y mucha suerte, Towi
Hola, Ángel.
Escribir el texto, pulirlo, encajarlo en sus dimensiones, publicarlo y después aguardar tu comentario que desgrana siempre la intención de las palabras… Eso es un regalo, de verdad.
Qué gusto leer todos las aportaciones que haces a los textos. Gusto y lujo que espero no perder nunca.
Te sigo de cerca, Ángel.
Un abrazo enorme y la suerte ya la tengo.
Brillante y descarnado relato, Towanda. Me trae a la memoria los innumerables casos de derecho de pernada, frecuentes en la Edad Media. Los amos disponen y usan, literalmente, a las niñas inocentes que están a su servicio. Por si esto fuera poco, en tu relato, vas más allá, mostrando el desgarro de la madre que no pudo ejercer como tal.
Felicidades y un fuerte abrazo.
María José
Hola, María José.
Descarnado sí que es, la verdad. Se ve que me muevo más en las tragedias que en las comedias. El relato es eso que dices: una madre que nunca lo pudo ser, pero que intentaba reprender y educar en la sombra. Lástima que tuvieran ambos tan triste fin, pero la vida un poco y, a veces, es así de dura.
Gracísimas, guapa.
Un beso ENORME.
En este caso podría decirse que en tu historia tan duro es el fondo como bella la forma.
Gran relato Towanda. Mucha suerte.
Hola, Alfonso.
Te agradezco mucho esas palabras tan animosas.
Abrazos.
Desgarradora historia de la vida rural más profunda. Percibo influjos shakespearianos; nada extraño tratándose de tan insigne escritora.
Suerte, Towi. Besos.
Hola, Rafa.
Uf, los tiempos que no te leía…
Gracias por pasarte a comentar.
Abrazos y besos.
Tu relato conmueve, Towanda. Es la primera vez que te leo y advertido que la tinta de tus letras se escapa y salpica al lector. No puedo decirte nada más.
Excelente relato. Un saludo.
Hola, Manoli.
Me alegro muchísimo de que te haya conmovido, fíjate si soy mala.
Tu comentario es tan cariñoso que presiento que esto es solo el inicio de una bonita amistad enteciana.
Gracias, guapa. Muchos besos.
No vemos/leemos.
Innegable la calidad del relato, estás imparable. Me parecen un poquito serios y duros estos relatos que nos dejas por aquí últimamente, aunque sé que te mueves en muchos registros y con gran éxito.
Felicidades queridísima y admirada Towanda.
Hola, Asun.
Pues muchísimas gracias. Efectivamente, giro más a lo trágico que a lo cómico en ENTC, pero los temas me sugieren tragedias, ¿qué le voy a hacer?
Un beso grandísimo.
Mucha historia hay ahí. Muy densa y larga, con mucho dolor. Consume el aire y te deja al borde de la asfixia.
Si sigo leyendo, crees que encontraré una historia feliz?
Hola, Luisa.
Ya lo creo que hay mucha historia y, efectivamente, cargada de dolor y daños.
Creo que aunque leas más, no vas a encontrar una historia feliz, al menos en el plano terrenal (y en este micro). Quizá en la otra vida…
Un abrazo grandísimo, guapetona, y gracias por tu comentario.
Hola, Towanda.
En torno a un lienzo, convertido luego en sudario, desenvuelves a la perfección el microcosmos,lleno de peripecias; lo más oscuro y lacerante de ¿aquel mundo rural?. El lenguaje del texto, a caballo entre la dura prosa, densa, y la poesía suelta, engancha como un mágico grillete. Un peldaño más en tu camino en pos de la más rotunda gloria literaria. Espero que ganes, de paso, el «Abogados» del mes de agosto: lo tienes más que merecido. Besos.
Hola, Martín.
Oscuro y lacerante. Así lo encuentro yo también, gracias por prestarme esos calificativos que definen historias que te rompen desde dentro. Espero haber conseguido que esta te lo parezca.
El de «Abogados» de agosto ya es mío, ¡yuuuuuuuuuju!
Muchísimas gracias y la misma suerte te deseo yo a ti para este septiembre caluroso.
Abrazos y besos.
Lo sé, Ana, es durísimo que te ultrajen, te quiten a un hijo al que solo ves de lejos, que notes cómo no se conviete en una buena persona… que no encuentre límites y que debas actuar.
Te doy un abrazo a ver si te quito el mal cuerpo que te he dejado.
Intenso,desgarrador, creo que para escribir en vez de usar teclas o lápiz, usas bolillos. Cada vez brillan más tus relatos, de ahí todos los merecidos reconocimientos que cosechas. Un besazo y suerte guapetona.
Hola, Eva.
Guapetona, tú, y bolillos, tú, y fotógrafa insigne, tú.
Los reconocimientos son casualidades que se producen, a veces, en la vida. Yo sigo aprendiendo cada día y atravieso un momento tranquilo en mi existencia que, creo, ya me merecía un poquito.
Gracias, te adoro, que lo sepas.
Un besabrazo enorme.
Hola, JuanPérez.
No sabes lo contentísima que me voy a ir a comer con tu comentario. Me alegra mucho que, a pesar de la historia, tú te marches con una sonrisa. Creo que eso se debe a tu carácter positivo, a tu empatía ante las cosas narradas y al corazón que le pones a la lectura. Por supuesto, mérito tuyo.
Un abrazo grandísimo y, como siempre, agradecida por esas palabras tan generosas.
Es verdad que te mueves como pez en el agua en el drama. Lo describes con una poética que lo hace todavía más descarnado y trágico, a mi modesto entender. La verdad, alguien dice que se le ha escapado una sonrisa final. Pues a mí no, debo confesarlo. “Sangre contra sangre”, y con su propio hijo, no es como para echar cohetes de alegría. En lo que sí coincido es en tu habilidad para cambiar de registros. Enhorabuena por el triunfo en “Abogados”. A eso me refiero. Y enhorabuena por este también, claro. Un saludo.
Hola, José Luis.
Creo que el texto es duro y el final -en mi opinión- que soy madre, lo es sobremanera. Lo de la sonrisa que comentas, creo que es un guiño que me hace Juan a mí (en este caso) y no a la historia que se cuenta.
Muchísimas gracias por acercarte a comentar, gracias por lo de «Abogados» y un placer saludarte.
Abrazos bien fuertes.
Desde el agua hasta la sangre, las turbulencias de las vidas narradas agitan continuamente una historia que atrapa y cautiva, donde el infortunio, una vez más, anida en los desfavorecidos y la soberbia de los afortunados hace de la dignidad un espacio muerto. Y al final, la sangre que siempre es lo último que nos queda por derramar.
Fantástico, Towanda. Enhorabuena.
Un abrazo.
Hola, Antonio.
Tú si que te has puesto poético con este comentario tan chulo.
Muhcísimas gracias y un abrazo doble.
Uys qué tétrico. Inquietante. Descorazonador. Realidades que no siempre son tan hermosas como las amapolas entre la mies o el aroma a lavanda. Muy bien llevada la historia, eso es indiscutible.
Enhorabuena y feliz tarde.
Hola, Mercedes.
Descorazonador creo que es un estupendo calificativo.
Muchísimas gracias por tu comentario.
Un beso gigante.
En tu relato solo hay una cosa que no me gusta: que no sea mío. 😀
Hola, Edita.
Guau, qué grande eres. Gracias, guapa.
Un beso enorme.
Uyyy Towuanda, que historia tan visual y dura, pero a la vez tan real en tiempos pasados, o no tan pasados en tantos lugares de la tierra. Magistral tu relato. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Hola, Nani.
Durísima, ya lo creo y confío en que pertenezca al pasado y que estas cosas y similares no se reproduzcan en el siglo actual.
Gracias, guapísima.
Un abrazo grande.
Desgarrador y poético relato donde la sangre y la muerte unifican sentimientos. Un texto que nos deja con el «almacortada». Genial, Towanda. Abrazos.
Hola, Salvador.
La sangre derramada de ambos cierra el círculo de una tragedia que lo es desde su inicio.
Gracias, Salva.
Un abrazo muy fuerte.
Impresionante relato, donde la sangre es la protagonista.
Estremecen los personajes y las imágenes empleadas, para dar cuerpo a la historia.
Una creación de matricula, Towanda.
Besito vritual
Hola, María Jesús.
De matrícula va a ser el abrazobeso que te mando via telemática ahora mismo.
Gracias, reinamora.
Con qué delicadeza y suavidad nos cuentas una historia llena de tragedia. Sangre contra sangre, inocencia perdida en un lienzo blanco, venganza rebanada en el capricho y ebrio orgullo.
Un fondo poético que me encanta. Una lectura que te hace presenciar cada escena que nos muestras.
Una maravilla Towi. ¡Cuanto me gusta leerte!
Mil besos divina de las letras.
Hola, Belén.
Te agradezco mucho tu comentario porque sé que debes andar muy corta de tiempo.
Me gusta mucho tu visión del texto que coincide con la que yo quería mostrar. Es una historia dura, pero hay quién dice que la realidad supera siempre a la ficción. Cuántas mujeres han sufrido a lo largo de la historia humillación, vejaciones, abusos de poder, violaciones… Y lo peor es que no tiene visos de cambiar a corto plazo.
Mil gracias a ti por acercarte.
Y mil besos por ser tan amable, generosa, pivón, rubia de la muerte (jajaja, qué vivan las morenas), tipazo, reguapísima, poeta, cuentista…
Madre mía, Towanda, he quedado temblando. Qué texto más fuerte el tuyo. Un drama que en tan pocas palabras cuenta una larga historia… que llegó hasta estos rumbos donde aún, por ahí, está vigente el infame «derecho de pernada». Y esas madres justicieras y previsoras de peores males… dueñas de su sangre como las que más. Bravo, Towanda, me ha fascinado tu texto. ¡Muchas felicidades!
Hola, María.
Vamos, «que me he pasao».
Creo que la protagonista, y eso que estoy en contra de la violencia, no podía hacer otra cosa que rematar lo que comenzaba a estar podrido.
Muchísimas gracias por comentar tan generosamente.
Un besabrazo de los especiales.
Un gran relato cargado de fuerza y potentes imágenes. Una historia truculenta que nos afecta porque sabemos que lo que narra no es ficción. Un escrito muy cuidado y bien estructurado, un gusto leerte, Towanda. Un beso.
Hola, Inma.
Ya digo que la realidad supera casi siempre a la ficción y esto es solo un cuento, qué vejaciones no habrán sufrido -en ambientes hostiles- las mujeres. Y lo peor es que siguen sucediendo en paises vecinos, en el nuestro, en algunos más alejados…
Un placer leer tu comentario.
Gracias, guapísima.
Ufff, mi niña, qué fuerte, desde el título que, al leerlo de nuevo, descubro que «Caracortada» es Mariola, hasta ese final tan trágico. Qué bien casas la historia; la descripción de las situaciones, el perfecto vocabulario…
¡En fin! otra de tus genialidades…
Un beso muy grande, ¡escritora!
Hola, Rosy.
Una vida marcada por la tragedia. Da penita la triste suerte de una muchacha, el ambiente rural rancio y de sometimiento, el abuso o los abusos de poder.
En fin, que si te ha gustado me das una gran alegría. Só guapa!!
Gracias y un millón de abrazos.
towanda. la pena y el drama estan presentes hasta el final en su vida, y a pesar de eso lo cuentas con la dureza justa. Suerte y abrazos
Hola, Cala.
Me alegro mucho de la opinión que te ha merecido el micro.
Agradecidísima, como siempre, de tu paso por mis historias.
Besos, guapa.
Uff, una historia tremenda, da para más longitud de texto. Amarillea de llantos, me gusta mucho. El ritmo es trepidante. Toda una vida en 200 palabras. La influencia del entorno. La justicia. Las injusticias. Tantas cosas en un micro no es fácil de meter. Tú vales, muchacha. Suerte.
Hola, Ximens.
Te hacía ya al otro lado del charquito, pero me alegra que antes de embarcar te hayas detenido en mi propuesta.
Una vida, la de mi protagonista, marcada por el dolor, el abuso, los abusos, las pérdidas y el tener que ver a un hijo haciéndose una mala bestia. De acuerdo en que la historia habría dado para mucho más, y a lo mejor lo hace en alguna versión maximicro.
Gracias, bonito y buen viaje.
Te echaré de menos en los pasillos de los zumos o en el de sopas.
Maravilloso relato. Derecho al libro.
Un beso enorme escritora.
Hola, María.
Graaaaacias, preciosa.
Y tú también.
Besos de vuelta.