65. Carambola mortal (JAL)
Al compás de su bastón al caminar llegó al lugar convenido para el encuentro. No podía creer su suerte. Era guapísima y tenía una sonrisa cautivadora. Convencido de que sería la definitiva, la última de una interminable lista, decidió besarla allí mismo, pero con la emoción cayó fulminado, víctima de un infarto. Ella permaneció junto a él, esperanzada, hasta que por fin consiguieron reanimarle con un desfibrilador. Entonces dio media vuelta y, entre maldiciones y exabruptos, se perdió en las sombras de la ciudad. Esa noche fueron muchos los desdichados que añadió a su interminable lista, al toparse con el chirriar de su guadaña al caminar.