23. CARNES
Mi hija nos ha dejado a todos sin palabras cuando toda la familia íbamos a comenzar a disfrutar de la comida. Hoy tocaba de nuevo rejuntada con todos los tíos y tías y cada uno ha traído un plato para compartir. El tito Andrés una deliciosa liebre, que había cazado con sus amigos, cocinada al horno con patatas. Tita Lourdes un enorme pato de su granja a la naranja. El solterón del tío Antonio un rabo de toro comprado en el mejor restaurante de la ciudad. La abuela Pepa no falta con su plato preferido que había cocinado con esmero: bacalao en salsa de guisantes. Finalmente, mi esposo se esmera como siempre en el jardín con la parrilla asando las salchichas de cerdo de su carnicería de toda la vida.
Yo no me había dado cuenta del significado y alcance de sus palabras, que con sus seis añitos nos ha dicho con lágrimas en los ojos:
– ¿No vais a cocinar a Pelu? ¿Verdad?
La perrita no paraba de ladrar.