70. Cata a ciegas
Soy consciente de que infundo terror, pero todo obedece a una exageración desmesurada. Yo prometo encuentros únicos e irrepetibles y nunca defraudo a las atrevidas afortunadas.
En esta ocasión la aplicación me había deparado en suerte una esteticista preciosa. La sobremesa fue muy prometedora; mientras calentábamos motores con un fabuloso malta escocés, ella se acurrucó junto a mí y me mostró la francesita que se había hecho. En cada uña lucía una irresistible gota de sangre circunscrita en una mazmorra de arabescos. Las lamí una tras otra, de manos y pies. Entonces, seleccioné “Vampire in love” en la rocola —adoro esos detalles vintage de la aplicación— y empecé la caza. ¡Ay! La cata, quería decir. En boca resultaba muy fresca, sabrosa, pero en vena fue un auténtico desastre: apenas sangraba y atufaba a miel caramelizada. ¡Qué asco!
Para la próxima luna exigiré en el cuestionario que no tenga azúcar. Me da mucho repelús escuchar cómo les cruje el cráneo cuando tengo que apartarlas de sopetón, asqueado por el pestazo, y se dan de bruces contra el suelo o la pared. Además, esas noches siempre sueño con diabéticas descalabradas que me persiguen y clavan estacas en el corazón. ¡Qué horror!
Hay quien tiene verdadera adicción por los dulces y el azúcar, pero tambien puede darse un rechazo tan grande que produzca el efecto fóbico contrario. Puestos a suceder este segundo caso, es posible que le suceda a un vampiro con el exceso de glucosa en la sangre de sus víctimas.
Un relato imaginativo, Javier.
Un abrazo y suerte
Muchas gracias Ángel,
No creas que algunos diabéticos acabamos teneindo fobia al dulce exagerado: un poc vale, ma non tropo, sin empalagar.
Saludos!
Ja ja ja. Lo que faltaba: una aplicación de contactos para vampiros. Y este, con fobia a lo dulce, es exigente, no le vale cualquier sangre. Las pobres diabéticas quedarán excluidas.
¿Te imaginas una buena morcuilla de burgos con sabor dulzón? Eso no es exigencia, mas bien sapiencia. Y sí, nuestro vampiro se ha vuelto un comodón y se ha adaptado a los nuevos tiempos, mejor un tinder y ver que pasa…
Gracias por comentar y saludos.
Me ha gustado no solo la originalidad del argumento si no la descripción. Aporta una atmósfera inquietante, incluso brutal en algún párrafo pero a la vez tiene ese toque de humor que destaca especialmente en ese último párrafo.
Un relato genial.
Un saludo
Gracias por leer y comentar, Gema. Me alegra que te gustara.
Saludos!!
Muy bien llevado, Javier, qué horror esa fobia a la glucosa, menudo giro tan sorprendente, genial. ¿Imaginas al prota en una terapia de esas de exposición? Terminaría vampíricamente empachado, terrorífico solo pensarlo jajaja
Oye, me lo llevo al endocrino conmigo y que muerda a vluntad. Analítica in situ. Ideal para quitar el miedo a las agujas…
Gracias por leer, y comentar.
Javier, eso necesito yo, aunque no sea vampira: una fobia al azúcar, a ver si me desengancho.
Me gusta mucho cómo lo llevas y el toque gore.
Un abrazo y suerte.
Gracias por leer y coemntar, Rosalía. Sí, sería ua buena terapia, crear carbofóbicos. La sanidad española seguro que lo agradecía. Aunque no lo creas algunos diabéticos acabamos desarrollándo fobia al azucar excesivo, sin darnos cuenta ni quererlo.
Saludos!