09. C´est fini! (María José Viz)
La Puri se ha pasado siete pueblos. Somos muchas las afectadas, por eso nos hemos asociado: la “Asociación Española de Estropeadas por la Puri” cada vez tiene más afiliadas. Se lo contaré, con pelos y señales, no se preocupe. La susodicha me puso tinte rubio platino cuando le pedí un caoba oscuro. Reme, que quería cortar solo las puntas de su hermosa melena, salió con la cabeza a lo Kojak, pero sin el chupa-chups. María deseaba un alisado japonés y… ¿adivina cómo salió de la peluquería? Pues sí, con la cabeza a lo afro. Pero la guinda del pastel fue el “arreglo” de Marta, el día de su boda. Una experiencia dantesca.
No solo nuestras cabezas sufren por los desatinos de la peluquera, también la ropa y los zapatos se transforman en un cuadro de Miró, con colores imposibles de eliminar.
¿Comprende, ahora, la desesperación que nos embarga? No podemos permitir que la tipa nos siga tomando el pelo. Va a saber lo que vale un peine; es tan cierto esto que digo como que me llamo Preciosa Peinado Claro. Aquí dejo estas palabras para que puedan servir de testimonio de las atrocidades de la interfecta.
Hola María José. Más nos vale mantenernos alejados de una susodicha de semejantes artes: hacer lo contrario de lo que le piden sus clientas. Pero, al menos, parece tener algo de artista; eso habrá que reconocérselo, ¿no? No todo el mundo es capaz de pergeñar un Miró en unos pocos minutos ni de poner de acuerdo a cuanta mujer deseosa de ir guapa haya en ese pueblo (¿Cabezón de la Sal, Cabezuelo, Melena del Sur, Calvos de Randín?). Sin bromas ya, buen y gracioso relato. Y ojalá que Preciosa y sus convecinas puedan por fin tener un peinado en condiciones. Besos y suerte.
Mª José, con lo poco que me gusta ir a la peluquería, si cayera en esas manos, nos sé si aborreciera del todo ir o igual me quedaba prendada, ¡Madre mía que mujer!, jajajaja.
Muy divertido tu relato. Suerte.
Besicos muchos.
Seguro que esta mujer es muy buena en su trabajo, a salvo de una excepción, algo que se da por hecho, cuando ella, en una rebeldía incomprensible y casi surrealista, no cumple eso de «el cliente siempre tiene razón» y «hay que darle lo que quiere».
Puede que ella tenga una visión que va más allá de la que abarcan los humanos corrientes y sea capaz de vislumbrar lo que más favorece a cada persona, que luego coincida o no con lo que le pidan le trae sin cuidado, para eso se considera artista y única, vamos a concederle esa posibilidad. No es imaginable ver a Picasso tomando nota de alguien que le dijera que sus obras se salían de lo hermoso, de lo bello y de lo lógico y lo ajustado a razón y encargos.
Todo un personaje y un relato divertido, con esa asociación que igual consigue el efecto contrario: darle mayor publicidad y clientela.
Un abrazo y suerte, María José
María José, simpatica historia, y muy fluida,que esconde mucho de verdad. Suerte y saludos
Muy ameno tu relato Mª José. Fresco, divertido y creativo. Me gusta
María José, agradable y amena historia de la Puri.
Suerte y un abrazo