04. CHIRIPA, SERENDIPIA O CISNE NEGRO. (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
No soy anglófobo, pero la palabra “serendipia” no me gusta nada.
Dice la historia que Arquímedes, el griego de Siracusa, terminado su infrecuente aseo, dado su despiste por lo cotidiano, saliendo de la bañera, gritó a su sirvienta, una esclava de piel de ébano raptada en Serengueti, bajo el reino de Saba:
─ ¡Serendipia!, tráeme la toalla.
En la bañera de mármol, regalo del tirano Hierón II, rebosante de agua mientras él estaba dentro, notó que el nivel de esta bajaba al ponerse en pie.
Repentinamente se iluminó sobre su cabeza una lucerna de terracota, tal como la bombilla encendida sobre el profesor Franz de Copenhague, aquel de los grandes inventos del TBO. No esperó a Serendipia y salió de casa en pelota húmeda gritando aquello de: ¡EUREKA!
Aquí en nuestra península ibérica, en la parte de acá de la alfândega, dicen que nuestro pecado capital es la envidia. Nos alegramos de que los que van por lana vuelvan trasquilados y despreciamos al afortunado de aquel chiste vasco: “Bueno, a qué estamos, a Rolex o a setas.”
Y si sale algo útil, decimos: “bah, ha sido por chiripa.”
En un zoo neozelandés al “cisne negro”, los niños lo llamaban Chiripa.
Curiosas reflexiones, con etimología incluida. Qué buen recuerdo de literatura infantil el del profesor Franz de Copenhague.
Un abrazo, Jesús
Cierto. !Cuánto nos entretenía navegar por las bielas de las máquinas que inventaba el profesor Franz!
Jesús, contigo además de disfrutar de tus historia siempre aprendo algo. Muchas gracias.
Un abrazo y suerte.
Rosalía,no te creas todo lo que yo digo. Soy un película «quedón»