16. CLASE DE PRIMARIA (Paloma Casado)
La marcha de la profesora marcó el principio de la contienda. Una pelota de papel procedente del pupitre de enfrente hizo blanco en mi cabeza y provocó mi contraataque Milán. Al grito de ¡Vivan las chicas! convoqué el ejército de amazonas dispuestas a defender nuestro honor. La réplica ¡Vivan los chicos! no se hizo esperar y comenzó a volar por el aula el material escolar que nuestros padres habían comprado (resoplando) al comienzo del curso.
Daniel Morán, en un descuido de la infantería, llegó hasta la pizarra para hacerse con el borrador y bombardear nuestras filas.
-¡Hala, bestia! –exclamó menos dolorida que embadurnada Susana Heredia tras recibir el impacto del arma de destrucción masiva-.
Su aguerrido contragolpe provocó el inicio de una polvareda de tiza seguida por un coro de lamentaciones de ambos bandos.
El ruido de la puerta al abrirse y el ¡BASTA! de la señorita Angelines pusieron fin a la batalla con un castigo que nos rindió a todos por igual. Llegada la calma, y mientras escribía cien veces “no me pelearé más en clase” desarrugué la pelota causante de la guerra y encontré mi nombre sobre un corazón traspasado por una flecha.
Cágate lorito!! Y en la punta de la flecha ponía MODES, a que siiiiiiii????????
Abrazo
Cuando yo iba a clase de primaria, Modes no había nacido…
Ya, ahora disimulaa…
Ein?
Compañera «chouchou», tu relato viene a demostrar vuestra falta de sensibilidad ante nuestras muestras de amor. Ya en la prehistoria, el garrotazo y el llevarse a la hembra de los pelos, no llegó a ser muy bien entendido, ni mucho menos valorado. Además, que estando Susana por ahí, cualquier cosa es posible.
Espléndido final para una batalla colegial muy bien descrita.
Besos.
Es que a Jesús Alonso Elejoste cuando era niño, ahora no sé, se le daba mal escribir cartas de amor y temía las contestaciones…, por eso quería ligar por correo aéreo.
El relato: fresco, ágil, simpático -por adjetivizar un poquito-; además es curioso y alegre…, y oportuno, un descanso antes de que suenen los clamores a llantina que se presienten…, por esto último también considero al texto un capricho algo malévolo pero muy inteligente.
Divertida batalla que imagino recordamos todos como real ¿Quien no ha vivido una guerra entre chicos y chicas o incluso entre el mismo sexo? Eran sanas y estumulantes ,las de antes ahora la historia va por otro lado . En cuanto al relato bien contado y buen y tierno final. Lo unico que mi prima Susana nunca hubiera dicho eso si queria ser de la familia deberia haber contratacado con al menos el cartabon. Buen relato Paloma. Divertido.ese guiño de nombres
Venus y Marte a escala infantil, pero igual que en las grandes epopeyas clásicas, un error lleva al desastre. Muy bueno.
Un saludo
JM
Como la guerra de Troya, un acto de amor puede desencadenar una cruenta contienda. Tras leer tu relato, he recordado con nostalgia aquellas guerras colegiales en las que todos, alguna vez, nos hemos visto implicados.
Suerte y un saludo, Paloma.
Andá con mami Paloma… la que nos ha liado.
Y de quién era el coranzoncito eh? eh?
imagino que yo no salgo porque me habían echado ya de la clase verdad¿?.
Me he reído mucho, gamberrilla
!Ayyyy! Esas batallas las he presenciado tantas veces en mi trabajo…
Paloma, qué buen ritmo tiene tu cuento y cuanta fluidez. Suerte y saludos
En mis tiempos, aunque como diría la madre de Mafalda, los tiempos de ahora también son los míos, el borrador que volaba y terminaba en brecha lo habría arrojado el profesor, y tu a casa y a callar y a decir que te habías caído.
Muy divertido y con moraleja, es como darle un filete de carne a un tigre esto del primer intento de ligar.
Un beso.
Muy entrañable tu relato, con sorpresa final.
Suerte.
Je,je, os habéis dado cuenta del guiño a algunos amiguetes de aquí.En la próxima quedada podemos hacer una guerra de chicas (mayoritarias) contra chicos (valientes). Gracias por comentar, me alegro de que os haya sonado esta batalla y haya desengrasado un poco el tema del mes.
Muy simpático, Paloma, y con un ritmo muy adecuado al tema.
Y me quedo con tu «contraataque Milán»: si yo fuera estratega, le pondría ese nombre a una maniobra de eliminación del enemigo. Qué hallazgo.
Saludos.
Me ha encantado. Concuerda muy bien el estilo literario, sencillo y con pinceladas de humor, con el tema. También me gusta como has jugado con los nombres, que non son casualidad, seguro. Y el final pone la guinda.
Un relato así es… imprescindible, necesario. Efectivamente vendrán llantinas porque el tema incluso obliga, por eso este relato tiene que guardarse en un aparte y leerlo una y otra vez, alternándolo con el resto.
¡Qué frescura! ¡Que bonito! Volviendo a la infancia, cuando me torcía un tobillo, mi madre me ponía dos cubos de agua. Uno con agua muy caliente y otro con agua fría. Tenía que sumergirlo alternativamente en uno y otro. Este relato es el del agua fresca.
Felicidades, Paloma
Modo nostalgia total. Me has recordado cuando, un poco más mayores, jugábamos a paella (cada fila era un ingrediente y el ‘cocinero’ al nombrar el alimento en cuestión debía conseguir que los de esa fila se pusieran de pie. La cosa era que el profe no te pillara levantado.)
Y el olor a goma Milán recién comprada… Esos recuerdos escolares…
Suerte.
¡A esta guerra yo si me alisto! Y encima si los proyectiles son mensajes de amor….
¿Podría ser que te hubieras divertido una «jartá» escribiendo este relato? , porque se nota, y el juego de nombres que me suenan y a los que lastimosamente no pongo cara dará mucho que hablar.
Divertido relato de una batalla que comenzaba sin más en cualquier momento de cambio de clase. Inocencia del enamorado que provoca más la rabia y enfado que una sonrisa en su amor platónico. Y es que vaya idea tirar corazones arrugados a una dama.
Ágil y bien narrado,la escena la vives a la vez que la lees.
Un beso Paloma.
Buenísimo, me encanta la frescura, el cuento cuento, repleto de niños, de infancia, de batallas sin heridos graves. Es cómico, tierno, real, y muy divertido y encima con ese corazón que ya tengo clavado con este relato en el mismísimo idem.
Un abrazo artista.
Joee… Si es que no te enteras.
Estoy harto de meterme con tus coletas a lo Pipi Calzaslargas.
Con tus vestiditos de cuadros.
Con tus cromos de niñas.
No soporto que ahora te gusten los Pecos, ni Iván, ni el Pedro Marín ese de los huevos.
Porque lo que me pasa es que estoy por ti.
Y me molas cantidubi. Más incluso que las Milán olor nata, y las pinturas Alpino.
Y lo que quiero es llevarte en mi BH, y darte un beso con sabor a fresa ácida.
Pero, como no te das cuenta, seguiré lanzando hojas de papel a tu pupitre.
Y ya sé que dibujo mal, pero juro que esa cosa rara que me ha salido en realidad era un corazón…
Hala, hala qué cosas tan chulas me decís. Me pongo colorada…de gusto.
No sé si es porque me llega de cerca o porque es una caña, pero me pasaría todo el día leyendo relatos de este tipo. Microrrelato de aula, de los que en clase triunfan seguro.
Pues me resulta muy divertido y muy original. Lo he vivido intensamente y me ha mostrado lo divertido que puede ser una clase a pesar de (ejem ejem) el profesor XD. Gran relato y gran enforque. Mucha suerte 🙂
Ay que batallas mas dulces eran esas. Aunque en mi cole no se estilaban, los reglazos en la palma de la mano te disuadían de cualquier intento.
Besos
Muy divertido Paloma. Un relato muy fresco que se deja leer estupendamente con ese aire nostálgico de época escolar.
Un abrazo
Divertida batalla, al igual que las de las almohadas, nos llevan a la niñez.
Felicitaciones
Una batalla muy dulce y cargada de nostalgia. todo un acierto en este mes de comienzo de curso. En cuanto al texto yo destaco el ritmo, muy ágil, como la propia batalla.
Ah! y ¡vivan las chicas!
Ganada la batalla o no de ese mensaje enviado, me ha encantado!
Batalla de alto nivel, a pesar de la corta estatura de sus protagonistas. Me ha gustado mucho, tocaya. Un abrazo.