67. Como estar en el cielo
“Tu cielo no era lo que parecía, ahora serás el que no fuiste, en otro cielo distinto” Leímos labrado en la lápida de la pulcra tumba que intentaban abrazar las ramas de la engañosa adelfa. La anciana, perfumada y vestida con suma elegancia, nos contó. La tumba ni estaba hundida ni la cubría el musgo. Tampoco flotaba la bruma en el jardín exultante ni el cementerio era un lugar sombrío. El día sugería alegría y, cegados por el intenso sol, pensamos que aquello no parecía Galicia. Todo funcionaba a contrapelo, con retorcida avidez el mundo nos engañaba. De hecho, la mujer nos previno como un ángel: “De engaño y fracaso se puede deshilar una vida titilante. Una luz celestial lo confundió y le hizo volar adonde no creía volar. Fue un cándido entusiasmo el que lo nublaba, en la fosa de su infancia, un juego de amigos, una plenitud que nosotros no comprendíamos, que lo consumió extraño y feliz durante una década y que terminó buscando como un casto anacoreta, despojado y ascético, lejos de sí mismo, bebedor sibarita de la muerte. La heroína fue su paradoja, su triste y gozoso cielo”.
Marcos Santos Gómez
MARCOS, que pena de vida tan desaprovechada. Suerte y saludos
La heroína como paradoja, la droga como paradoja, y sin ánimo de moralizar, sólo interpretando la vida, sólo describiendo el claroscuro que somos. ¡Gracias por vuestros comentarios, Calamanda y Ana! Suerte también a ambas.
Hay cielos que como bien describes, también pueden ser infiernos. Lo has narrado de una manera muy poética. Te deseo mucha suerte 🙂
Muchas gracias, Juan Antonio!!