44. Compañero fiel (Blanca Oteiza)
Lo enterraban mientras sonaban las campanadas anunciando un nuevo año. “Nadie le echará de menos”, se decían mientras la tierra húmeda cubría su cuerpo.
A última hora de la tarde irrumpió en sus vidas pidiendo una taza de café caliente o alguna sobra que pudiera aliviarle, sin embargo lo que halló fue la burla y menosprecio.
La gente pasaba por la acera vestida con sus mejores galas apresurada por llegar a la cena de nochevieja. La pareja se encontraba a punto de echar la persiana cuando el hombre harapiento entró en el local. No quisieron escucharle, “será caradura, no ve que estamos cerrando”. Tras una serie de insultos y faltas de respeto llegó el empujón fatal que le tiró al suelo golpeándose la cabeza tan fuerte que ya no despertó.
Junto a los cartones que hacen de hogar el perro espera su llegada, acurrucado sintiendo la ausencia que le proteja del sonido de cohetes y petardos.
Ana, muchas gracias por tus palabras. Me alegro que te haya gustado mi relato, me hace ilusión.
Felices Fiestas Navideñas para ti y los tuyos. Besos
Gracias Ana por tu apoyo, aunque me temo que no va a poder ser. Al ser miembro del jurado mi relato queda ya fuera de concurso.
Sí, se antoja tarea complicada el trabajo de jurado, pero lo haré lo mejor que pueda.
Un beso y Felices Fiestas Navideñas.
Recuerdo un lema que se aplicaba más en Nochebuena que en Nochevieja: siente un pobre a su mesa, algo que hemos olvidado totalmente y a lo que muy poca gente estaría (o me temo que estaríamos) dispuestos. Unas personas que olvidan que otras también lo son, a las que no les queda ni un resto de humanidad ni siquiera para tener el gesto de dar algo de lo que les sobra, a quienes un perro les da una lección de fidelidad y entrega.
Un texto que llega directamente a la conciencia
Suerte y abrazo, Blanca
Gracias Ángel por tu comentario.
Sin duda, en muchas ocasiones los perros tienen más fidelidad que las personas, pues a sus amos los acompañan hasta la muerte.
El lema de Siente un pobre a su mesa, creo que muy pocos lo aplican en esta sociedad cada vez más individualista.
Un abrazo
En los pueblos pequeños el pobre era de todos. Tenía nombre o apodo y hasta, a veces, un poco de trabajo limpiando algún huerto o haciendo algún recado. En las ciudades el pobre no tiene nombre, es un «sin techo» que por ser de muchos no es nada de nadie salvo de su perro.
Bonito cuento de Navidad . En mi niñez, que no en mis tiempos que siguen, gracias a Dios, siendo estos, llorábamos en Navidad con el cuento de Andersen y sus tétricas ilustraciones: «Anita la fosforera».
Saludos, Blanca
Gracias Jesús Alfonso por tu comentario. La vida en las ciudades siempre ha sido y es muy diferente a las zonas rurales, incluidos los pobres.
Un abrazo
Hola, Blanca.
Un relato que muestra la deshumanización que nos envuelve y lo tremendo que, sobre todo en estos días, es estar solo y no tener nada que llevarte a la boca… cuando las mesas están repletas en todas las casas. El único que le echará de menos es su fiel amigo.
Es precioso, muy emocionante.
Felicidades, bonita.
Un abrazo con besos.
Muchas gracias Towy por tus palabras. Sí, tiene que ser muy triste contar con la sola compañia de tu perro y sin nada que comer.
Un abrazo con besos para ti también guapa.
Rompe el corazón, pero es cierto que ocurren estas cosas… y no sólo en Navidad.
M Carmen, gracias por tu comentario. Estas situaciones ocurren todo el año, pero parece que llegando estas fechas nos volvemos más sensibles, aunque debiera ser siempre como en épocas navideñas.
UN abrazo
Un escalofrío he sentido al leer este estupendo relato sobre una realidad que vemos, por desgracia; bueno, mejor por injusticia, en cualquier esquina de nuestras ciudades. Lo peor es que nos estamos acostumbrando a verlo como algo normal.
Su única compañía es la de ese amigo fiel que nunca les abandona y comparte un mismo trágico destino.¡Triste!
Suerte. Feliz Navidad.
Gracias María por tus palabras.
Sí, parece que al acostumbrarnos a ver personas sin techo, lo veamos como algo normal. Aunque es triste, y más en los tiempos que corren donde cada vez hay más gente pobre.
Un abrazo
Duro golpe a la conciencia colectiva e individual, poco hacemos quizás para cambiar las vidas de los más necesitados. El egoísmo es la bisectriz del ser humano en plena vorágine capitalista y de consumo.
Abrazos y suerte
Manuel cierto, vivimos en una sociedad cada vez más individualista donde nos fijamos en nosotros mismos sin mirar al vecino. Bueno, si le va mejor que a nosotros, entonces nos fijamos por envidia.
Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo
Sólo un pequeño matiz. Si se supone que ya hablabas en pasado cuando lo estaban enterrando, si cuentas lo sucedido antes de ese momento, queda mejor «había irrumpido» que irrumpió a secas. Por lo demás, confirmo lo comentado de que lo que cuentas es lo contrario a los cuentos de Navidad y que, en este tiempo que vivimos, por desgracia, es la vida misma…
Charo, gracias. Precisamente la mejora que me comentas la estuve dudando bastante si poner irrumpió o había irrumpido. Finalmente opté por la primera porque me pareció que sonaba mejor.
Un abrazo
Blanca, me ha gustado esa visión del pobre al que nadie le ofrece un poco de espíritu navideño; y la espera del perro que se hará eterna. Abrazos y suerte.
Muchas gracias Lorenzo por tus palabras.
Si, a menudo solemos mirar para otro lado cuando no nos interesa lo que vemos. En cambio, el pobre perro será el que note su ausencia.
Un abrazo
También se puede interpretar como un ejemplo de la insolidaridad de los que se creen más que los demás, hasta llegar al desprecio de enviarlos al olvido para que no molesten.
Muy bonito el título, Blanca.
Gracias.
En el titulo he querido reflejar lo nobles y fieles que son los perros (la mayoria) que no abandonan a sus amos queriendoles incondicionalmente.
Un abrazo
Hola, Blanca, resulta que el perro en tu micro tiene más sentimientos que los seres humanos. Un micro que te da mucho de pensar a la gente abandonada sin techo y el menosprecio te la gente acomodada. Me gustó mucho, amiga, te deseo unas felices fiestas,Sotirios.
Gracias Soti por tus palabras, siempre un placer tenerte por aqui.
Felices Fiestas a ti tambien.
Plantificas delante de nuestras miradas ese desgarrador modelo que a cada paso más terreno gana entre la sociedad.
Enhorabuena por tus hermosas palabras, que dejan tan a la luz la crueldad del ser deshumano.
Gracias Ton por tus palabras.
En la sociedad actual, creo que caminamos cada vez más al individualismo, sin mirar al prójimo, pero en cambio creo que a la vez las personas se sensibilizan más cuando hay algún problema que nos toca de cerca.
Un saludo
Jo, Blanca, qué pena leer este relato que tan bien refleja una sociedad fría, deshumanizada…, en la cual un animal parece ser el único que tiene sentimientos. Triste, asustada me has dejado.
Un abrazoooo y FELICES FIESTAS para ti.
Amparo, no te asustes! Aunque hay mucho de verdad en el relato, creo que la mayoria de las personas tenemos buenos sentimientos!!!
Un abrazo y Felices Fiestas Navideñas
Blanca, cuentas mucho y bien, y tambien callas mucho en tu historia, reflexiva y directa. Suerte y felices fiestas
Gracias Calamanda. Sí, podría contarse más, pero me pasaría de las 200 palabras…
Un abrazo y Felices Fiestas Navideñas
Un relato que remueve nuestras conciencias porque sabemos que es reflejo de muchos casos reales; personas que nunca pensaban que les podría tocar vivir una situación así de extrema.Todos tenemos palabras solidarias para temas como este, pero a la hora de la verdad, aparte de colaborar con unas monedas (en el mejor de los casos), nos es difícil comprometernos más con esas personas. Bueno, Blanca, muy interesante y bien contado. Suerte y Feliz Navidad para ti y los tuyos.
Juana, cierto que muy pocos reaccionamos como debieramos ante estas situaciones, incluyendome yo misma.
Muchas gracias por tu comentario y Felices Fiestas Navideñas a ti y los tuyos también.
Sensible relato que nos hace pensar. Los perros siempre fieles a su dueño, sin embargo a veces somos invisibles para las personas. Es triste… Tus palabras lo relatan de manera muy acertada.
Feliz navidad Blanca, un beso.
M°Belén, gracias por tus palabras.
Felices Fiestas Navideñas para ti y los tuyos
A veces los animales son más humanos que los que se hacen llamar así.
Un pobre que comparte con su perro. Un perro que será el único que le echará de menos.
Precioso relato. Emotiva historia. Besos.
Gracias Virtudes, siempre un placer leer tus comentarios.
Sí, triste que el único que le eche de menos sea el perro, que queda huérfano.
Un abrazo
J u a n, muchas gracias por tu comentario. Cierto, que aunque nos creamos libres de llegar a ser un día mendigos, nunca se puede saber que nos depara el destino.
Un abrazo
Blanca, buen reflejo de esa otra realidad tan alejada de los comercios y luces de neón. El perro no sabe de espíritu navideño, pero su amistad es incondicional durante toda la vida. Muy bueno. Abrazos.
Gracias Salvador por tu comentario.
Existen ambas Navidades, las de compras, adornos, etc y las que viven personas que no pueden permitirse ese tipo de gastos.
Los perros no saben de Fiestas, pero su amor dura toda la vida.
Un abrazo
Este relato me golpea doblemente, por el pobre hombre y el pobre perro. No sé cual me duele más. Al menos el hombre dejó de sufrir.
Edita, la verdad es que como dices el hombre ya ha dejado de sufrir, pero el perro me da verdadera lástima lo triste y solo que se queda sin su amo. O encuentra un alma caritativa que lo adopte o se muere de pena en breve.
Un beso
Auténtico cuento de Navidad, muy bien contado. Por mi parte no tengo dudas acerca de la incondicionalidad perruna. Todos deberíamos tener perro para aprender de ellos. Yo ya he empezado.
Gracias.
Cierto, yo tuve perro y es entonces cuando te das cuenta de los sentimientos verdaderos que tienen hacia con su familia.
Un abrazo
Hola Blanca. Ellos siempre nos esperan, me ha gustado mucho el detalle del miedo a los petardos, una realidad que esos días tantos miedos causa a los pobres. Muy bonito, Un abrazo.
Gracias Eva,
Precisamente esa frase la añadí porque en los últimos años especialmente se ha extendido la costumbre de tirar petardos esa noche. Nosotros tuvimos perro hasta hace unos años y lo pasaba muy mal en noches como Nochevieja.
Un abrazo
Me ha recordado algunos detestables episodios que de vez en cuando nos sorprenden en los noticiarios. Aunque estoy seguro que suceden muchos más de los que salen. Gran contraste el que nos has mostrado, con fatídico final y cierre de los que hacen pensar. Mucha suerte este mes con lo que se te viene encima 🙂
Muchas gracias dobles, por tu comentario del relato y por la suerte que me deseas…
Un abrazo y Felices Fiestas Navideñas
Hola Blanca. Tu relato me ha recordado al cuento de «La cerillera». Cuando mis niñas me piden que se lo lea tengo que recomponerme porque se me saltan las lagrimas, no puedo evitarlo. Ese y el del Príncipe feliz. Me duele cuando los leo.
Son historias, como la tuya, que duelen porque sabemos que son ciertas.
Besos
Gracias Isabel,
Esas historias que duelen, como bien dices es porque sabemos que existen en la realidad.
Un beso
Blanca, un relato que narra una realidad cruel en la que brilla la fidelidad de ese perrito, que muestra mucha más humanidad que el resto de personajes. Muy conseguido. Un abrazo
Gracias Concha por tu comentario.
Sí, quise destacar la humanidad que tienen la mayoria de los perros, compañeros inseparables de sus dueños.
Un abrazo
Blanca, un bonito y tristísimo relato, que nos lleva a pensar en nuestro egoísmo y en la lección de lealtad del perrito.
Un abrazo fuerte.
Gracias María por tu comentario.
Sí, es un relato que nos hace pensar…
Un abrazo
Eva quedó en enviarnos fotos de sus perritos en adopción y nunca nos llegó nada de ella. Le pido que lo haga. Saludos.