118. COMUNICACIÓN ESCRITA
Aquella afamada pareja de escritores solamente vivía para sus letras. El hastío fue cubriendo poco a poco su relación con un velo de indiferencia. Solo se comunicaban mediante títulos de libros.
Cada atardecer coincidían en su sala de lectura. Mientras permanecían allí, únicamente el susurro de las páginas al pasar cortaba el muro de silencio que los separaba. Entonces alzaban sus ojos y por un instante cruzaban sus miradas.
En su última conversación eligieron la misma autora, la escritora de novelas románticas Megan Maxwell. Él le envió “Te esperaré toda mi vida”, entonces ella decidió contestarle con la novela “Ni lo sueñes”.
Jamás volvieron a verlos juntos de nuevo.
Hoy quiero confesar que jamás había oído hablar de la ínclita Megan ni del Chick lit, ni del Time travel, ni de tanta literatura, al parecer, maravillosa. Lástima, pero me temo que me voy a quedar como estaba. Curiosa historia, donde la lectura parece tener su importancia, incluso, hasta el último momento. Suerte, Javier. Un saludo.
Javier, bueno, no iba tan mal la relacion, compartian esa fuerte pasion por la lectura; aunque parece no ser suficiente. Original propuesta. Suerte y saludos
La comunicación escrita es un arma poderosa, gracias a ella el ser humano ha llegado a ser lo que es. Pero las personas son aún más complejas y completas. El hecho de que una pareja comparta una misma pasión y afición no tiene por qué ser materia suficiente para que su relación prospere, parece que hace falta algo más.
Utilizar títulos de obras para conformar un relato es un recurso realmente imaginativo, además de eficaz, que puede conducir, como es el caso, a definir el desamor con pocas y contundentes palabras.
Un abrazo fuerte, Javier. Suerte